En blanco y negro

Lo que comenzó como un escrito sobre “Lo mejor de 2018”, se ha convertido en otra cosa, se ha convertido  en esto que ahora estas leyendo. La culpa la tiene ROMA, la que, después de verla, es para mÍ la mejor peli del año, una película en blanco y negro dirigida por Alfonso Cuaron ( Y tu mama también, Gravity, Hijos de los hombres). ROMA narra la historia de una trabajadora doméstica y de su compañera de trabajo, quienes trabajan para una pequeña familia en la colonia Roma, de Ciudad de Méjico, un vecindario de clase media. Sofía, madre de cuatro hijos, lidia con la larga ausencia de su esposo; mientras que Cleo, la protagonista, se enfrenta a sus propias noticias devastadoras que amenazan con distraerla del cuidado de los hijos de Sofía, a quienes quiere como si fueran suyos. “Abrumadora lección de cine”, “en ella todo suena a verdad”, “De manera cautivadora y episódica, es a veces como una telenovela. Y en otras ocasiones se siente como una epopeya”, son algunas de las frases que le han dedicado los críticos cinematográficos. Me sobran todas estas frases, a pesar de que coincido con ellas. ROMA hay que verla, hay que sentirla como acabo de sentirla yo, por eso os recomiendo que la veáis. Se puede ver desde diciembre en Netflix.

Pero no es la única sorpresa que nos ha dado el blanco y negro en este año que esta acabando.COLD WAR, del polaco Pawel Pawlikowski, es otra de las grandes películas del año. Es una de las más bellas y tristes historias que el cine ha contado. En tiempos de la guerra fría, cuando el jazz empapaba de libertad, en la mojigata sociedad polaca de aquellos tiempos, un pianista soñador está enamorado de una cantante que no puede vivir con él pero tampoco sin él. Como le ocurre con su propio país, Polonia. “La patria, por la lengua, por la cultura, por tu misma infancia es ese lugar del que, aunque estés lejos, nunca te marchas”, dice su director.

Dos películas que sin duda ya pertenecen  a la historia del cine, del cine que es necesario ver porque nos enseña a ser mejores personas. No os las perdáis.

Y abundando en  el blanco y negro, una de las mejores series españolas del año, ARDE MADRID, de Paco Leon, serie de 8 episodios (y preparándose ya la segunda temporada) sobre la vida de la actriz norteamericana Ava Gardner en Madrid, vista desde la óptica de las personas que estaban al servicio de la estrella. Está ambientada en 1961, con unas Inma Cuesta  y Anna Castillo en estado de gracia –se merecen todos los premios del mundo mundial–. Es una crónica brillante y caustica sobre aquellos años del franquismo. “Salpicada de frases e imágenes que recordaremos durante años, ARDE MADRID es una maravillosa fábula sobre la libertad y la represión camuflada de cromo histórico nostálgico”, dice el critico televisivo Alberto Rey, y yo coincido con él.

Tres versiones, tres muestras distintas de lo que puede dar de sí el blanco y negro bien fotografiado, actual y sin falsas nostalgias ni prejuicios. La lista de Schindler, algunas de Woody Allen, La cinta blanca o The artista, son buenos ejemplos de ello.

Arny Carrascosa Villar
Loco por el cine

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