Esta semana se celebra el juicio a “la manada”. Por si alguien no lo recuerda, el 7 de julio de 2016, cinco hombres violaron en grupo a una mujer durante las fiestas de San Fermín. Desde entonces, la pesadilla de la chica no ha hecho más que comenzar.
El daño no acaba con la denuncia. Hay un daño mayor: la criminalización de la sociedad. Una sociedad que responsabiliza y cuestiona a ella. ¿Qué ropa llevaba? ¿Por qué camina con un grupo de hombres que no conoce? ¿Fue tajante en decir no? ¿Disfrutó? ¿Por qué sigue con su vida y se comporta como si no hubiese pasado?
La cultura de la violación es esto, culpabilizar a la víctima, trivializar con la violación, justificar la agresión… Es pensar que si nos violan debemos hundirnos, escondernos, porque en caso de intentar seguir con nuestra vida estaremos siempre en duda, siempre cuestionadas.
Es tener una justicia patriarcal que no acepta mensajes del grupo de whatssap donde se habla abiertamente de violaciones, donde se enorgullecen de sus trofeos y los muestran con los amigos, donde se jactan de drogar a mujeres para así poder violarlas, pero sí acepta una investigación privada para desacreditar a la víctima.
Es el trato irresponsable de algunos medios de comunicación que han sometido a la víctima a un juicio mediático y social, haciendo encuestas sobre el sufrimiento de esta y dando voz a los violadores.
Es la sociedad que pone en tela de juicio la violación ya que “estos chicos son muy guapos y no necesitan violar”, que juzga a la víctima de imprudente, de ambigua, hasta hacerla parecer culpable.
La violación no tiene que ver con el sexo, tiene que ver con el poder. Necesitan los cuerpos de las mujeres para sentirse poderosos. No entienden que No es siempre No.
Da igual la ropa que lleves, No es No.
No es No incluso con las bragas bajadas.
Si vas bebida, drogada o no estás en plenas condiciones, es No.
Aunque sea tu pareja, si no quieres es No.
Compañera, hermana… nosotras sí te creemos.
Movimiento Democrático de Mujeres de Buñol
