Entre «Gilda» y «Los favoritos de Midas»

73 años separan los estrenos de Gilda y de Los favoritos de Midas. El mundo ha avanzado y muchas cosas han cambiado a casi todos los niveles. Pero hay algo que no cambia, es el odio de la extrema derecha y el ultracatolicismo hacia todo acto cultural que no tenga que ver con el adoctinamiento típico de la dictadura franquista. Y, además, con el apoyo del centroderecha «civilizado» que calla y otorga o mira hacia otro lado.

Gilda se estrenó en diciembre de 1947 en el cine Callao de Madrid, y es una de las películas míticas dentro de la historia del cine, valorada muy positivamente por la crítica mundial y aplaudida por el público. Sin embargo, en España tuvo sus detractores, como el Obispo de Canarias, Antonio de Pilsain y Zapiáin, que escribió una pastoral prohibiéndola por su cuenta a los católicos por considerarla escandalosa. En Málaga, el lanzamiento de tinteros con su tinta azul o negra contra las taquillas y puertas del cine donde se proyectaba fue motivo suficiente para que el gobernador civil de aquellos momentos prohibiera el estreno. En Terrassa, y del mismo modo que sucedió en otras localidades, los sectores más conservadores consideraron que la película era «inmoral»y protestaban ante el cine. En Madrid, aunque no llegó a prohibirse, la película causó gran escándalo. En el estreno se tiró un tintero lleno a la pantalla y el diario falangista El Alcázar titulaba al día siguiente: «la multitud, indignada, entona el Cara al Sol frente al cartel de Gilda». Fue considerada «gravemente peligrosa» por la Iglesia Católica, que la clasificó para mayores de 21 años.

Los favoritos de Midas se estrenó el pasado mes en Netflix, convirtiéndose en el estreno más visto ese fin de semana y además con buenas criticas. Pero, desde Internet, simpatizantes de derechas y extrema derecha piden boicotearla porque entre sus interpretes está Willy Toledo, un actor que precisamente es de lo mejor de la serie, el inspector de policía, que se merece una serie para él solo.

Entre ambos estrenos e incluso antes, hay muchísimos ejemplos del odio de estas personas hacia la cultura en general y al cine en particular: 

La edad de oro de Buñuel se estrenó en 1931, pero sólo estuvo en cartel 6 días, pues la extrema derecha destrozó la sala y acabó prohibida por la policía.

Surcos, de Nieves Conde, estrenada en 1951, fue atacada por la Iglesia católica, que la consideraba ambigua y peligrosa, y la Comisión Episcopal de Ortodoxia y Moralidad la calificó como «película gravemente peligrosa».

Viridiana, El verdugo, La prima Angélica, El crimen de Cuenca, entre Las españolas, o Yo te saludo María, de Godard, son otras de las victimas de estos energúmenos. Y no me puedo olvidar de Mientras dure la guerra, boicoteada el pasado año por ultraderechistas de España 2000 durante su proyección en un cine de Valencia.

Acabo con una frase que últimamente repito mucho: sin cultura no hay futuro.

Arny Carrascosa Villar
Cada día más loco por el cine

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