¿Cómo puede ser?

Veintitantos de junio, en plena ola de calor, cansadísimos y cansadísimas física y psicológicamente y con unas ganas enormes de oír el silencio en los pasillos. Así es como están los claustros de profesores y profesoras a estas alturas del curso académico. Porque señores y señoras, ser maestro/a cansa y cansa mucho.

Ponemos todas nuestras energías para que se vayan de vacaciones lo más felices posibles: organización de talleres, excursiones, juegos de agua, almuerzos de despedida, fotos, cena de fin de curso, graduaciones, etc…Y a todo esto le sumamos el gigantesco trabajo burocrático que año tras año aumenta y que tenemos que terminar justo ahora, cuando más necesitamos el tiempo para preparar las actividades antes mencionadas. 

Un trabajo burocrático que va desde: la valoración de la tercera evaluación, la evaluación final, los informes de final de ciclo, PAPs, Plan de Refuerzo, revisión de PGA, memorias de ciclo,de CCP, reuniones continuas para seleccionar el material del próximo curso, crear la lista de material, actas de ciclo y de PAF y así hasta el infinito y más allá, como Buzz Lightyear.

Sin embrago, llega un día en el que recibes la convocatoria de ‘EL CLAUSTRO’. Sí, lo pongo en mayúsculas porque no es cualquier claustro de los que realizas a lo largo del curso, no, no. Es ‘EL CAUSTRO’, ese donde se van a asignar las tutorías para el curso próximo y te van a decir el aula que ocuparás. Y da igual que sepas el nivel que vas a llevar incluso da igual que sepas el aula que vas a ocupar, porque estas esperando que desde el equipo directivo lo digan, para confirmar y asegurar que todo esta claro y que el próximo curso acaba de empezar en ese mismo instante.

Es increíble… de repente se te olvida todo, todo el papeleo que todavía tienes que terminar en las próximas semanas, toda la tarea de limpieza de clase y cambio de material a la nueva aula, se te olvida el agotamiento diario con tus alumnos, esos a los que adoras pero que ya estas deseando perder de vista (un poquito). Se te olvida todo!!! Cómo puede ser!!!

Se cierra la ventana pequeñita por la que entra el último rayo de luz y se abre una puerta, una gran puerta de doble hoja con una luz nueva, renovada, potente y enérgica. Y en ese preciso momento tu cabeza empieza a pensar en el futuro: “ pues este curso que viene no pondré así las sillas”; “cambiaré la distribución de los grupos”, “o a lo mejor empiezo en forma de U y luego ya voy viendo”, “aunque si estoy en esa aula lo mejor será dejar la pared de enfrente para los murales”; “si , si este año haremos murales de los animales que el de las máquinas les costó mucho y no les quedó bien”; “por cierto, hablaré con mi compañera a ver cómo organizamos Mate”. “Y si puede ser…” 

Increíble, es realmente increíble como una mente pasa de cero a cien en cuestión de un minuto. Es increíble como tenemos la gran capacidad de ilusionarnos con esa facilidad, de mover el estado de animo pese a todo el cansancio y empezar a crear un proyecto cuando ni siquiera hemos terminado el anterior. Es increíble como podemos tener, los maestro y las maestras la gran suerte de pertenecer a un gremio en el que cada año es un comienzo nuevo, nunca se repite, nunca. Cada año surgen ideas nuevas, ideas a cambiar, novedades que creas con tanta ilusión. De verdad, que suerte poder empezar todos los años de cero, como si fuese la primera vez, que suerte.

Y toda esa magia que aparece cada comienzo, además de ser consecuencia de toda la  energía positiva que ponemos en el nuevo curso escolar, se debe en gran parte a la esencia de la educación: LOS NIÑOS.

Eso sí, de momento… que se vayan de vacaciones.

Feliz verano!!


Con D de Dátil.

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