De Japón a París

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Una vez más, la Sala Raga de la Biblioteca Pública Municipal de Buñol, ha sido testigo de la presentación de dos libros muy diferentes entre sí, que han protagonizado parte de la agenda cultural de Buñol: Días en Japón y De Buñol a París, un poemario y un libro de viajes.

El primero, escrito por Francisco Ruiz, se presentó el pasado 4 de marzo y contó con una gran acogida por parte del público. Tras la presentación de la obra, Francis leyó varios poemas a los asistentes, acompañado por música creada para el evento, con Manuel Carrascosa al piano y Vicen Carrascosa al violonchelo. Días de Japón es una obra sobre la vida, un canto del ser humano estructurado en tres actos. Uno primero que habla de la naturaleza, el amor y el paso del tiempo y que incluso puede ser entendido como un conjunto completo, y dos posteriores mucho más centrados en el ser, en el tiempo y en la vida, siendo el último el más tangible; para conformar esencialmente, y en definitiva, una historia de lo efímero de la vida. Es reseñable la sutileza en la composición de los versos y la cuidada estética de la obra completa, puesta siempre al servicio del poema y de la creación literaria. Desde que en 1981 creara su primer trabajo, Plática, Francisco ha ido creando una selecta obra poética en la que la delicadeza se ha convertido en una constante, tal y como demuestran otros trabajos como Los hechos (2005) o Samsara (2007), que si bien no eran semejantes en contenidos, sí estaban del mismo esmero literario.

El otro de los libros presentados, De Buñol a París: memorias de un viaje a la Exposición Universal del año 1878, es un relato de viajes, escrito por Ildefonso Carrascosa y Morató y publicado en 1878 en Valencia. En 2015 el Ateneo de Buñol adquirió un original de esta obra y ahora la publican en forma de reproducción facsímil. El relato conforma una descripción del viaje, en forma de ruta circular desde Buñol a París y pasando por numerosas ciudades tanto de Francia como de España, que emprendieron un grupo de amigos de la localidad buñolense en 1878 con el propósito de visitar la Exposición Universal que tuvo lugar en París en ese año. Se trata, pues, de unas memorias que Ildefonso escribió en las que tenía la intención de describir, a modo de diario, lo que veían, visitaban y aquellas “cosas y objetos dignas de ser reseñadas”, como él mismo apunta; y que por ventura fue impresa y conservada, a propuesta de sus compañeros de viaje, permitiendo que haya llegada a nuestras manos en la actualidad. Al enfrentarnos al texto nos encontramos con una crónica del viaje salpicada de detalles y descripciones de lugares que van visitando, como, por ejemplo, la ciudad de Barcelona, una de las primeras etapas de su viaje, o las de Marsella y Lyon, ya en Francia, hasta llegar a la más extensa de París. Cualquier persona que haya visitado la ciudad amará la descripción de la misma que realiza Ildefonso, donde se ve lo mucho y lo poco, al mismo tiempo, que ha cambiado la ciudad, en su detallado testimonio de los monumentos y lugares que visitaron y admiraron, como el Arco del Triunfo o el Palacio de Versalles. La descripción de la majestuosidad de la exposición es otro apartado más de los que suman para conformar la placentera lectura que supone esta narración. Los libros de viaje se pusieron muy de moda entre el siglo XVIII y el siglo XIX y a día de hoy son una fuente de estudio fundamental para algunos aspectos de la cultura de la época, así como de la sociedad, y estas memorias de viaje son un vivo ejemplo de ello.

Beatriz Ginés Fuster
Licenciada en Hª del Arte

Amparo Gómez Pérez
Licenciada en Humanidades

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