El accidente del Talgo en Buñol

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38 años se cumplen el próximo 30 de junio del fatídico accidente del Talgo en la localidad de Buñol, que acabó con la vida de un vecino del municipio y dejó una veintena de heridos.

Como decíamos, fue un 30 de junio de 1978, concretamente a las 13:40 h. Un tren Talgo nº 352 Madrid-Cuenca-Valencia colisionó con un camión, matrícula M-628.510, dedicado a transportes especiales, que arrastraba una góndola de grandes dimensiones con una caldera para una fábrica de cerveza. El vehículo quedó atrapado en el paso a nivel, al incrustarse una pieza metálica que portaba en la vía. Como resultado de esta colisión, un muerto y 20 heridos, 2 graves y 18 leves.

El fallecido fue Juan Belda, estudiante de Económicas de la Facultad de Valencia, que había llegado un día antes de vacaciones. Vivía al lado de las vías y no dudó en prestar ayuda al camión que quedó atrapado en el paso a nivel. El joven fue trasladado al Hospital Provincial de Valencia, con heridas de diversa consideración y finalmente falleció. El siniestro dejó dos heridos graves que también fueron trasladados al centro hospitalario. Fueron Vicente Moscardó, primo del difunto, y Alberto Uriarte Uribe, conductor del camión. Un tercer herido, José Hernández, también vecino de Buñol, regresó a su domicilio una vez fue atendido en el hospital. Entre los heridos leves estaba el conductor del Talgo, Manuel Martínez, que una vez se recuperó, colaboró en las tareas de salvamento de los pasajeros.

Los hechos
El camión, por tratarse de un transporte de este género, tenía ruta obligada, que pasaba precisamente por el lugar del siniestro. Al cruzar el paso a nivel, una pieza de hierro del camión se incrustó en la vía, dejando inmóvil el vehículo.

Inmediatamente, el conductor del vehículo, en compañía del guardabarreras, Claudio Poyo, de sesenta años, y los tres vecinos de Buñol ya citados (el difunto y los dos heridos), intentaron desbloquear el camión, sin conseguirlo.

En vista de que se aproximaba el Talgo, el guardabarreras echó a correr vía adelante con las banderas de señales para prevenir al conductor del tren del peligro. Al darse cuenta, el conductor frenó cuanto pudo el convoy, que estaba compuesto por la máquina y doce unidades, pero, aunque amortiguó mucho el golpe, no pudo evitar la colisión.

En ese momento continuaban operando en el camión su conductor y los tres vecinos de Buñol, que sufrieron las consecuencias del choque. El camión quedó partido en dos y la máquina y algunos vagones del Talgo sufrieron también desperfectos. El resultado trágico fue la muerte del joven buñolense, que solamente quiso ayudar a evitar un desastre.

Mateo y Luis.
Asiesbuñol.

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