Europa inhumana

dominical guerrero 7-2-16

En 2012, hace tan solo 4 años, la Unión Europea fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz por “haber contribuido durante 6 décadas al avance de la Paz y reconciliación, la democracia y los Derechos Humanos en Europa”. En aquel entonces, y aunque la historia de este galardón (en este apartado) ya recogía auténticos despropósitos como premiar a asesinos de la calaña de Kissinger u Obama, muchos ya nos echamos las manos a la cabeza por semejante disparate. Porque aquella UE, que no distaba mucho de la actual, ya era esa institución supranacional que aunque dicen, fue concebida “para cohesionar y armonizar social y económicamente a  los diferentes pueblos y culturas europeos”, hemos podido comprobar que era todo pura fachada, y que por el contrario es una máquina de generar miseria y desigualdad. La construcción pues, de ese mito llamado “europeísmo” estaba basado en algo irreal, radicalmente distinto del ideal que todavía hoy,  algunos ingenuos creen defender.

Aquella UE premiada con el Nobel, ya era ese engendro de institución plegado a los intereses de EEUU, su amo y señor, del que no asimiló más que el pensamiento único del libre mercado,  un culto enfermizo a la barbarie capitalista, a costa del sometimiento de la soberanía de los pueblos y en favor del máximo enriquecimiento de las élites financieras.  Fue en 2008, con la excusa del colapso financiero de Lehman Brothers y la consiguiente inauguración de un periodo de eso llamado “crisis”, que aun colea (y lo que nos queda), cuando esa UE se quitó definitivamente la careta y, a través de sus brazos ejecutores (auténticos sicarios financieros) como la Comisión Europea, el BCE o el FMI, comenzó a repartir miseria en forma de recortes, “rescates”, austeridad y la imposición, especialmente sobre los países del Sur, de una serie de brutales medidas de las que difícilmente nos volveremos a recuperar.  Por tanto, ni el más necio diría que este currículum es ejemplo de paz y reconciliación, y mucho menos de respeto a la democracia y a los Derechos Humanos.

Pero al margen de todo esto y de otras vergüenzas como (en el mejor de los casos)  mirar para otro lado en las masacres que están sufriendo (pongamos por ejemplo)  los pueblos palestino o yemení, o proveer de armas a ese enemigo llamado “terrorismo islámico”, donde realmente se ha cubierto de gloria ésta vergonzosa e inhumana institución mal llamada Unión Europea, ha sido con la gestión de la forzosa migración de los pueblos africanos y del medio oriente que desesperados, huyen a diario machacados por  guerras, conflictos armados o simplemente las terribles hambrunas que genera precisamente ese sistema al que la UE rinde homenaje con cada una de sus políticas.

Llevamos más de un año hablando de la gran cantidad de personas, much@s de ell@s niñ@s, que han muerto (a día de hoy siguen muriendo) de forma horrible ahogadas en el Mediterráneo, cuando trataban en un último esfuerzo de supervivencia, de escapar del terror y de la muerte. ¿y qué es lo que han encontrado aquell@s que finalmente logran esquivar la muerte en el mar? Yo os lo digo: más muerte, más miseria, más rechazo, más terror.

No imagino lo que puede pasar por la cabeza de una persona que ha cruzado el mar en una balsa (ahora mismo en pleno invierno siguen intentándolo) jugándose la vida y la de sus hij@s, y que tras caminar cientos de Km pasando temperaturas heladas y mil calamidades, se encuentra ya en el continente con una fortaleza inexpugnable en forma de tramos interminables de vallas con de cuchillas, controles fronterizos llenos de policías armados hasta los dientes que los reciben a porrazos y los detienen o, en el mejor de los casos los hacinan en campos de refugiados. ¿qué Premio Nobel de la Paz trataría así a personas que lo único que quieren es un techo sobre el que resguardarse, un plato de comida caliente y un lugar temporal en el que vivir hasta poder volver a su tierra? ¿donde está el respeto a los Derechos Humanos? ¿donde ha quedado la solidaridad que debería mostrar una Europa, con la que sí se solidarizaron otros pueblos durante la II Guerra Mundial acogiendo a quienes huían despavoridos de ella?

