8M Ante la emergencia social, el feminismo es esencial

Este será el primer ocho de marzo en muchos años en el que no podremos tomar las calles para reivindicar la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres, para defender la idea revolucionaria de que las mujeres somos personas. Y aunque no podamos tomar las calles, tomaremos la palabra, para seguir denunciando la discriminación que sufrimos por el mero hecho de ser mujeres, la violencia machista, la discriminación salarial, la mercantilización de nuestros cuerpos, las violaciones y agresiones sexuales, la mayor precariedad laboral, la injustica patriarcal, los feminicidios. 

Si tocan a una nos tocan a todas, porque quien cree que puede despreciar, comprar, vejar o agredir a una mujer, cree que lo puede hacer con todas. Y esa es la fuerza del feminismo, incombustible durante tres siglos, saber que el machismo no es un problema individual sino colectivo, y que colectivamente tenemos que combatirlo.

Todo esto se ha visto agravado por una pandemia que ha provocado una crisis social, sanitaria y económica, que castiga más a las mujeres, porque estamos más empobrecidas, somos más precarias y además somos las que mayoritariamente cargamos con todo lo que tiene que ver con los cuidados. Esta crisis ha puesto de manifiesto que lo más importante es la vida, y nuestra capacidad para cuidar de ella, por eso hablamos de los servicios esenciales, de la necesidad de protegerlos y de la necesidad de la corresponsabilidad en los cuidados. Esta emergencia sanitaria ha evidenciado que el capitalismo es incompatible con la vida, y con la idea de igualdad, no puede existir una sociedad feminista en una sociedad capitalista, porque hemos aprendido que la vida, el valor de una vida no es cuantificable en dinero, y que la organización social del cuidado es muy deficiente. Debería haber un sistema estatal de cuidados que pusiera en valor la vida, deberían eliminarse las patentes de las vacunas ante una emergencia sanitaria, y deberían recuperase todos los servicios esenciales que están en manos privadas. 

Especialmente los cuidados ha sido una reivindicación histórica del feminismo, poner la vida en el centro y no los beneficios de las grandes empresas. Nosotras, esenciales en la vida, también somos esenciales en la lucha. El feminismo ha mejorado la vida de las personas y la calidad democrática de las sociedades.

Las mujeres somos siempre las más afectadas por las políticas de recortes, lo que nos convierte en ciudadanas de segunda, sobreexplotadas, empobrecidas, recluidas en el hogar, cuidadoras forzosas y vitales. El confinamiento ha sido duro para todas, para las mujeres que teletrabajaban con dobles jornadas laborales, para las que trabajaban en servicios esenciales, las que están en ERTE o sin contrato, y especialmente duro para las mujeres dependientes o que tenía a su cuidado a otras personas dependientes, o estaban en casa con su maltratador, su proxeneta o su asesino. El aumento de los casos de violencia de género, las dificultades para cerrar los prostíbulos por la falta de una ley abolicionista, así como los problemas habitacionales que evidenciaron que no todos los hogares son un refugio ni están en las mismas condiciones.

Este 8 de marzo es distinto, hemos tenido muchos, y muy distintos a lo largo de estos años, los multitudinarios, los de la cuarta ola feminista, los de la huelga feminista, empezaron hace poco, y no van a parar. Hemos avanzado mucho, pero es que han sido muchos años y muchas luchas, para luchar por nuestros derechos y para conservarlos. Y aun así, no quedan tan lejos ese grupo de mujeres, trabajadoras en una fábrica del textil que reivindicaban un salario justo, muchas ellas murieron luchando a principios de marzo del siglo pasado, por eso se conmemora este día como el día de la mujer trabajadora. Y hoy en día siguen las discriminaciones salariales, las brechas, los techos de cristal, el suelo pegajoso, el acoso sexual, mayores tasas de paro, o menos horas de contratación. 

Somos las mujeres que otras mujeres hicieron posibles. La lucha de todas, la complicidad, la sororidad y la justicia son nuestro motor, organízate y lucha, en tu pueblo, en tu barrio, en tu ciudad, encuentra a tus hermanas, aprende de las que tienen historia y de las que todavía la están construyendo.

Maite Gabaldón Ferreros
Presidenta M.D. País Valencià

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