El belén de «Luisito»

Hace más de 40 años, Luis Carrascosa del Valle, sacristán hasta la fecha de la iglesia San Pedro Apóstol de Buñol, visitó la emblemática Plaza de Santa Mónica de Valencia, donde se ubicaba una de sus instituciones valencianas más queridas y respetadas: el Asilo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Allí, «Luisito» vio instalado un pequeño belén y decidió exportar la idea a la parroquia buñolense. 

Eso sí, primero tuvo que darle la bendición el sacerdote. Don Carlos Barres, no le puso ningún problema.

Luis comenzó colocando un pequeño nacimiento, con figuras más antiguas, en al altar mayor y a Don Carlos le encantó. Conforme avanzaban los años fue cambiando de ubicación. Ocupó, por ejemplo, el espacio donde está la Virgen de los Desamparados, el salón de San Luis… Pasado un tiempo, el belén iba creciendo a la par que lo iba haciendo el interés de las feligresas y feligreses y gente en general que iba a verlo. De hecho, el tamaño del de este año alcanza unos 15 metros y está situado debajo de la imagen de San Venancio, es decir, entrando en la parroquia, en la parte derecha. El motivo de por qué el belén fue aumentado de tamaño con los años es muy fácil de explicar. «Luisito» me lo dejó claro: «es que soy muy casporra y además los sacerdotes no me ponían ningún problema». 

Una característica peculiar de este belén, según su autor, es que cada año es diferente, siempre hay cambios. Eso sí, la esencia es la misma. El objetivo, al final, es que se vean reflejados los pasajes más importantes de la Biblia que tienen que ver con el nacimiento de Jesús. Como bien dice «Luisito»: «la idea es que esto sea una catequesis para todo el que venga y aprendan a través de las distintas escenas la historia de nuestro señor». Como, por ejemplo, la Anunciación o la huída a Egipto de San José con su familia –escena para la que «Luisito» tiene preparada una grata sorpresa que no me ha querido desvelar–. También está el castillo de Herodes, que este año está totalmente renovado. Además, se incorporan figuras nuevas que amablemente feligreses y feligresas le donan o le regalan. La de este año viene directamente desde el mercado navideño de la Plaza Mayor de Madrid. El resto de las imágenes las ha ido recopilando y comprando año a año en una tienda especializada, situada cerca de las Torres de Serrano en Valencia.

Como decíamos, «Luisito» se lleva encargando del montaje del belén en la Iglesia San Pedro Apóstol más de 40 años. En la actualidad tiene 73 años y hay cosas que ya le van costando un poco más, como colocar los tableros y los banquillos que hacen de soporte de todo el montaje. Para eso y otras tareas, este año ha recibido la ayuda totalmente desinteresada de varios feligreses y amigos. El sacristán utiliza las pocas horas muertas que le deja su labor en la parroquia para instalar y montar poco a poco el belén. Comienza allá por el mes de septiembre y va trabajando diariamente en él. Este año, la previsión que debe cumplir es que el belén esté listo –tal y como le ha pedido el actual párroco Enrique Boronat–, para el 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción. «Y así será», tal y como me comenta «Luisito». Además, se quedará expuesto hasta casi el mes de febrero. El horario en el que se podrá ver será, de 9:30h a 12h por las mañanas, y de 18h hasta el cierre de la parroquia, por la tarde-noche.

Luis Carrascosa del Valle me asegura que hacer esto para él «es todo un ritual». Me insiste en que quiere «trasladar a la gente que esta es una de las formas más sencillas de acercarse a la Iglesia, de conocer la historia de nuestro señor. Como digo, es una auténtica catequesis». Se emociona sólo de pensar cuánta gente va a venir a la parroquia a ver su belén. «Luisito» me cuenta que «viene a verlo mucha gente, feligreses, vecinos en general y eso me hace muy feliz. Sobre todo, la tarde de la cabalgata de Reyes, que nos toca adelantar la misa a las 18h. porque la Iglesia se pone de bote en bote. Vienen muchas niñas y niños con sus familias y disfrutan viendo todo el montaje. Eso es lo que más me llena».

Yo –Luis Vallés–, si un recuerdo de la parroquia San Pedro Apóstol tengo nítido desde que era niño, es el de su sacristán: «Luisito». Un señor que tenía un quisco en el que yo me compraba las «chuches» y que siempre iba con mucha prisa por los pasillos de la Iglesia. Tengo un grato recuerdo de mi época de monaguillo, en la que aquel señor, emulando a su referente Fray Escoba, se hacía con todo el mundo y era la muleta donde se apoyaban muchos feligreses, feligresas y vecinos de la localidad. Luis Carrascosa del Valle no pudo ordenarse sacerdote por circunstancias, pero decidió seguir el camino de la Iglesia sirviendo tanto a los curas como a todo aquel que lo necesitase. Y de eso ya han pasado 64 años, que se dice pronto. Ah, y una cosa tiene clara: «si volviera a nacer, volvería a ser sacristán de esta Iglesia». Lo bien cierto es que si alguien piensa en la Iglesia San Pedro Apóstol de Buñol es inevitable que nos venga la imagen de nuestro sacristán: «Luisito», una persona que sigue desviviéndose por los demás.

Por cierto, que no se me olvide, que si no me mata. Para aquellas y aquellos que estén leyendo estas líneas, sepan que este año se ha adelantado la Misa del Gallo –la del 24 de diciembre- a las 19h. Si ven esto, por favor, díganle a «Luisito» que lo han leído en la «revistica de Buñol» y así se pondrá contento.

Luis Vallés Cusí
Periodista

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