“Los Radars” (1964-1968). Miguel Torres a la guitarra eléctrica, Roberto Zanón al bajo eléctrico, Ramón Zanón a la batería, y Ernesto Zanón a la guitarra eléctrica y la voz. En la fotografía aparecen con una guitarra eléctrica, pero eso sólo sucedió en las primeras actuaciones, donde actuaban con tres guitarras eléctricas y una batería. Luego Roberto Zanón adquirió un bajo eléctrico. El artículo “the” en el bombo es una licencia del fotógrafo, eran “Los Radars” y así eran conocidos por la gente del pueblo.
Nuestro principio serán los años 60, en un pueblo donde, al igual que en muchos otros, el ocio musical tenía dos caras. Una de ellas eran las verbenas, con “La Orquesta Harlem” como grupo estrella, y la otra, las particiones de las bandas que ponían música a “Los Bailes”, ya bien en los locales de las sociedades musicales o bien en Borrunes u otros parajes. Y es en este contexto, en 1964, cuando aparecen “Los Radars”, un conjunto con guitarras eléctricas y una mentalidad diferente. Para ellos no era suficiente tocar las canciones de actualidad, sino que en su repertorio de versiones se incluían temas de los modernos grupos que a ellos les gustaban. En este caso eran muy apasionados de “The Shadows” y las canciones de esta mítica banda sonaban constantemente en sus actuaciones.
La primera de ellas cuentan que fue en la piscina, en el descanso de una verbena, donde, ante la insistencia de “Los Radars” se les permitió tocar unos temas. Al público le encantó, llegando incluso a vitorear a este grupo de Buñol al inicio de la segunda parte de la verbena, generándose un pequeño desorden público. La semana siguiente, cuando el público asistente quería ver a “Los Radars” y se negó a entrar en el recinto, la organización del evento decidió cancelar el precio de la entrada, pero aún así los asistentes mantenían su posición de no entrar. Según cuentan, por allí apareció la guardia civil para tratar de “convencer” a la gente de que siguiera el cauce establecido del ocio y entraran en el recinto, ante lo que hubo cierta reticencia. Al final la gente entró, el espectáculo empe-zó tarde y fue una velada rara. Esta aceptación del rock tuvo consecuencias, ya que en el siguiente evento de esta índole fueron “Los Radars” los que pusieron la música, comenzando así una carrera de varios años.
Este pequeño desorden público no fue el único, ya que en 1968 apunta el periódico “Voces de Buñol” que en Borrunes se intentó reinstaurar la costumbre de que las bandas tocaran bailables, pero el público quería grupos y no bandas. Esta vez hubo abucheos y empujones varios, y la costumbre de que fueran las particiones de las bandas las encargadas de la música en este tipo de eventos desapareció de Buñol, a favor de los grupos y verbenas. Aunque después de “Los Radars” ya aparecen grupos que puedan sonar más en el imaginario buñolense, como “Los Juglares” y “Los Mongols”, de los que hablaremos en el próximo número, muchos somos los que pensamos que la tradición de grupos de Rock en Buñol empieza con “Los Radars”, ya que, pese a no componer sus temas, prescindían de guitarras españolas y vientos en su formación más básica y tocaban exclusivamente temas que les gustaban. No era sólo dar al gran público lo que quiere oir. Y eso se agradece.
Fe de erratas: “En el nº 0, al nombrar a los “Avena”, realmente se quiere decir “Mandrágora”. Es un error encadenado de otras publicaciones”.
Enrique Hernández Pérez.
Músico multidisciplinar.