No pudo ser. En el fútbol la línea entre el éxito y el fracaso puede ser muy fina. Un detalle puede determinar si eres campeón de liga después de 14 años o si quedas tercer clasificado, escaso premio a una temporada impresionante. A veces, el fútbol también puede ser cruel, como lo fue en la tarde del sábado para los nuestros.
Ganar o ganar, no quedaba otra, para ambos equipos. Venía el On the Rocks, primer clasificado, con un solo punto por encima del Buñol, segundo clasificado y dos puntos sobre el tercero, el Barrio del Cristo, que acudió al Beltrán Báguena tras ganar su partido, esperando un empate que les diera la liga de rebote. Se marcharon tan decepcionados como el equipo local, que lo tenía todo a favor para conseguir el éxito: motivación, ilusión, ganas y una afición que había respondido a las demandas del equipo y poblaba las normalmente vacías gradas del campo.
El partido comenzó con un ritmo muy intenso, a pesar de lo calurosa que era la tarde. El On the Rocks es un equipo que sabe a lo que juega, se coloca bien en el campo e impide que el rival juegue la pelota. Ellos no necesitan hacerlo, su juego se basa en robar el balón y lanzar pases largos al área, buscando el remate de cabeza o un rechace en segunda jugada, al más puro estilo británico clásico. Y ese estilo les ha llevado a ser campeones. El Buñol no le perdió la cara al partido y luchó tanto como el On the Rocks, pero no se sintió tan cómodo, porque a los nuestros les gusta más bajarla al suelo e intentar jugar siempre que se pueda.
Hasta el minuto 13 no llegó la primera ocasión, cuando Fran robó un balón en el mediocampo e inició una contra casi letal, combinando con Aquila, Rumbo, de nuevo Aquila y su pase de la muerte al segundo palo se le escapó por poco al propio Fran. Era el aviso de que, a pesar del excesivo respeto entre ambos equipos, el partido no permitía la mínima relajación.
Continuó el encuentro por los mismos derroteros hasta que llegó el minuto 35. Un balón largo lo peina de cabeza David y Aquila se va por velocidad y se queda mano a mano ante el portero visitante, pero en el último momento se le va el balón lo suficiente para que el meta se le eche encima. Su disparo sale rebotado a corner y la ocasión que podía haber marcado el partido en favor de los nuestros se fue al limbo. El detalle del que hablábamos al principio. El partido llegó al descanso sin que el On the Rocks hubiera gozado de una sola ocasión.
En la segunda mitad parecía que el Buñol tenía una marcha más, la fuerte presión del On the Rocks no era tan fuerte, lógico tras el gran esfuerzo físico de la primera mitad. En el minuto 8, llegó otra jugada clave, otro detalle. Manolo lanza un gran pase largo y Aquila vuelve a romper el fuera de juego, se marcha directo al área rival, forcejeando con un defensa, y cuando por fin le gana la posición, el defensa le desequilibra y el delantero cae. Parecía un penalti bastante claro, pero ante la indignación de los nuestros, ni el árbitro ni el linier se atrevieron a pitarlo.
Esa jugada podía haber hecho al Buñol venirse abajo, pero lejos de hacerlo, el equipo local siguió luchando y volcándose en el área visitante, sin disponer de ocasiones claras, pero dando la sensación de que en cualquier momento podía llegar el gol, sobre todo a balón parado, donde tres corners en pocos minutos estuvieron cerca de suponer el gol, pero no hubo suerte.
Y volvemos a los detalles, y a la crueldad del fútbol, y a la injusticia. No había tenido ni una sola ocasión el On the Rocks en todo el partido, el Buñol había estado defensivamente perfecto, no solo la línea defensiva, sino en conjunto. Pero a los visitantes solo les hizo falta una. Llegó en el minuto 68, en un saque de banda desde el ataque derecho. El medio recibió totalmente solo y lanzó un centro rápido que el delantero Enrique Esteban conectó con un cabezazo perfecto en semiescorzo, no demasiado fuerte, pero que cogió una parábola imposible para Lincon.
El mazazo fue tremendo para los nuestros, porque solo quedaban 20 minutos y había que hacer dos goles. Y la gesta se podría haber producido si dos minutos después, en un saque de corner, Vega hubiera conectado un cabezazo como suele hacerlo (ha marcado 6 goles esta temporada a pesar de ser central), pero el sol le impidió ver el balón y el remate se fue al centro. No era el día para los locales.
El partido terminó en el minuto 78, en una jugada muy parecida al primer gol, solo que esta vez el centro fue a los pies de Manuel Ragull, que la bajó con gran calidad y la cruzó junto al palo. El sueño del Buñol de ser campeón se desvanecía por completo.
Una temporada impresionante
A pesar de la derrota, y del tercer puesto final, la temporada del Buñol se puede considerar un éxito, sobre todo en la primera vuelta, donde el equipo consiguió 12 victorias consecutivas. La primera derrota llegó en la jornada 14 (hay una jornada de descanso), en casa, frente al Ribarroja C.F. Una semana después llegaría la segunda derrota consecutiva, precisamente contra el On the Rocks, por 3-2, con la que el Buñol dilapidaba su ventaja.
Parecía que la segunda vuelta se iba a hacer muy larga para los nuestros, y que iba a ser difícil continuar arriba, máxime cuando en el siguiente partido el Buñol se iba al descanso perdiendo 1-0 en Chiva y dando una imagen lamentable. La remontada en la segunda parte pareció reactivar a los Veteranos, que encadenaron tres victorias consecutivas, hasta la derrota en Quart, donde por circunstancias, jugaron con 11 jugadores justos. Dos semanas después el Barrio del Cristo se llevaba la victoria por 1-2 de Buñol, en un partido que los locales regalaron en la primera mitad (0-2) y que no pudieron levantar a pesar de un gran segundo tiempo. El punto de inflexión estaría en la visita a Aldaya, donde se vería si el equipo seguía luchando por el título o abandonaba la carrera. El empate a uno logrado en el último minuto mantenía las esperanzas. Cinco victorias consecutivas llevaron a los nuestros a llegar a la última jornada con opciones de ser campeón, pero parece que este año no tocaba. Quizás el siguiente, este equipo tiene algo…