No son solo las imágenes de niñ@s ahogados en las playas griegas o turcas. Es la odisea que deben soportar miles y miles de familias que lo han dejado TODO atrás, para llegar a una Europa donde creen que salvarán sus vidas y sin embargo sufrir la enésima humillación, que no es otra que el robo y el expolio descarado del dinero en metálico y objetos de valor que hayan podido transportar por parte de quien debería acogerles. Porque esa Dinamarca, dicen algunos “ejemplo del Estado social”, ha aprobado una Ley que permite actos de tal vileza. Además,  Suiza y zonas del Sur de Alemania se han prestado a imitarle. Si a los Campos de refugiados, sumanos las vallas cortantes, los palos y detenciones y la “requisación” de bienes, esta UE bien parece una hija bastarda de la genocida Alemania nazi. Con la salvedad de que a la UE ya no le hacen falta cámaras de gas, ya tiene el Mar Egeo que engulle cuerpos cada día por decenas. Casi 3000 (que se sepa) en sólo 1 año. Y si no, mueren de frío o de hambre, esperando una solidaridad internacional que nunca llega. Un auténtico holocausto que lleva camino de convertirse en la mancha más negra de una Europa sin corazón,  desprovista de toda humanidad.

El colofón a tanta crueldad y maldad, lo hemos comprobado hace unas pocas semanas en la Isla griega de Lesvos cuando tres bomberos sevillanos, que en un acto de solidaridad. se habían desplazado allí para ejercer labores de salvamento sobre las cientos de personas que hambrientas y con hipotermia,  llegan a duras penas a las costas griegas, ¡FUERON DETENIDOS! por la Guardia Costera griega y acusados de tráfico de personas. ¡es todo tan demencial! No quiero pensar cúantas vidas más se llevaría por delante la inacción de la UE, si no existieran organizaciones como PROEM-AID, PROACTIVA OPEN ARMS o REFUGEE CARE y otros cientos de personas anónimas, quienes con muy pocos medios, pero con una tremenda determinación, valentía y grandes dosis de ternura y solidaridad, están salvando cientos de vidas cada semana. Cada una de las personas que forman parte de estos colectivos tiene mi total admiración. Heroínas y héroes que hacen que haber nacido en esta caricatura de continente no sea tan vergonzoso.

No cabe pues, esperar NADA de una UE que es una despiadada y cruel máquina de exterminar personas. Una Europa insolidaria, sin memoria, que ha olvidado por completo los valores que algún día se le supusieron. Al resto, nos queda seguir denunciando esta barbarie, aportando humildemente lo que podamos desde casa (qué mal suena esto si imaginas a niñ@s llegando a las playas o durmiendo en la calle helad@s de frío) o participando activamente de esa solidaridad que, aunque silenciada por los medios, salva algunas vidas. Por desgracia no todas las que quisiéramos.

Mientras medio mundo se enfrenta en guerras absurdas por la posesión y dominio de territorios y recursos naturales, generando millones de desplazados, urge construir algo radicalmente diferente de ese proyecto llamado UE, a todas luces fallido. Un lugar común, sin fronteras ni vallas de la vergüenza, sin cupos para las migraciones, una nueva zona común donde NADIE sea excluido por razón de su etnia o lugar de nacimiento. Un mundo donde quepan todos los mundos. Un lugar donde la solidaridad sea lo habitual y no lo anecdótico. Solo entonces podremos decir que hemos vuelto a ser humanos. Hasta entonces, pido a la Unión Europea que devuelva el Premio Nobel de la Paz. Nunca lo mereció.

A día de hoy, en este país se discute en las tertulias televisivas y radiofónicas sobre la imagen de diputad@s y sus bebés, los escaños que me faltan, el reparto de ministerios y futuros pactos de gobierno en los que NUNCA se habla de l@s refugiad@. Si después de tragar todo eso, aun os queda algo de tiempo, os invito a acordaros de toda esa gente que hoy dormirá en la calle, en un saco hacinado en un Campo de Refugiados, y sobre todo de aquello que no lo lograrón y que descansan en el fondo del Mar Egeo. Al menos les debemos el recuerdo. Qué poco es y que rabia da reconocerlo.

José Guerrero Moliner.
Autor del blog La pastilla roja.

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