Comer fruta y verdura y evitar alimentos grasos, claves para una dieta veraniega saludable

Expertos del Hospital de Manises recomiendan una buena hidratación a la hora de evitar un golpe de calor, ya que éste se produce cuando se da una deshidratación excesiva

Redacción.- La época estival ya ha comenzado y con ella llegan las dietas “milagro” para poder disminuir peso en los pocos meses que faltan antes de empezar las vacaciones. Muchos comienzan ya la conocidísima operación bikini y por ello, los especialistas del Hospital de Manises recuerdan que los hábitos saludables se deben tener en cuenta en todas las estaciones del año. Una correcta alimentación no solo implica el aspecto físico, sino que repercute en la salud de la población general. Aun así, frente a las dietas de moda que cada mes de mayo salen a la luz, no hay que perder el sentido común y las pautas higiénico-dietéticas claves para un estilo de vida saludable.

Entre las claves para que las dietas veraniegas sean efectivas y saludables no podemos olvidar la importancia de ingerir tres piezas (raciones) de fruta y dos raciones de verduras, que suponen entre 150-200g. “La fruta tiene una gran cantidad de agua en su composición, alrededor del 90%, lo que supone un buen aporte de líquido para hacer frente a las necesidades que tiene el organismo durante los meses de verano con altas temperaturas. además, nos aporta vitaminas, minerales y fibra, que contribuyen al buen funcionamiento del organismo y la prevención de muchas enfermedades”, explica Marc García, nutricionista del centro público valenciano.

Además, el experto nutricionista recomienda evitar las comidas pesadas, es decir, las ricas en grasas ya que también facilitan que se produzca un aumento de la temperatura corporal, con el consiguiente gasto de líquido que esto supone. Tal y como explica García al respecto, “tener una buena hidratación también es clave a la hora de evitar un golpe de calor. Porque éste se produce cuando se da una deshidratación excesiva”.

Entre los hábitos saludables que no hay que perder en estos meses más veraniegos es la práctica de deporte ya que es esencial en una buena dieta. Sin embargo, el momento en que llevamos a cabo la actividad física ha de ser revisado con respecto a otros meses del año. Es recomendable evitar hacer actividades pesadas ni deporte en las horas centrales del día porque se propicia una gran pérdida de líquido con el sudor. Ante esto, los profesionales del Hospital de Manises recuerdan que “las primeras horas de la mañana y últimas horas de la tarde pueden ser más adecuadas para la actividad física. Si se sale a caminar, se puede buscar lugares con sombra o cubrir la cabeza con algún tipo de gorra o sombrero”.

Dietas ‘a la moda’

Y es que, además de las tradicionales dietas para perder peso o mantener el cuerpo saludable en esta época del año, muchas personas inician métodos de adelgazamiento que cambian la manera habitual de comer hasta entonces. Ejemplo de ello son los conocidísimos ayunos intermitentes que cuentan ya con muchos seguidores.

Esta dieta consiste la restricción en la ingesta de alimentos durante un periodo de tiempo concreto, siempre realizado bajo las indicaciones de un profesional. Se puede iniciar progresivamente e ir aumentando de forma gradual la ventana de tiempo durante la cual se restringe el consumo energético, con el objetivo de ayunar de 14 a 20 horas al día. Existen diferentes tipos de ayuno intermitente, siendo el más conocido el ayuno de tiempo restringido (TRE) de 16:8, es decir se intercarla periodos de 8h de ingesta con 16 horas de ayuno.

Ante este tipo de dieta, los profesionales del Servicio de Endocrinología aconsejan que, como sucede en cualquier modificación del estilo de vida, ya sea alimentación o ejercicio físico, es muy importante que la persona que vaya a hacer la dieta del ayuno intermitente tenga la información adecuada para saber qué va a hacer, qué beneficios va a obtener y qué problemas pueden aparecer.

Entre otras consecuencias, los expertos explican que muchas personas experimentarán hambre, irritabilidad y una capacidad reducida para concentrarse durante los periodos de restricción de alimentos. Sin embargo, estos efectos secundarios iniciales generalmente desaparecen en un mes, pero es una situación a tener en cuenta que se debe advertir a las personas que quieran iniciarlo.

Por otra parte, los profesionales advierten que este tipo de dietas no presentan todavía una evidencia científica importante. En ese sentido, aunque puedan presentar beneficios para algunas enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer o los trastornos neurológicos; en estos casos es más necesario que nunca el asesoramiento y acompañamiento médico especializado, dado que es fundamental un seguimiento casa a caso de las peculiaridades de cada patología.

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