La cabalgata del humor

1974. Cojo el libro de Fiestas y le voy echando un vistazo. Leo lo de siempre: apertura de la Feria, pregón, Fiesta del Mantón, verbenas, Tomatina, día de San Luis… Y el viernes… Esto es nuevo. ¿Cabalgata del Humor? Con las cabalgatas que hay en Buñol, ¿A quién demonios van a traer?

Pues resulta que no iban a traer nada de nada, la cabalgata del Humor la íbamos a montar los del pueblo, no necesitábamos a nadie.

Por aquel entonces estaba de concejal de Fiestas Joaquín Carrascosa, el tío Cartagena, y suponemos que entre él y el equipo de fiestas «parieron» esa gran idea. Y también es justo decir que fue el primer año que tuvimos reina de las Fiestas, y que el honor correspondió a Rosa María Pérez Payá.

Parecía un atrevimiento que en Buñol, habiendo tres cabalgatas que son maravillosas, estupendas y en las que la gente echaba el resto, se pusiera en marcha una nueva; pero tenía un aire diferente, no había que ser de ninguna sociedad musical, sólo tenías que tener ganas de divertirte, solo, en pareja o en compañía de los amigos. La gente que salía en esa cabalgata se trabajaba los atuendos, el entorno y las actuaciones si correspondía hacer alguna durante el recorrido. No era ninguna tontería. Yo nunca he sido de disfrazarme, aunque mi familia siempre ha estado muy ligada a Los Feos y, por tanto, a su cabalgata del Mantón. De hecho, mi abuelo materno Miguel López Cortés fue durante muchos años el que montaba y decoraba las carrozas para el desfile, ayudado por mi tío Miguel, mi tío Vicente y todos aquellos que se prestaban a echar una mano para engalanar las carrozas y montarlas. Y, a pesar de eso, no recuerdo haber participado en la misma disfrazado en ninguna carroza.

Sin embargo, mi primer disfraz fue en la cabalgata del Humor del año 1976. La «mili» tenía a la mitad de la cuadrilla en filas y andábamos muy dispersos; tanto es así, que mi amigo Pedro Vallés tuvo que pedir permiso al capitán de su regimiento para poder asistir a la cabalgata del Humor de ese año.  Salió con la Falla del Pueblo, cuyo presidente era Enrique Llorens. Se disfrazaron de falleras, ellos, y de falleros,  ellas. Salieron durante varios años…

A mí me convenció Paquita Pallás, que vivía en la calle El Molino, muy cerca de mi casa en la Callesica, calle Cervantes, el día anterior de la cabalgata del Humor, para salir de Don Quijote y Sancho Panza; lo tenía todo planeado, ella.

Disfraces, lanza, escudo, incluso el caballo… Bueno, el burro del tío Hornerete, abuelo de mi amigo Paco Simón, Hornerete, que vivía frente a la Callesica, en la calle El Molino, al lado del antiguo Correos. Estuvimos todo el día preparando los disfraces, pintando cartones para que pareciesen una armadura, vistiendo al «burrico», ropa para Paquita… Un follón, pero disfrutamos mucho. No recuerdo si nos llevamos algún premio, daba igual…Tengo una foto de aquel día, escondida en una caja de zapatos, que es donde se esconden los tesoros, no vaya a ser que algún día salga a la luz…

Al año siguiente, 1977, con la mili ya cumplida, decidimos salir en la cabalgata del Humor como comparsa. El disfraz era una revisión del cuento de Blancanieves. Nos llamamos Blancananitos y los Sietenanieves. El disfraz lo montamos en la guardería que tenía Conchin en la calle La Capitana y el burro que sacamos, de nuevo el del tío Hornerete. El disfraz fue muy bueno y muy trabajado, nos costó mucho esfuerzo, aquello no era ninguna broma. De enanitos: Maciste, Rafa, Salvador, Luis Chinelas, Tono Canana, Pedro y un servidor; De príncipe, Vicente Matamales, Chani; de Blacanieves vestimos a Vicente Palacios; de Madrastra, Maite Saez; de bruja, Carmen Tello y luego el resto de amigas, Inmaculada, Amparo, Conchin, Rosa, Mª Jose, completando el grupo.Lo pasamos muy bien preparando el disfraz, luego en la cabalgata y en los posteriores de la misma… cena, baile… Tampoco recuerdo si hubo algún premio.

