Cruz Pairal de Buñol

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Supongo que todos la hemos visto en alguna de nuestras visitas al cementerio, situada entre cipreses frente a la entrada principal, como protegiendo la paz de los difuntos. Camuflada entre innumerables cruces, pasa desapercibida para la mayoría de los que van a honrar a sus muertos.

Solo algunos buñoleros conocen su verdadera función y la valoran como uno de los elementos más antiguos de nuestro patrimonio histórico, solo superada por nuestro castillo.

Aparece en el libro “Estampas de mi Tierra“, de nuestro paisano Miguel Sierra. Yo, si os interesa, intentaré profundizar un poco más en su larga historia.

Se trata de una cruz pairal o de término. Este tipo de monumentos, aunque con antecedentes muy antiguos, como los cruzeiros gallegos de la Alta Edad Media, tienen sus antecedentes directos en los “peirones” aragoneses ubicados en vías y poblaciones durante la época de la Conquista cristiana, como demostración de la pertenencia de esos territorios a la religión católica.

La expansión catalano-aragonesa por tierras valencianas dio lugar a su implantación en el recién creado Reino de Valencia. Estos monumentos, que se situaban en sitios de mucha visibilidad, a las entradas de las poblaciones y en vías importantes, además de símbolos de la religión cristiana del territorio, por la que también se conocen como humilladeros, debido al gesto de “humillarse o postrarse ante ellos como signo de devoción”, se consideraban protectores frente a brujas, malos espíritus y fenómenos metereológicos. Eran el destino de procesiones rogativas para la lluvia, bendiciones desde ellas para proteger a personas y ganados frente a las enfermedades; incluso algunos fueron usados como picotas donde redimir penas por delitos, sobre todo contra la religión.

El monumento, realizado completamente en toba calcárea del terreno, se compone de 4 elementos: basa, fuste, capitel y cruz, unidos mediante la inserción de unos en otros, con una altura total de 5,2 m. Tras su restauración y su limpieza, su estado de conservación es bueno a pesar de sus más de 500 años de historia. La decoración de la cruz consta de una doble cruz con la inscripción “IHS”, abreviatura de Jesucristo, molduras curvas entre los brazos y el pie de la cruz y hojas de parra en las puntas. El capitel consta de dos escudos heráldicos de la familia mercader opuestos y hojas de parra entre ellos. La ubicación actual no sería la original, primero porque estos monumentos se sitúan o en vías de comunicación principales o a la entrada de los pueblos, y segundo porque la fecha impresa en la columna es 1849 y el cementerio se inauguró en 1898. Desconocemos el lugar original, aunque algunos autores proponen la zona de la plaza de las Ventas.

La fecha aludida tampoco parece datar el monumento, sino una restauración parcial, al parecer de la columna, basándonos en que está menos afectada por el paso del tiempo que el resto del monumento. La falta de datos directos sobre la fecha de construcción nos obliga a basarnos en métodos indirectos, como la heráldica y el estilo artístico, para establecer una hipótesis de datación:

La aparición del blasón de los Mercader nos da una fecha segura “después de”, que es la compra del señorío de Buñol por Berenguer Mercader en 1425. El problema es que su relación con nuestras tierras se alarga hasta 1836. Lo curioso del blasón es que solo aparece uno de los marcos de plata en posición central, mientras el blasón más habitual es el de los tres marcos colocados en triángulo invertido.

Estilo artístico: La época de esplendor de este tipo de monumentos en el Reino de Valencia se sitúa entre los S. XIII y XV. Los elementos decorativos (elementos vegetales y el uso de curvas y contracurvas) parecen englobarlo en el gótico flamígero o tardío, muy presente en el Reino de Valencia durante su época de esplendor en el S. XV, con ejemplos tan conocidos como la Lonja.

Basandonos en lo expuesto, la hipótesis manejada con la información disponible es que se trata de una cruz pairal de estilo gótico flamígero (S. XV), costeada por Berenguer Mercader, primer Barón de la Hoya de Buñol, o por su hijo, Honorato Mercader, 2º Barón de la Hoya de Buñol. La cronología que abarca es desde 1425, fecha de la compra del Señorio, hasta la muerte de Honorato Mercader en 1506.

La recuperación de este importante y desconocido elemento de nuestro patrimonio histórico no hace más que reforzar el interés turístico de nuestro cementerio, sumándose al cenotafio del mariscal liberal Cayetano Borso di Carminati (sobre el que hablaremos en un próximo artículo) y la singularidad de la zona civil por su abundante inventario de enterramientos con simbología republicana, masona y representativa de oficios, cultura, deporte y política.

Esperemos que este buen paso para la conservación de nuestro patrimonio histórico y en concreto de nuestro singular camposanto sea el primero para convertirlo, con el respeto debido y su puesta en valor correspondiente, en un atractivo más para desarrollar el sector turístico local.

Pepe Medard Ruiz.
Buñoleroadicto.

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