La eterna fuente de la Violeta se transforma para mi, por su natural encanto, en parte de la historia: Recuerdo de niña la cantidad de veces, a diario, que solía ir a visitarla y gozar, sobre todo en verano, del regalo de su agua tan fresca, pura y cristalina y, de paso, traerme a casa el botijo lleno para hacer las delicias a la hora de la cena o la comida. Entonces, las fuentes de Buñol, representaban para cada uno de sus ciudadanos algo imprescindible puesto que se carecía de agua potable en un amplio sector de la población, donde además de abastecerse, significaban lugar de encuentro, de charla y adquiriente de noticias, algo así como hoy nuestro periódico digital hoyunclik pero a cielo abierto y en plena vía pública… El tiempo pasó dejando su huella y el progreso nos invadió con sus cosas malas y buenas pero nuestras fuentes siguen vigentes para satisfacción nuestra e inspiración de mis poemas.
Fuente de la Violeta
con su eterno chorro de cañón
donde agua y aire se mezclan
para total satisfacción.
La Casa Rural al frente
acoge al Grupo Scout en verano
y en su trasera se dan la mano
los amantes de la cultura y el arte.
¡Violeta, manantial de vida!
¡escucha mi voz en tu silencio!,
que tu luz borre mi melancolía
para brindarte esta pasión contenida.
Es la arboleda de tu alrededor
marco dorado de frondosidad
y de la foto de recién casados
para la posteridad.
No sé cuando ni quién te bautizaría
pero seguro que fue un gran poeta
que de esa bella flor se enamoraría,
“mi querida fuente de la Violeta”.
Porque eres como la primavera
que destapa su tarrito oloroso
haciéndolo todo más sutil y hermoso
invitándote a amar, a vivir y a cantar.
Fina Simón.
Pintora y Poetisa.
