50 años del primer número de la revista Voces de Buñol

Corría el mes de julio del año 1968, cuando un grupo de jóvenes entusiastas decidieron lanzar a la calle la revista “Voces de Buñol”. Un almanaque, que según rezaba su subtítulo, era un “mensual literario y de información local”. Es decir, lo más parecido al periodismo que conocemos hoy en día y más que necesario en aquellos tiempos en los que la información era más bien escasa.

Bien es verdad, que “Voces de Buñol” vino a tomar el relevo de dos revistas o mensuales anteriores. Uno de ellos fue “La Voz de Buñol” que se editó desde abril de 1951 a septiembre de 1963. Y el otro, en definitiva el germen de todo esto, “Ecos de Buñol” que se remonta al año 1916. Estos dos ejemplos, sumados al que nos ocupa, son claros exponentes de que Buñol era un pueblo adelantado a su tiempo, donde habitaba gente con inquietudes y emprendedora, que querían plasmar sobre papel la identidad e idiosincrasia de una localidad.

Esa fue la razón por la que en julio de 1968 salió a la calle el primer número de “Voces de Buñol”. Según ha podido saber esta revista, la idea de poner este proyecto en marcha surgió de Eduardo Ruiz -ya tristemente desaparecido-. Fue él quien se supo rodear de los mejores jóvenes de aquella época. Entusiastas con ganas de contar cosas de su pueblo y de entretener a sus vecinos con sus historietas y noticias. Eduardo Ruiz, contó con Cecilio Alís y Juan Martínez. Entre los dos compartían la tarea de dirigir la revista, aunque según nos cuentan, Cecilio Alís, al ser maestro, tenía menos tiempo para encargarse de la gestión de los contenidos. También pasó por esa dirección Salvador Lacruz Gilabert.

El objetivo de “Voces de Buñol” era reflejar la vida de un pueblo. Se editaba de manera mensual y la portada siempre iba en color y el resto de contenidos en blanco y negro. La portada era elaborada, generalmente por el director y solía incluir imágenes o motivos identificativos del municipio como: la fábrica de cementos, alguna fábrica de papel, y las fachadas del Teatro Montecarlo y del Palacio de la Música. Entre los contenidos se podía encontrar: pasatiempos, noticias de la localidad, noticias deportivas, cartas al director, historias sobre algún personaje o anécdotas sobre algún suceso importante ocurrido en la localidad. Incluso en alguno de los números ya aparece una sección femenina bajo el título de “Ellas”, que escribía una tal Sonia.

Y para escribir todo esto, “Voces de Buñol” contaba con unos grandes colaboradores. Unos, según nos cuentan, no faltaban a la cita de cada mes y otros escribían cuando sus trabajos o el tiempo se lo permitía. Entre los que no fallaban a la cita mensual estaban Miguel Galán o Luis Furriol, colaborador de esta “Así es Buñol magazine” que nos dejó hace unas semanas. También nos dicen que hasta escribían personas que no vivían aquí, pero que pasaban sus veranos y fiestas de guardar en nuestro pueblo y conocían perfectamente la realidad social. Otros nombres destacados -no están todos- que pasaron por las páginas de este mensual fueron: Julián Calvo Morales, J. Fernando Galarza, Joaquín Manzano Pilán, Pedro Vallés Guaita o Manuel Más, entre otros. Todos ellos, y muchos más se reunían cada mes para decidir los contenidos que iban a incluirse en el próximo número. Uno de los primeros lugares donde se citaban era en la sede del sindicato CNS. De allí los trasladaron a la antigua emisora de radio, situada en el Castillo de la localidad.

Con este artículo queremos rendir homenaje al primer número de “Voces de Buñol” que salió a la calle hace 50 años y que se imprimó en Gráficas Garmas. Este mensual podía salir a la calle, a parte de por el apoyo y ayuda de los colaboradores en la redacción de los textos, gracias a la ayuda del Ayuntamiento de Buñol. Otro de los apoyos fundamentales eran los socios, muchos por aquella época, que con sus cuotas sostenían la publicación. Además, todos ellos y ellas al mes recibían la revista en su propio domicilio, ya que un repartidos la llevaba en mano a cada casa. También, como había mucha gente del pueblo viviendo o trabajando fuera, otras tantas revistas se mandaban por correo a varios puntos del país y todo ello costeado por la propia revista.

Según nos cuentan, fue una época muy bonita y un proyecto muy gratificante a la vez que agotador en muchas ocasiones. No obstante, el trabajo valía la pena solamente por las palabras de ánimo y de gratitud de las vecinas y vecinos de la localidad que paraban a los autores y colaboradores de la revista por la calle y les decían cuánto les había gustado el número de aquel mes. Sin duda, “Voces de Buñol” contribuyó a vertebrar una sociedad como la buñolera y reflejó como nadie la vida, las costumbres, la cultura y las inquietudes de un pueblo. 

Gracias a que muchas vecinas y vecinos conservan la gran mayoría de los números de “Voces de Buñol” podemos conocer cómo se vivía en aquella época, cuáles eran los intereses comunes y qué camino seguía nuestra localidad. Sin duda, “Voces de Buñol” es todo un ejemplo y un espejo donde mirarse para los autores de “Así es Buñol magazine”, que no tienen otro objetivo que el que ya tuvieron los antiguos autores del resto de magazines, que como “Voces de Buñol”, nos preceden. Gracias a aquellos maestros y maestras por enseñarnos un camino que seguiremos con el mismo objetivo que tenían ellos y ellas: reflejar la vida de un pueblo

A Juan Martínez, director de “Voces de Buñol” y a Agustín Sierra, miembro del Ateneo de Buñol.

Luis Vallés Cusí
Periodista

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