Antes de empezar a hablar qué es este arte milenario chino, comenzaré por explicar cómo podemos escribir y pronunciar su nombre adecuadamente. A menudo se encuentra incorrectamente escrito como «chi-kung», «chi-gong», Qui-gong» o «Qui-kung», etc. La forma correcta de escribirlo es Qigong aunque su pronunciación real se asemeja más a la primera y segunda de las opciones anteriores, razón por la cual se ha popularizado así.
El origen del Qigong es tan antiguo que se encuentra en extrañas figuras o imágenes rescatadas de excavaciones, en las que se nos muestran a seres que adoptan diferentes posturas y actitudes con su cuerpo, imitando el movimiento del entorno que les rodea: animales, plantas, quietud (como el reino mineral); pero, sobre todo, se intuye que a través de esas posiciones se fundían con la vida.
El Qigong, en general, es una de las aportaciones más valiosas de China para mejorar la calidad de vida y la salud.
Es la base de la medicina tradicional china que se fundamenta en la noción de que el ser humano, al igual que todo lo demás que existe en el universo, está constituido esencialmente de una fuerza/sustancia, un impulso que fluye, que se intercambia, que se transforma y, a través de ello, forma a todas las cosas (Qi) o soplo vital.
En sus inicios se empleaba para fundirse con esa fuerza y así preservar la salud. Hoy en día, debido al estado en que se encuentra la humanidad, es un método terapéutico de primer orden, ya que sus practicantes alcanzan un equilibrio que les ayuda a restablecer la salud.
En general, la mayoría de estilos de Qigong consisten en la práctica de ejercicios mentales y posiciones o movimientos corporales muy suaves y sencillos que fortalecen y equilibran al cuerpo entero, potencian las facultades de la mente y alimentan los canales por donde fluye el Qi. Algunos otros tipos de Qigong utilizan también sonidos.
Es importante dejar muy claro que el Qigong no es un arte marcial, ni tampoco es, como dicen algunos autores en occidente, «gimnasia china». Sus movimientos y posturas no tienen una aplicación de combate; en cambio, tiene por objeto el permitir al cuerpo potenciar sus facultades naturales de regeneración, desintoxicación, relajación y desarrollo.
Como profesora y practicante diaria de este arte puedo asegurar que con la instrucción adecuada el practicante puede alcanzar estados profundos de armonía y de contacto consciente consigo mismo, con el entorno y con el universo.
Pasemos ahora a ver qué revelaciones están escondidas detrás de los trazos de cada uno de los ideogramas:
氣Qì Es el primero de los ideogramas y tiene muchas acepciones. En nuestro plano de existencia tiene su equivalente en el agua. Agua como expresión de la esencia de la vida, en todos sus estados y manifestaciones. Igual que el agua es el origen de la vida y forma parte de un circuito sin fin, así también es el Qi, por lo que nos acerca a la idea de «lo eterno». Bajo este prisma, la concepción del Qi Gong nos hace referencia a nuestra posición dentro del universo creador, y también a la actitud que cada ser ha de tomar en torno a su experiencia de vida.
묏Gōng significa esfuerzo, actividad, arte-sanía, artesanía como el arte de sanarse, reforzando la idea de que la práctica del Qigong de forma consciente y entregada nos conduce hacia la sanación.
Así, si unimos los conceptos de Qi y de Gong, tendríamos la idea de que Qigong es el arte de sanar a través de despertar a la consciencia del Soplo como expresión de lo eterno.
제Lì significa: la fuerza. La fuerza como hecho consumado es la resultante del trabajo perseverante con este arte; el cuerpo se llena de fuerza y vitalidad.
Si unimos Gong y Lì significaría: la fuerza, el esfuerzo, la actividad, la habilidad.
Y si unimos los tres ideogramas la lectura sería:
QIGONG LI es la capacidad, la habilidad que tiene el ser para realizar de una forma artística un proceso de permanente sanación a través del soplo vivificante que procede de la eterna creación.
Y como expresión de lo eterno no pretendo acotarlo ni limitarlo con más explicación, más bien animo al lector a que investigue por sí mismo. Hoy en día disponemos de muchos medios para ello, pero sobre todo que lo practique, que se permita experimentar este acontecimiento que es el Qigong, no como algo ajeno, sino más bien como algo que pertenece a la naturaleza intrínseca de su ser.
Mar Estada Díez
Terapeuta, acupuntura humanista