Confluencias 2: Rock y Clásica (Una bonita historia de amor)

Foto Eduardo Vidal

Ha vuelto a suceder, y ha vuelto a triunfar. Queda mas que patente, y, como dije en otros escritos sobre Confluencias: “esto va a mas y a mejor”.

El pasado Sábado 17 de Junio ocurrió de nuevo, en el magnífico y desaprovechado Auditorio de Buñol. El Rock and Roll y la Música Clásica se dieron la mano, y unos cuantos besos.

Todo nace en las inquietas mentes de Francisco Haro y Elena Villar, hace muchos meses, y fue cristalizando poco a poco, y haciéndose tangible a través del trabajo y el tesón, el saber involucrar a la gente correcta, y el saber transmitir el amor por la música (en general, y de calidad) a los jóvenes músicos de la Banda Juvenil del Conservatorio de Buñol.

El proyecto fue enorme, pero se pudo llevar a cabo, gracias a la implicación de personas de ambos mundos artísticos, y algunos que tienen un pie en cada mundo, algo sanísimo.

La IDEA era hacer un espectáculo que trascendiera mas allá de lo que es un concierto al uso, y que involucrara a mucha gente para hacer algo grande, pero primero hay mucha faena de base. Fueron Paco y Elena los que transcribieron y arreglaron para la ocasión los cuatro temas que se interpretaron, a saber: “United States of Eurasia”, de Muse, “The Eye of the Tiger”, de Survivor, “Still Loving You”, de Scorpions (con inspiración en la versión de Sonata Artica), y el archiconocido “I Want it All”, de Queen, pero en la versión autóctona de otro de los protagonistas de la velada, Ricardo Zanón, “Pichana” para los amigos y el Universo en general, que años atrás convirtió este tema en el popular “Soy de Buñol”.

Además de estos cuatro temás, se busco implicar a Santi Miguel Alarcón, compositor joven, buñolense, de trayectoria ascendente e imparable, y exalumno del Conservatorio Profesional de Buñol, por lo tanto, compañero. Santi compuso para la ocasión su primera obra para Banda y Grupo, “Rock Suite” y tuvo además la gentileza de dedicarla a los jóvenes músicos que se iban a encargar de estrenarla, los integrantes de la Banda Juvenil del Centro.

Una vez elaboradas las partituras, empezaron los ensayos, por un lado los de la Banda Juvenil, por otro lado los del Grupo de Rock, y por otro los del Coro del Conservatorio, que se encargó de apoyar y arropar con sus voces al vocalista principal, Ricardo Zanón.

La propia Elena Villar se colgó la guitarra para acompañar los solos de Carlos Barrera (músico autodidacta de Buñol, y guitarrista de Sylvania, conocido grupo de Power Metal), del bajo y violoncello eléctricos se encargó Irene Barbancho, espectacular cellista que no hace ascos al bajo eléctrico. Las teclas fueron percutidas por David Almerich, conocido músico de Real y profesor en el Conservatorio de Buñol, y a la batería, otro alumno del centro, el polifacético Álvaro Belda.

Si a todo esto le sumamos el Coro, el equipo de Finito, y las manos de Berny Vidal a los controles de sonido, el resultado es el que hubo: una velada de calidad, original en su propuesta, divertida y educativa, tanto para los músicos como para el público, ya que nos sirve para auyentar a ese maldito fantasma que surje de la ignorancia y dice que el Rock and Roll no tiene calidad.

Para nosotros, la gente que trabajamos dia a dia y realizamos proyectos en este Centro, la música de calidad es respetable, sea del género que sea, y la calidad no es solo estar afinado y tocar las notas, la calidad engloba muchos mas aspectos, como la sinceridad y la autenticidad, algo que los malditos mass media están muy lejos de ofrecernos (salvo excepciones puntuales, o en el pasado).

Dicho todo esto, la velada cumplió sus objetivos, que todos aprendiéramos cosas unos de los otros, y por tanto nos convirtiera en mejores músicos, y por otro lado, que el público disfrutara de un concierto novedoso y original, pero elaborado y de calidad. Por lo tanto, seguimos apostando por la tan perseguida calidad y esperamos tener muchas mas citas de estas características en el futuro.

Este mes no hay bilis en el párrafo final, solo un fuerte aplauso y una sonrisa, lo mismo que el público mostró después de esta actuación actuación.

Enrique Hernández Pérez.
Músico disperso.

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