Caminos hacia la música Vol. 3: Voluntad

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En el artículo de este mes, con un carácter algo más pedagógico de lo habitual, trataré de aclarar el por qué pienso que la VOLUNTAD es el único camino hacia un aprendizaje real y completo, y de cómo los docentes y familiares podemos ejercer una gran labor para ayudar a los jóvenes músicos a adquirirla.

La conclusión de este artículo es clara: sin VOLUNTAD no hay resultados óptimos ni continuidad. Y me gustaría explicarlo contraponiendo las dos formas de aprender música que se llevan a cabo en Buñol, y quizás de las confluencias entre ellas. Aunque en este número solamente hablaré de los inicios del aprendizaje en el mundo académico:

Cuando entras de niño a la escuela de música es algo un poco desconcertante, sabes que vas a aprender a tocar un instrumento, y puede que no lo elijas ni siquiera tú mismo, ya que depende de muchas cosas: que sepas lo que quieres (con 5 o 6 años lo dudo), que queden en la sociedad que elijas instrumentos de ese tipo para ofrecer a los nuevos estudiantes, o que tus padres se arriesguen a comprarlo (y que luego no te guste…).

En este marco académico pasan muchos años hasta que tocas cosas que valen la pena, o que al público puedan resultarles de interés artístico, o lo más importante, música que sea de tu gusto (pero de verdad, no que te guste de rebote, o que creas que te gusta porque la adrenalina que generas mientras tocas te hace pensar que es lo máximo).

En mi experiencia como pedagogo me doy cuenta de que ni siquiera a los 12 años la inmensa mayoría de estudiantes no tiene ningún tipo de criterio, ni preferencia, ni conocimiento de géneros, estilos, tendencias, ni siquiera los importantes del instrumento que estén estudiando… entonces me pregunto ¿seis años estudiando música y no tienes ni idea de nada que no sea tocar notas escritas y tener unos básicos conocimientos técnicos y teóricos sobre la música? ¿Vale la pena? Si desde el primer momento tienes la VOLUNTAD, añadida a la pasión artística, desde luego sí, ya que formarás parte de ese pequeño grupo de estudiantes que “conocen” música, que les apasiona, que lo tienen claro, y van como cohetes.

Es raro que en un estudiante de 7 años se desarrolle una VOLUNTAD tan enorme como para ponerse a investigar música, profundizar en géneros, conocer estilos clásicos y compositores de todas las épocas. Ahí entramos nosotros, los adultos.

En primer lugar, el ambiente musical es importantísimo, y si en casa no hay ambiente musical, y con esto me refiero a diversidad de estilos, a que se respire interés por el sonido en los hogares, a que suene música con asiduidad, a que los propios padres, hermanos, hermanas, abuelos y abuelas sean melómanos y con su actitud y amor hacia la música hagan ver a los jóvenes estudiantes que la música es algo inmenso y que vale tremendamente la pena.

Hay que hablar de música más allá de la industria y de los mediocres medios de comunicación habituales, que difunden por dinero exclusivamente, y no por agrandar y apoyar el mundo artístico real (y precisamente esto es lo que los hace mediocres).

Si en casa no hay música debería haberla en los amigos, y no me refiero a la moda trap ni a la mediocridad industrial, sino a la curiosidad, al descubrimiento, a tocar juntos, improvisar, discutir, compartir, y a disfrutar de la música en general como algo natural y habitual.

El tercer lugar donde deberíamos fomentar este sentimiento es en las aulas de música. El apasionado apego a la música se debe transmitir de profesor a alumno y esto se hace desde el ejemplo. ¿Cómo puede un profesor/a de música transmitir un sentimiento apasionado tan complejo si él/ella mismo/a no lo siente? Que pregunta más idiota: NO PUEDE.

Pienso que lo mejor para que un niño crezca como un músico completo desde el principio es no liarle la cabeza con prejuicios absurdos como decir que la música clásica es mejor, o que si la música de los medios de comunicación la escucha tanta gente por algo será (evidentemente esto es así precisamente porque sale en los medios de comunicación, y en los medios sale porque detrás existen empresas ávidas de hacer dinero a costa de la gente que usa concretamente este estúpido argumento). En edades tempranas escuchar música muy variada e interesarse por ella genera un bagaje cultural impresionante a la hora de afrontar estudios más avanzados.

A modo de epílogo, decir que apoyar la VOLUNTAD de un estudiante desde el principio es tarea de todos, y el ambiente musical es fundamental, así como la asistencia a conciertos como público, tocar con amigos, escuchar mucha música, probar muchos estilos… Justo lo que no se hace en las aulas, no necesariamente porque no se quiera o no se sepa, sino también porque, en mi opinión, los contenidos y la legislación las deben haber escrito una cuadrilla de chupatintas que poco saben de música, ni de arte, ni de nada que se le parezca.

Para que haya VOLUNTAD debe haber PASIÓN, y esta no suele llegar por arte de magia de la noche a la mañana. Ayudemos todos a hacerlas nacer dentro de los futuros músicos. No cuesta nada.

Enrique Hernández Pérez.
Músico multiusos.

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