D. Manuel Villa Oubiña (1875-1939). Maestro de pueblo

Con este artículo queremos homenajear a todos los maestros y maestras por su labor y dedicación en las aulas y más aún en estos tiempos. Artículo extraído del libro de Eduardo Ruiz Fuentes «Personajes de Buñol», publicado en 2005. En la actualidad en Buñol existe una calle en su nombre.

El método que nos hemos impuesto para escribir sobre personajes que hicieron Historia de Buñol es, a veces, insuficiente, por cuanto de aquellas personas que vivieron en la primera mitad del siglo XX tenemos pocos conocimientos a causa de haber convivido poco o nada con estas personas, a la vez que no encontramos información personal sobre ellas. 

Este es el caso del Maestro Villa, maestro que hizo escuela (en el amplio sentido de la palabra) en Buñol y dejó sembrada semilla de cultura y de bien hacer en el arte de enseñar a los demás; y cuando nos hacemos el ánimo de escribir el capítulo a él dedicado, nos duele confesar que sabemos poco de él. Hemos tratado de averiguar cosas sobre su vida y parece ser que no hay mucho interés en desempolvar algunos aspectos de su paso por nuestro pueblo. 

Pero no nos desanimamos y, siquiera sea poco, algo es Maestro, Villa por más señas, que puso su granito de arena en la historia cultural de nuestro Buñol, que ejercía en la escuela que hubo encima de la casa de los Agustinas (Ramón y Cajal) y a la que se entraba por unas escaleras, al lado de la casa de los Carrascosa (la «Enruna»).

Sabemos que nació en un pueblecito de Galicia llamado Caldas de Reyes (Pontevedra) y no sabemos en que año vino a Buñol ni cuantos años estuvo entre nosotros ejerciendo su profesión de maestro, educando y culturizando en su escuela laica a los numerosos niños y niñas (tal vez fue la primera escuela mixta que hubo en Buñol) que tuvo como alumnos. Suponemos que vino a Buñol en la segunda decena del siglo XX, puesto que conocimos alumnos (como mi padre) que nacieron cuando la Guerra Civil, hasta el año 39 en que fue encarcelado y fusilado. 

Sabemos, porque así nos lo han contado, que era muy exigente, muy duro, trabajador, que hacía hincapié en la higiene, en la educación social, en urbanidad y en todas las materias que se enseñaban por entonces en las escuelas. Por cierto, fue coetáneo (algunos años) con los también buenos Maestros, D. José Domingo Nicolás y D. José Lloret, el primero en la Escuela Unitaria y el segundo en la Escuela del Castillo.

Hemos contactado con algunas personas, ya mayores, que fueron alumnos suyos y, de hecho, todos están de acuerdo en que era un hombre honrado, un hombre bueno, un hombre con unos ideales políticos, recto, cumplidor, esclavo de la puntualidad y muy trabajador; pero lo que oímos de él está en plena discordancia con algunas de las cosas que le atribuyen en la sentencia en la que lo condenan a muerte. Era amigo del socialista Pablo Iglesias y, consecuentemente, del «Tío Chilero», de cuya casa tenemos una fotografía en la que aparece Pablo Iglesias, rodeado de amigos. 

Lo conocí personalmente, debía ser el mes de mayo del 39 (tenía yo siete años), cuando fuí a ver a mi padre, recién encarcelado, en el mismo local donde tenía su escuela. Mi padre me dijo «ven, voy a presentarte al maestro Villa». Me presentó y D. Manuel me dió un beso. Iba el hombre sin afeitar y, probablemente, me pinchó un poquito con la barba y yo, un chiquillo, hice ademán de apartar la cara. Me dijo: «esta gente no nos deja ni afeitarnos» (seguramente ya eran moros los vigilantes de los presos)… ya no lo vi más; pero, vaya Ud. a saber por qué, sus palabras y las de mi padre se me grabaron de por vida. Al poco tiempo los llevaron a Chiva y, poco tiempo después, al Maestro Villa a Paterna. 

Tengo en mi poder una copia de la sentencia de muerte, solicitada y obtenida por su hija Aurora en el año 80. Y en ella dice cosas que son ciertas, y cosas (según la gente que lo conocía a fondo) que son falsas por completo. Veamos, dice que era «antiguo izquierdista», que «ejerció la enseñanza en escuelas laicas», que «fue detenido y encarcelado con motivo de las pasadas huelgas», «participante en mítines» y que «organizó en Buñol el Partido Socialista y la Casa del Pueblo»… todo esto es cierto; pero no lo es que era «perturbador», que «ordenó detenciones de personas de orden, que luego resultaron asesinadas» (no tenía jerarquía de mando), que «ordenó el incendio y destrucción de objetos sagrados y el asalto a la iglesia», etc. 

Tenemos entendido que nada de esto ocurrió. Eran los tiempos en que era alcalde Furriol, el cual se opuso frontalmente (poniendo en peligro hasta su vida) a estos desmanes y, en modo alguno hubo asalto a la iglesia ni otras cosas. Sabemos que Buñol dio todo un ejemplo de orden y nadie en Buñol resultó asesinado. ¿Había pues motivos para fusilar a este hombre? Creemos honradamente que no…

Fue fusilado el 19 de diciembre de 1939.

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