El Conqueridor en La Hoya

Ahora que rondamos el 9 d’Octubre, la fiesta nacional del País Valenciano, les invito a dar un breve paseo por nuestra historia con el personaje que mejor representa esa celebración. El rey Jaume I fue ante todo una figura que tuvo mucho de excepcional y hasta de prodigioso. Lo comprobamos con un testimonio maravilloso, excepcional en la literatura europea. Les hablo de su autobiografía, el Llibre dels Fets, conocido también como Crónica de Jaume I, un relato en primera persona escrito bajo su dictado personal a modo de panegírico para la posteridad y que, por tanto, elude convenientemente ciertos pasajes poco honrosos y alguna derrota estrepitosa.

Entre otros prodigios, nuestra obra incluye el proceso de su nacimiento en la villa occitana de Montpeller, la tierra de su madre. Nos hace sonreír al explicar cómo los nobles introducen a escondidas a su madre en un lecho haciendo creer al padre, el rey Pere el Catòlic (pero poco), que le esperaba una de sus amantes preferidas. La oscuridad y algunos tragos debieron ayudar a tan gloriosa concepción. 

Prodigiosa fue también la elección de su nombre, ya que el Llibre cuenta que fueron dispuestos 12 cirios correspondiendo a los nombres de los apóstoles para que aquel que más tiempo permaneciese encendido señalara el nombre del regio bebé; y así fue llamado Jaume rompiendo con los tradicionales: Alfonsos, Pedros, Raimundos… No menos prodigioso es el relato de su propia muerte ya que, misteriosamente, sin abandonar el estilo autobiográfico, la describe en primera persona.

Era el final de una vida sorprendentemente longeva para la época, ya que nace en 1208 en Montpeller (Occitania) y falleció en Alzira (Reino de València) en 1276. Gobernó la Corona de Aragón durante 63 años, lo que le sitúa como uno de los más largos reinados de la historia europea. Extraordinaria también era su altura corporal a tenor de las descripciones de sus cronistas corroboradas por los restos analizados en Poblet, su tumba.

Fue Jaume, ante todo, un pecador consumado y contumaz especializado en el sexto mandamiento a quien su espíritu profundamente religioso fue incapaz de detener. Casi un perfecto Borbón de los que corretean todavía por estos reinos. El hombre se esforzaba y se esforzaba pero las tentaciones se apoderaban de él sin remedio. Ni las reprimendas del Papa ni amenazas de excomunión lo pudieron controlar. Para terminarlo de arreglar, en su empeño por deslumbrar con su espíritu cristiano y distraer de paso sus aficiones amorosas, organizó nada menos que toda una cruzada él solito hacia Tierra Santa. Fue esta una empresa fallida que curiosamente sólo culminaría uno de sus hijos, uno de sus preferidos, tenido con una dama llamada Berenguela Fernández. El joven, llamado Pere Ferrandis, que fue también señor de Híjar (Aragón), era ya entonces señor de Buñol y toda la Hoya por donación de su padre el rey, que se había adueñado de estas tierras a tortas, como se estilaba entonces invadir a los países vecinos.  

Jaume, como decíamos, tenía un profundo sentimiento religioso herencia de su formación templaria y, en su lucha por mostrarse virtuoso, tuvo que compartir portadas de la prensa amarilla de entonces nada menos que con un ramillete de parientes envueltos en halos de santidad. 

Su consuegro, Fernando III de Castilla-León, sería elevado a los altares adornado de unos pocos milagros, San Fernando, lo llaman. Su segunda esposa, Violant d’Hongria, era cuñada de santa Isabel de Hungría. Otro consuegro suyo fue San Luis de Francia. Incluso una nieta suya casada en Portugal también aparece en el santoral como Santa Isabel de Portugal. ¡Estaba rodeado! 

