El Barrio de Las Ventas

LAS VENTAS DE BUÑOL

La noticia de la primera Venta de Buñol proviene de la Carta Puebla, en 1646. Entre los repobladores está el Ventero, procedente de Bellús (Valencia). El señor Conde ejercía el derecho exclusivo sobre la venta, impidiendo la apertura de otros establecimientos a particulares.

El camino de entrada a Buñol era una bifurcación del Camino Real a Madrid (actualmente avenida Blasco Ibáñez). A la izquierda, pasando por el actual Barrio de San Rafael, frente al Colegio Cervantes e Instituto, se hundía por la auténtica Cuesta Roya (Calle Balmes), y entrando por el puente hacia la Plaza de Castillo y bajando la cuesta del castillo se entraba al minúsculo pueblo de Buñol. Por ello, la primera venta –todavía existe el edificio–, se encuentra en la calle Balmes y enfrente a la balsa.

Del aspecto primitivo de esta primera y antigua venta nos ha quedado la descripción que el arquitecto Manuel Serrano realizó en 1780 para el Conde de Floridablanca, ministro de Carlos III:

“dista como un tiro de bala de la Villa de Buñol, propias una y otra del Marqués de Albayda, y Conde de Buñol, es muy pequeña para el trajino que por allí tiene esta carretera; no hay en ella mas que tres habitaciones indecentes, con malas camas y peores ropas y muebles; los carruajes no pueden entrar en ella, y se tienen que quedar todos fuera de ella, y al descubierto, sucediendo lo mismo a las caballerías, y personas, sin embrago de tener 240 pesebres, y otros 80 que hay en otra cuadra deparada de la venta (…) Para la entera comodidad de Personas y Caballerías debía tener esta venta 12 habitaciones, 600 pesebres, cubiertos para 40 Carruajes  y sus descargaderos para la arriería.”

Las Ventas que actualmente conocemos tuvieron su origen a mitad del siglo XIX, cuando se liberaliza la construcción de ventas y posadas que no necesitan licencia del Real Patrimonio. Los motivos por los que acondicionaron las Ventas o Posadas fueron: la emancipación del dominio señorial (1836), el nuevo Camino Real de las Cabrillas (1847) y el tramo de ferrocarril que quedaba interrumpido de Utiel a Cuenca hasta 1947.

En Buñol se acondicionaron la de Alcañiz o Vista Alegre de Francisco Alcañiz, Venta Blanca de Vicente Medina y Venta Pilar de Vicente Ferrer.

En 1842 le toca la suerte de invertir el Estado en la carretera de las cabrillas convirtiéndose en una hermosa carretera de primer orden, que sustituyó al del puerto de Almansa, cuyos grandes hostales se vieron pronto desiertos y arruinados.

En 1914 por el Puente de la venta pasaba  la carretera a Madrid.

Hay que dar las gracias a Salvador Monmeneu Gómez, que ha facilitado fotos que realizó en 1932 su abuelo,  Salvador Monmeneu Jorro, quien cree que iba de paso por Buñol, en un viaje a Madrid.

Estas valiosas fotografías nos muestran cómo era entonces la Plaza de la Venta desde diferentes ángulos: Vista Alegre, Venta Pilar, y lo más interesante, la ermita de la Venta, de la que hasta la fecha no conocía la existencia de ninguna fotografía. La Venta de Francisco Alcaniz, fue transformada tras la Guerra Civil en convento de Carmelitas, que reformaron el edificio en los años setenta.

El edificio de Venta Blanca fue construido por el Conde de Buñol en el siglo XVIII, como masía o finca de recreo. Vicente Medina, oriundo de Torrente, se hizo cargo de la administración de la finca, comprándola finalmente al conde y convirtiéndola en hospedería.

VENTA PILAR

Parece ser que antes de este edificio existió en el mismo lugar, desde 1880, una posada regentada por Bernardino Ferrer. Este edificio desapareció en 1910, cuando su hijo construyó una hospedería moderna de dos pisos, de dimensiones similares a la de Venta Blanca.

Uno de los huéspedes más nombrados que tuvo la Venta fue Joaquín Sorrolla; de su paso nos dejó vistas de Buñol y sus gentes.

En el trayecto de Buñol a Requena, había dos venta más en el término de Buñol. Venta Molina en la Cabrera, que fue levantada a finales del siglo XIX, y unos kilómetros más arriba Venta Mina o Venta L´Home, posiblemente asociada como su nombre lo indica, a la mina de carbón próxima.

La Ermita de Nuestra señora de los Dolores

Situada en las Ventas, la Ermita de Nuestra Señora de los Dolores fue fundada, según parece, por un vecino casado con una gitana, llamada Xerea, que al morir dejó sus bienes para la construcción de una ermita, construida en 1752.

Si el lector quiere más información sobre la ermita de Xerea, Daniel Hernández hace un estudio sobre dicha ermita) en el artículo de mayo de asiesbuñol magazine.

En el siglo XVIII se construyó la ermita de Ntra. Sra. de los Dolores en las Ventas, que perduró hasta finales de los años 50 del siglo XX.

Al inagurarse la actual parroquia de Ntra. Sra. de los Dolores, en dicho solar pasó a ubicarse la antigua emisora, que después paso a ser el local parroquial de las Amas de Casa.

Texto de Consuelo Álvarez Ruiz.

GRUTA DE ESTALACTITAS DEL CAMINO HONDO
Dependiente del Ayuntamiento y de su propiedad, por estar en terrenos públicos comunales y situada en lo que se llama Camino Hondo, cerca ya del barrio de las Ventas, fue descubierta en 1914 por el obrero cantero Francisco Ruiz Corachán, una hermosísima gruta, con varios compartimentos, todos ellos admirables por el sinnúmero de estalactitas y estalagmitas de que están llenos, y con instalación de alumbrado, para la mejor y más cómoda visibilidad. Dicha gruta se utilizó en la Gerra Civil como refugio. Por ello, las estalactitas y estalagmitas se destrozarom, perdiendo todo su valor.

Texto de Topografía Médica de Buñol, por F.Tomas Martí.

EL ROQUILLO

El camino de herradura que, atravesando el Prado y la Huerta Arriba, llegaba hasta La Fuente del Roquillo, se amplió con motivo de la construcción del puente de la vía del tren y facilitó el acceso, con lo que empezó a ser visitado con asiduidad, y para atender a los visitantes se instalaron dos merenderos, uno a la derecha entrando llamado de “La Quintana” y hoy desaparecido y otro a la izquierda que se le conocía como el de los “Motas”. El tren acercó a muchos vecinos de Valencia a Buñol, y uno de los lugares para pasar el día era El Merendero del Roquillo. La Fuente del Roquillo está decorada con típicos azulejos valencianos. Se llama así porque el propietario de las tierras circundantes en el momento de aflorar la fuente era Francisco Valles, apodado ”Roquillo” precisamente, y este apodo pasó después a dar nombre a la fuente, al puente, a la balsa y a la partida rural donde todo ello está enclavado. Es el lugar al que tradicionalmente acudimos los buñoleros a “pasturar la mona” el primer domingo de Pascua. Cerca de la Fuente del Roquillo, siguiendo la senda que cruza el puente del tren dirección oeste, se encuentra la Fuente La Espinaca.

Claudio García Rehués
Autor del blog bunyul.com

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