A nuestro patrón San Cristóbal

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En el año 1062, si mal no recuerdo, se realizó oficialmente la primea ofrenda a San Cristóbal. No sé de quién, ni cómo surgiría esta idea, pero dadles las gracias, porque a más de 50 años de su iniciación seguimos celebrando la fiesta a nuestro patrón. Esta fiesta está arraigada a todos los conductores sea cual sea su categoría, pero especialmente a la rama del transporte de mercancías por carretera, es decir a los “camioneros”.

Me gustaría contar en qué consiste esta fiesta desde el punto de vista de una camionero y desde el punto de vista de un exmiembro de la comisión, tal cual fui yo un día.

Todo comienza en vísperas de la fecha del Santo Patrón. Te despiertas un viernes, fin de semana… y entonces caes en la cuenta que ese fin de semana, ¡es San Cristóbal!

Entonces, sábado, comienza todo un ritual. Si perteneces a la comisión, no paras un momento. Por la mañana a engalanar la ermita, decorar el portal de la madrina… y por la tarde, tras recoger a la madrina en casa, la bajada de la imagen de San Cristóbal a la Iglesia de San Pedro, y con ella comienza un acto muy especial, sobretodo para las personas que, como yo, viven con devoción la fiesta. Se lleva a la imagen a hombros hasta el altar, rodeada de gente emocionada y con verdadera vocación hacia ella. Es realmente un momento muy emotivo.

Una vez la imagen de nuestro patrón descansa en la iglesia, todos los socios y simpatizantes se trasladan al recinto, donde la comisión ha preparado con mucha ilusión una cena de sobaquillo. Al finalizar la cena se realiza la presentación oficial de la madrina de San Cristóbal para el próximo ejercicio, que será amenizada con una posterior verbena hasta que el cuerpo aguante.

Pero si no perteneces a la comisión, tu misión durante la mañana del sábado no es otra que limpiar, asear, ornamentar y dejar impoluto tu camión para el desfile del domingo. Luego por la tarde, ya te unes a la bajada del Santo y a todo lo que venga con ella.

Llegado el domingo, el Gran Desfile, el momento más intenso para todos los conductores. Desfilar con tu vehículo, en este caso mi camión, por las calles de Buñol, mientras suena la bocina al unisono del rugido del motor. ¡No me digáis que no es emocionante!

Aprovecharé este momento para dar las gracias a todos aquellos que participáis en el desfile: motos, coches, furgonetas, camiones… y en especial a mi padre, que me inculcó esta tradición y que gracias a él soy un camionero feliz.

Una vez finalizado el desfile, los socios y simpatizantes asisten a la tradicional comida de San Cristóbal. En ella todo transcurre con normalidad y buen estar, hasta que llega otro de los momentos más emotivos de la fiesta, la entrega de los Santos. Esta entrega, tal y como dice la palabra, consiste en otorgar a determinadas personal una imagen de San Cristóbal. Personas que por antigüedad de socio, por años de dedicación a la profesión, por devoción a la imagen o por cualquier otro motivo que sea considerado, son seleccionadas para este homenaje.

Cuando la comida, con todo lo que ella incluye, se da por terminada, llegaríamos al último acto de la festividad, la subida del Santo. Este sería el momento más triste de la fiesta ya que, una vez trasladada la imagen de nuevo a la ermita, la fiesta queda por finalizada y se pone fin a un año de trabajo, de ilusión, de esfuerzo y de entusiasmo.

He intentado transmitir brevemente lo que supone vivir la fiesta desde las dos partes posibles, pero no me despediré sin dar las gracias a las comisiones que han pasado y a las que en un futuro llegarán. Por su dedicación, coordinación y saber estar. Porque sin esas personas que lo dan todo a cambio de nada, la fiesta no sería posible.

Me despido escribiendo estas últimas palabras dedicadas a aquellos que en algún momento de su vida han estado a las manos de un camión. Buena Ruta, Buen Descanso y Mejor Retorno. Que San Cristóbal te guíe por el buen camino.

Ginés Esteve Veiga
Amigo Conductor

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