En la escuela filosófica cínica, fundada por Antístenes en la antigua Grecia, allá por la segunda mitad del siglo IV a.C., se consideraba que la felicidad venía dada siguiendo una vida simple y acorde con la naturaleza, y que el hombre llevaba en sí mismo ya lo elementos para ser feliz. Consideraban, además, que el hombre con menos necesidades era más libre y por ende más feliz. Gran verdad, como también, el proverbio árabe anónimo: “El conquistador acaba siendo el esclavo de su conquista”.
Hemos comenzado un nuevo año y mis deseos para todos de Felicidad, Amor y Paz se complementan con mis deseos de una profunda toma de consciencia de que “Menos es más” en todos los matices de nuestra vida material y espiritual: cuantas menos necesidades materiales, artificiales la mayoría, más preservaremos y sostendremos el Planeta; cuantos menos apegos a las cosas y a las personas, más libertad, más liviandad, más alegría, más evolución…
Pierre Rabhi, agricultor, político, escritor y filósofo francés de origen argelino, es uno de los propulsores del agro-ecologismo ya en los años 60 del pasado siglo, además de partidario del movimiento “Regreso a la Tierra” y autor de libros tan interesantes como “Manifiesto por la Tierra y el Humanismo”; “Ecología y espiritualidad”; “Un nuevo mundo en marcha: para una sociedad no violenta, ecológica y solidaria” y “Hacia la sobriedad feliz”, entre otros muchos.
En este último libro “Hacia la sobriedad feliz”, Pierre Rabhi hace un llamamiento hacia la moderación y el equilibrio, y dice que “No sólo importa qué Planeta dejamos a nuestros hijos, sino también qué hijos dejamos a nuestro Planeta”. Una sabia reflexión pues, sin lugar a dudas, la educación que reciban nuestros hijos en estos momentos será decisiva para el futuro de nuestra especie.
Imbuidos en la filosofía del consumo “usar y tirar” no somos conscientes la mayoría de las veces hasta qué punto es importante nuestra pequeña actuación individual: tan sólo mencionar que si conserváramos durante dos años nuestras prendas de abrigo (por citar un ejemplo) ahorraríamos un gran consumo de agua (necesaria para su fabricación) a la vez que dejaríamos de emitir un alto contenido de CO2. De igual modo, con toda la tecnología que tenemos y usamos.
Nuestro futuro más inmediato pasa por la creatividad y la educación en valores que nos hagan responsables de nuestras pequeñas/grandes actuaciones y que nos permitan, a su vez, hacer un uso equilibrado de todo lo que la Tierra nos ofrece, así como de toda la tecnología que estamos creando.
Un estilo de vida sobrio, moderado, consciente y responsable es el camino que puede llevarnos a cambiar el mundo y a una mayor felicidad.
Que el 2020 sea el año en el que retomemos masivamente esa conexión a la Madre Tierra, la respetemos y gocemos del supremo bien de la belleza que es la Vida. Tenemos el poder para crear un mundo mejor, más igualitario, pacífico y sostenible, tan sólo necesitamos nuestro compromiso individual. Si tu cambias, el mundo cambia.
¡Feliz 2020!¡Un abrazo de Luz a tod@s los lectores de AsíesBuñol magazine!
Emi Zanón Simón
Escritora