Como afecta el cambio de hora.

Los relojes se han adelantado este domingo 26 de marzo y a las dos de la madrugada han sido las tres. El horario de verano irrumpe reduciendo una hora de descanso. Este cambio horario surge por la directiva europea 2000/84/CE que afecta a todos los Estados miembros de la Unión.

Esta directiva obliga a la aplicación de un régimen de horario de verano para todos los Estados miembro con un calendario común para las fechas y las horas a las que debe comenzar y finalizar. Por lo tanto, no hay oportunidad de excepción.

Este hábito se remonta a la década de los 70, con la primera crisis del petróleo. Algunos países adelantaron sus relojes para aprovechar mejor la luz natural del sol y reducir así el consumo de electricidad. Según un estudio de la Comisión Europea, es positivo para el ahorro energético y otros sectores como el transporte, las condiciones de trabajo y los modos de vida, la salud, el turismo y el ocio.

Son dos los cambios horarios que se producen cada año. El de este domingo corresponde al primero de 2017. El segundo suele producirse el último domingo de octubre, dando así el pistoletazo de salida al horario de invierno.

Los perjuicios del cambio horario suelen ser leves y de carácter transitorio. Los principales son las alteraciones en el sueño, un aumento en la sensación de cansancio, una mayor irritabilidad o irascibilidad, cambios en el estado de ánimo, etc. Para minimizar este despiste general, podemos seguir una serie de sencillos consejos que nos ayuden a entrar con buen pie en el horario de verano. Toma nota:

  1. Mantén la regularidad en los horarios: es decir, no te guíes plenamente por si sientes sueño o hambre. Haz caso al reloj. Si marca las dos de la tarde, seguramente sea buena idea hacer la comida, aunque no tengas tanto apetito como otros días a esta hora. Si sueles acostarte a las 23:00 horas, no lo retrases aunque sientas menos sueño de lo habitual.
  2. No cenes justo antes de ir a la cama: lo mejor es que entre la última comida del día y el momento de dormir pase un lapso de unas dos horas, que permitan que la digestión no afecte a la calidad del sueño.

  3. No recurras a fármacos: si te metes en la cama sin sueño, será normal que no lo concilies con tanta facilidad como otros días en los que estás exhausto. Sé paciente, y si Morfeo no atiende a la llamada del sueño, recurre al clásico vaso de leche caliente, pero pasa de los medicamentos.

  4. Evita consumir productos estimulantes: deja a un lado la cafeína, el alcohol, el tabaco y otras sustancias que aceleren el organismo. No harán más que contribuir al desbarajuste.

  5. No eches la siesta: a todos nos gusta echarnos un ratito después de comer, pero por un día o dos, procura no hacer la siesta. De este modo, llegarás más cansado a las horas de la noche y conciliarás mejor el sueño.

  6. Practica ejercicio físico moderado: lo mejor es practicarlo por la mañana, o al menos tres horas antes de acostarse, no después. El ejercicio contribuye a la forma física, pero también a sentirse mejor mediante la liberación de endorfinas, a relajarse y a descargar tensiones.

  7. Lee por la noche en vez de ver la tele: la televisión, la música de tempo acelerado, los videojuegos o navegar por internet acaparan toda la atención del cerebro, son altamente estimulantes y muchas veces nos impiden conciliar el sueño con facilidad. Leer o poner música lenta con el volumen bajito ayudarán a relajarse.

8. No tengas referencias horarias cerca: el tic-tac del reloj, la luz del reloj digital o el simple hecho de tener cerca la hora y abrir los ojos para ver cuánto tiempo llevas intentando conciliar el sueño, harán que el tiempo pase más lento y supondrán una molestia.

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