1978 fue el segundo año de comparsas, nos juntamos con la cuadrilla de «Los Mangueras», ya que teníamos mucha relación con ellos al jugar juntos en Las Peñas de futbol. De nuevo fue la guardería de Conchín el lugar de reunión y de disfraz. Aquel año salimos de Circo Ambulante.  Teníamos de todo: equilibristas que hacían filigranas en el suelo, payasos divertidísimos, adivinos que no fallaban una, un grupo de acróbatas merecedores de una visita al Clinico de Valencia y un faquir-encantador de serpientes… que era yo.

Cada grupo hacía una pequeña exhibición a lo largo del recorrido y una delante del jurado, en la plaza del Pueblo… Los acróbatas eran increíbles y los más pequeños se quedaban asombrados al ver salir la cobra del cesto donde dormía… Fue espectacular, disfrutamos mucho y tampoco recuerdo si hubo algún premio, nos daba igual.

Aún recuerdo la risa del entonces alcalde José María Miguel Sebastián, José «Tejero», que estaba en el jurado, cuando la adivina le dijo que tuviera cuidado al resfriarse, no fuera a pasarle como al loro del cuento, que al resfriarse estornudó y se clavó el pico en el pecho… El alcalde se descojonaba.

Nuestro último año como comparsa fue en 1979. Cambiamos el lugar de concentración y fue en una casa de Tomás Luján que tenía en la calle La Capitana. Ese año salimos de Indios y Caravana de Vaqueros. El grupo de indios era muy, muy, aguerrido… tremendo. Los vaqueros en unos carros, protegidos por pistoleros, y rumbo al oeste; y nunca mejor dicho, porque iban hacia San Luis. El desfile fue bastante normal, los indios haciendo eso, el indio, y los vaqueros en sus carromatos. Pero al llegar a la plaza del Pueblo los indios se dispersaron y se mezclaron con el público, desapareciendo…

Cuando la caravana llegó a la plaza se oyó un enorme griterío y los indios asaltaron la caravana. No hay grabación del momento, pero cuentan las crónicas que fue una masacre, los indios morían de montón, lo mismo que los vaqueros, hubo que llamar a los de la limpieza para despejar aquel lío. Tampoco creo que nos lleváramos ningún premio, pero fue de P.M. Por cierto, ese año no me disfracé, estuve en todo el cotarro de disfraces, caravanas, maquillajes… y luego de fotógrafo del acontecimiento. Ese año andaba de líos de faldas y estaba algo despistado.

Y esta fue nuestra aportación a la cabalgata del Humor, en lo que duró su existencia hasta el año 1986, en que dejó de celebrarse por motivos presupuestarios. En su momento no entendimos el porqué, ya que congregaba a mucha gente a lo largo del recorrido y en la Plaza, como en cualquier otra cabalgata, y el gasto de los disfraces corría por cuenta de los participantes. Pese a todo, quiero quedarme con el sentimiento que se generaba en la creación de los disfraces, las risas al ver a algunos maquillados o la pinta que tenían, el cachondeo al ensayar los números que luego harían en el recorrido… Son recuerdos que nos acompañan en almuerzos o al ver las fotos de aquellos momentos y que desde luego no van a volver.

Quiero agradecer y felicitar a todos aquellos, buñoleras y buñoleros, que, individual, en parejas o en comparsas participaron aquellos años, y disculparme por no nombrar a toda la gente que salió año tras año en la cabalgata del Humor.

Pero todo eso forma parte de nuestra memoria colectiva, al igual que otras actividades, como la bajada en carretones de la Cuesta Roya, el Entierro de la Sardina… que desaparecieron, pero ayudan a conformar el espíritu de la gente de Buñol y que no hay que dejar que se pierdan en el olvido. Un abrazo a todos.

P.S. Quiero agradecer a mis amigos Pedro y Conchín la ayuda con los datos, con las fotos, con los textos… y con los recuerdos. Sin ellos no habría artículo.

Venancio Ballester López
Fotógrafo oficial de cuadrillas

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