homenaje a Andrea Camilleri

El pasado mes de julio la literatura perdió a uno de los grandes de la novela policiaca. Sí, hablamos de Andrea Camilleri. Para aquellos que no le conozcan podríamos decir que nació en la pequeña localidad de Porto Empedocle, en el sureste de Sicilia, que estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Palermo, que quiso ser funcionario en la RAI pero tardó años en conseguirlo por sus inclinaciones comunistas, y otros muchos datos más que poco nos acercarían a conocerle.

Aunque también podríamos decir que Andrea nació una segunda vez, allá por los 90, cuando una vez jubilado, decidió apostar por su vocación, la escritura. Ya había escrito tres obras cuando en 1994 vio la luz la primera novela (como personaje principal) del comisario Montalbano –La forma del agua–. Y fue una grata sorpresa para el autor cuando se convirtió en un best seller, además de todo un referente para los lectores italianos.

A través de sus personajes, y de su forma de escribir, deja entrever una gran personalidad, al que de forma personal le aplicaría el calificativo de honesto. Una persona clara, siempre crítica con las injusticias de la sociedad que siempre ha reflejado en sus novelas con una lírica fluida e irónica. Sencillo a la hora de vivir, sin extravagancias, con los pies en la tierra y bien enraizado a su pueblo de origen, y que con mucho amor a traspasado su esencia a Vigàta, el pueblo junto al mar donde reside Salvo Montalvano.

El comisario Montalbano es un personaje peculiar, muy sagaz, funcionario celoso, representante de la Policía estatal, respetuoso con la ley —aunque no duda en romperla cuando se trata de resolver sus casos y hacer justicia—, lector voraz, y gran amante de la gastronomía y de su propia tierra siciliana. Su autor lo describió de la siguiente forma: “Montalbano tiene un sentido fortísimo de la justicia, de una justicia que no siempre concuerda con la justicia de los tribunales sino que es una justicia personal. Montalbano es un hombre que mantiene su palabra. Es alguien que cuando quiere entender, entiende, lo que significa que puede mostrar comprensión con los demás, sobre todo con los más desafortunados. Montalbano tiene humanidad, la misma humanidad que tenemos todos. Pero no es un héroe, no es alguien fuera de lo normal.”

A lo largo de sus novelas conoceremos a otros personajes de ficción tan de carne y hueso como el subcomisario, gran amigo de Montalbano y mujeriego Domenico “Mimì” Augello, el inspector Gioseppe Fazio, el agente Galluzzo y el agente  fiel y telefonista Agatino Catarella cuyos problemas de lenguaje traen de cabeza al comisario y que siempre te llevan una sonrisa a los labios. 

Una de las muchas curiosidades que se pueden contar de Montalbano es el origen de su nombre, el apellido del comisario es un homenaje al escritor español Manuel Vázquez Montalbán (1939-2003), creador del detective Pepe Carvalho, investigador también aficionado a la gastronomía y la literatura. Asimismo, según lo expresado por Camilleri en varias de sus obras, este nombre de fantasía también es un homenaje al sur de Italia, ya que “Salvo” y “Montalbano” son dos apellidos relativamente frecuentes allí.

Otra curiosidad que desveló en una entrevista que le hizo Irene Hernández Velasco a Andrea Camilleri para el periódico de El mundo, el día 27 de mayo del año pasado es el por qué si le tenía ya tanta inquina a su alter ego, no había acabado con él. A lo que el autor contestó que no sólo había pensado en la muerte de Montalbano, sino que la había escrito, pero que no se atrevía a publicarla porque una tarde estaba junto a Jean-Claude Izzo y Vázquez Montalbán hablando de cómo deshacerse de sus personajes, ambos tenían las historias claras, cuando le tocó a Andrea le llamaron por teléfono y no se habló más del tema. Tiempo después, ambos autores murieron antes que sus creaciones literarias así que en palabras de Camilleri “Ni de coña mato a Montalbano”. 

Como era su costumbre, al inicio de verano publicó su última novela, El cocinero de Alcyon, aunque en España aún están pendientes cuatro más, incluida la que cerrará la serie de Montalbano.

Así pues, para que Andrea Camilleri siga formando parte de esta vida y como máximo homenaje, os alento a que leáis su obra, ya que sin duda no os defraudará ni os dejará indemnes.

Usted, hábilmente, me ha llevado a alta mar, pero yo no me olvido de los que se han quedado en tierra.El ladrón de meriendas.

Biblioteca Municipal
Amante del papel

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