Lo que debía ser un fin de semana de fiesta y tradición en Alborache se vio empañado por las inclemencias del tiempo. A pesar de haber podido celebrar los actos del viernes y sábado, la jornada del domingo se convirtió en un auténtico desafío para la comisión fallera y sus representantes, ya que la lluvia obligó a suspender el pasacalle, la mascletà y, finalmente, la cremà.
El mal tiempo no solo alteró el programa festivo, sino que dejó una gran tristeza en las Falleras Mayores y en toda la comisión. “Mi hija lloraba pidiendo que no la quemaran porque no lo estaba disfrutando”, nos cuentan desde la Falla. Ante esta difícil situación, la decisión final fue aplazar la cremà y trasladar la falla al taller del artista fallero Salvador Espert, en Buñol, para su conservación.
Pero la fiesta no se ha cancelado, solo se ha aplazado. La Falla de Alborache ya tiene nueva fecha para su gran día: el próximo 22 de marzo, cuando volverán a celebrarse los actos pendientes, incluyendo el pasacalle, la mascletà, la comida y, finalmente, la tan esperada cremà.
A pesar del mal sabor de boca del domingo, la comisión recuerda con alegría los momentos vividos el viernes y el sábado, que sí pudieron celebrarse con normalidad, y ya cuentan los días para darle el colofón que su falla merece.