Pues bien, nuestro gran pecador, Jaume, tiene un fuerte vínculo con Buñol y la Hoya al constituir en estas tierras, tras arrebatárselas a los indígenas, una baronía para enriquecer y alimentar a su preciado hijo Pere Ferrandis. El propio Jaume I dictó la primera carta puebla en 1254 y en 1260 hizo la entrega a su hijo del botín de la Hoya. Además, podemos reseñar varias visitas en las que personalmente encontramos al monarca en nuestra comarca. En el Llibre dels Fets reseña una entrevista habida en 1271 con su yerno el rey de Castilla, Alfonso X. Leemos:

E puys vench nos ardit que.l Rey de Castella se volia veer ab nos entre Requena e Bunyol: e nos resposem li que.ns plahia molt. E exim a ell per reebre-lo, per cor que nos li mostràssem el Regne de València, e exim a ell a Bunyol, e puys al cami de Requena, e reebem-lo bé e gent a ell e a la Regina, car pus que nos la havíem casada ab lo Rey de Castella no era entrada en nostra terra. (LdF-CJI, cap. 501:) >   Tuvimos noticia de que el rey de Castilla se quería ver con Nos entre Requena y Buñol y respondimos con nuestro agrado. Fuimos a recibirle para mostrarle el Reino de València. Marchamos a Buñol y luego al camino de Requena a recibir al rey y a la reina, que no había vuelto a esta tierra desde su casamiento en Castilla.

Probablemente el encuentro fue en Siete Aguas, lugar este que le acoge un par de años más adelante junto a su primogénito, el Infant Pere. Una visita que el historiador Miret i Sans califica de ‘excursió’ y con datación en Siete Aguas expide varios documentos los días 3, 4 y 5 de agosto de aquél 1273. EL propio Infant Pere había ya estado por su parte en Buñol unos años antes camino de Castilla tal como recoge un registro de la cancillería donde leemos que hizo noche en Buñol el 23 de abril del 1269. Al día siguiente «exí el senyor Enfant de Bunyol e venc a Requena».

El Infante se convierte en el rey Pere el Gran al fallecer Jaume en 1276, como dijimos. Pues también encontramos al nuevo monarca en estas tierras, ya que Pere mantuvo una entrevista con la monarquía vecina «die Sancte Crucis septembris proxima» del 1279 (el 14 de septiembre) y de nuevo en un lugar «inter Rachenam et Bunyol», un lugar que de nuevo nos sugiere la villa de Siete Aguas. Se trataba de una entrevista con el Infante Sancho de Castilla y el 18 de septiembre de aquel año el rey Pere firmaba unos documentos «apud Bunyol» (= junto a, en Buñol) y el 22 en Chiva. Todavía el 24 continuaba en la zona ya que firmó documentos en ambos lugares. Con seguridad, en Chiva permaneció el rey Pere todavía unos cuantos días más, al menos hasta el 29 de dicho mes de septiembre. De hecho, algunos días antes, el 25 de agosto había ordenado al alcaide y hombres de Paterna, Manises y Torrent que dispusieran mulas para llevar provisiones a Buñol para abastecer la entrevista organizada con el Infante del país vecino.

Un par de curiosidades. El engaño que permitió la concepción de Jaume en Montpeller se urdió en la ciudad occitana de Latas, Lattes para los franceses ahora. Latas/Lattes fue hermanada con Buñol hace algunos años tras un intercambio escolar con el CEIP Cervantes. 

Una ingenua leyenda asocia a nuestro personaje con el murciélago que aparece en la heráldica valenciana. Pues bien, el rat penat no es exclusivo valenciano y aparece en todos los territorios de la corona de Aragón. Se origina como reinterpretación popular del uso del dragón alado que adornaba el casco real que a ojos de la gente sencilla y con un tono burlón se convertía en un simple y mundano rat penat. 

Y, por cierto, aunque vemos el dragón alado del casco en muchas representaciones del conquistador no aparecerá hasta un siglo más tarde cubriendo la testa de Pere el Cerimoniós. Bona diada del País Valencià. 

Una ‘Comunitat’ es para regantes, frailes o vecinos de escalera. ¡Ah!, y la ‘terreta’ es para fregar la paella.

Manel Pastor i Madalena
Doctor en Historia Medieval

Instituto de Estudios
Comarcales de La Hoya de Buñol-Chiva

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