¿Desconocidas o no reconocidas?

Antes de empezar a escribir estas líneas, he consultado con mis compañeros y todos coincidimos en lo mismo: apenas nos han hablado de ellas. Han hecho falta seis años de instituto y cinco de universidad para que alguien me hablara durante unos minutos sobre una mujer científica. Fue durante mis estudios de máster y se trataba de Rita Levi-Montalcini, todo un referente en neurociencias. 

Podemos pensar que históricamente la mujer no ha tenido acceso a la educación y por eso es el hombre quien ha investigado y hecho grandes descubrimientos científicos, dignos de salir en los libros de texto de secundaria. Pero no, muchas mujeres se han enfrentado a una sociedad machista que únicamente las quería como madres y esposas, han superado las trabas necesarias para poder estudiar y, cuando han conseguido desarrollar sus investigaciones, se les ha enterrado en el olvido. 

Además de Marie Curie, ha habido grandes científicas en todas las áreas que han podido llevar a cabo importantes trabajos y descubrimientos, aunque no las conozcamos. Afortunadamente, hay una tendencia actual que intenta sacar a la luz la vida de estas mujeres. Varios libros de esta temática han caído en mis manos y he tenido la suerte de conocer alguna de sus historias. Ahora me siento en la obligación de seguir transmitiendo el mensaje y hablaros un poco de dos de estas mujeres:

Hildegarda de Bingen (1098, Alemania). Pasó su vida en el convento y llegó a ser abadesa. Escribió numerosas obras de carácter religioso, compuso obras musicales, himnos, poemas y era hábil dibujante. Es la autora de Sutilezas de la diversa naturaleza de las cosas creadas, una obra que recopila el saber hasta ese momento en campos como botánica, mineralogía y zoología y sus aplicaciones en medicina. Por otro lado, incluyó la elaboración detallada de varios tratamientos para más de doscientas enfermedades de la época que ella misma aplicaba en la enfermería del convento. Curiosamente, también trata varios temas muy delicados en la época: el placer sexual, la primera descripción del orgasmo femenino y su comparación con el masculino, la infertilidad y la idea de que podía estar relacionada con el hombre y no solo con la mujer. 

De entre todos sus trabajos y conocimientos, por lo que más se le conoce actualmente es por ser la responsable de la adición del lúpulo en la receta de cerveza. Insistió en ello por sus beneficios para la salud, pero logró además darle un aroma particular y mejorar la conservación, por lo que hoy en día sigue siendo un ingrediente indispensable de esta bebida.

Rosalind Franklin (1920, Inglaterra): A pesar de que nació en el seno de una familia comprometida con los derechos de la mujer, se sintió discriminada desde pequeña por recibir una educación diferente a la que se le dio a sus hermanos. De hecho, su padre no quiso pagarle los estudios en la Universidad a pesar de su vocación científica y su gran capacidad. Con la ayuda de su tía pudo costearse la matrícula y estudiar Química-Física en la Universidad de Cambridge, donde, durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó en la mejora de máscaras antigás. 

Tras la guerra se trasladó a París, donde comenzó su trabajo en difracción de Rayos X, lo que le convirtió en un referente en el campo de la cristalografía. Esto hizo que le ofrecieran un puesto en el King’s College de Londres en un grupo de investigación que estudiaba la estructura del ADN. Gracias a la destreza desarrollada durante su trabajo en Francia, avanzó mucho en su investigación, obteniendo, analizando e interpretando un gran conjunto de resultados en poco tiempo. 

A pesar de ser quien más avanzaba en la investigación, la despidieron del laboratorio por su tensa relación con el científico Maurice Wilkins. Tanto Wilkins como los científicos Watson y Crick, que también trabajaban en la estructura del ADN, se apoderaron de los resultados de Rosalind y así acabaron de completar su modelo. Ella realizó un trabajo imprescindible para la determinación de la estructura del ADN y quedó en el olvido. Ellos obtuvieron el Premio Nobel en 1962 por su estructura de doble hélice. Ninguno de los tres la mencionó en su discurso. 

Han pasado muchos años y la sociedad puede haber evolucionado (o no). Para salir de dudas, os indico datos de un estudio llevado a cabo en 2012 en el que el currículum de Jennifer y John, que buscaban trabajo en un laboratorio, se envió 127 veces a distintos departamentos universitarios:

• Jennifer tenía un 26,3% menos de posibilidades que John de ser contratada.

• A Jennifer se le consideró un 17,5% menos competente que John.

• El salario para Jennifer era un 12,4% menor que el de John.

Se trataba de un currículum inventado por los investigadores del estudio en el que todos los datos eran idénticos excepto el nombre de Jennifer o John. 

¡Feliz día de la mujer trabajadora!

 

Bibliografía:
Adela Muñoz Páez (2017). Sabias: la cara oculta de la ciencia. España, Debate.
Sergio Erill (2017). La ciencia oculta. España, Fundación Dr. Antoni Esteve.
11 de Febrero. Web: https://11defebrero.org
Universidad de País Vasco. Mujeres con ciencia. Bilbao.
Web: https://mujeresconciencia.com

Sandra Fernández Rodríguez
Doctoranda en Neurociencias

Share This Post

Post Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.