Los viejos cartapacios

«…Como yo soy aficionado a leer aunque sea los papeles rotos de las calles, llevado de esta mi natural inclinación, tomé un cartapacio de los que el muchacho vendía y vile con caracteres que conocí ser arábigos.»  Esto es lo que en el Quijote se cuenta de cómo «alguien» encontró el texto en arábica lengua que contenía la extraordinaria historia… 

Y como muchas gentes son, como el propio Cervantes, aficionadas a leer hasta los papeles encontrados en las calles si aún existieran las calles o si los escritos no anduvieran ya por el intercosmos intangible de lo que llaman, y nunca mejor dicho, La Red, y sea como fuere que por la propia Red encontramos los modernos cartapacios, y sea como fuere que alguien encontró también en arábiga lengua el que se transcribe a continuación traducido por una de las muchas arábigaparlantes que moran en Buñol, no tantas como en el Toledo del XVI pero suficientes para traducir lo que el cartapacio contenía y era: لحسن الحظ ، ليس من الشائع في إسبانيا أو البرتغال أن تسقط»

 City Halls أو Municipal Chambers في الشوارع على هذا النحو تمامًا ، يمكنك مراجعة الصحافة الإسبانية رقم 22 من أجل المتعة ويبدو أن الحالة الوحيدة هي حالة Buñol ، وهي جائزة لا تنسى ، و اقل 

Y que dicho en castellán sería:

«…Por fortuna no es común en España ni en Portugal que a los Ayuntamientos o Cámaras Municipales se les desmoronen, hundan o caigan las calles así como si tal cosa. Puedes revisar por gusto la prensa hispánica del 22 y parece ser que el único caso es el de Buñol, galardón memorable, y menos común que eso ocurra en los días de fiesta mayor, galardón memorable. 

Como estábamos cerca de San Luis intercedió Beltrán con tino y la integridad física de las gentes del lugar y los muchos que por ahí andaban quedó salvaguardada y ahora que hace seis meses del asunto y que el silencio cubre la ignonimia y que sabemos con certeza muy aproximada que el hundimiento no fue por la ira de Poseidón, ni por la lluvias torrenciales, ni por la desidia vecinal, sino por la imprudencia gimnástica, olímpica y filípica de quienes debían velar por que ello no ocurriera… Por fortuna y a la vez penitencia, estamos en España, y rememorando los chistes, tremendos y oportunos de Miguel Gila, las gentes pudimos escuchar y ver en un happening gilesco no exento de humor negro, en boca de «responsables» públicos decir ante los vecinos exahustos y tocados por la perdida temporal, esperemos, de sus casas, que: «¿si sabíais que la calle se iba a caer por qué no os fuisteis antes?». Si no fuese por la gravedad no exactamente chistosa del asundo: puesta en riesgo literalmente la vida de los/as vecinos/as, abandono por lustros, éxodo de gentes, expulsión por desastre, impacto emocional, descrédito local, avandono del patrimonio, desmemoria de la memoria y etc. etc. etc., la verdad es que todo sería bien gracioso, y más al unísono de la Fiesta de Internacional Interés Turístico (la F.I.I.T.)

Y visto lo visto y la F.I.I.T., y dados los diferentes raseros para medir circunstancias y valores, parecería más consecuente, práctico, moderno, visionario y «amoroso» a filo de San Valentín, derribar todo el aréa urbana sur del Castillo (de facto hecha unos zorros y poblada por cuatro castillejos sans-culottes) hasta la iglesia o calle Cid y construir al hilo de los tiempos un tomatinódromo digno, actual, diseñado por firmas internacionales para evitar viejuras, peligros, para generar futuro, réditos, proyección planetaria, para llevarlo a FITUR: altura, vamos, más altura y tomate, vamos, más tomate; y como dedía Gila «Y si no pueden aguantar una broma, coño, pues que se vayan del pueblo». المزيد من الطول والطماطم ، 

 Todo lo cual sin duda nos llevaría, amén del Quixote, a otros libros: las memorias del propio Miguel Gila «Y entonces yo nací» o «Yo muy bien, ¿y usted?». El propio Gila, que estuvo años antes de pasar a la verdad, en el propio barrio Gila, le hubiese sacado mucho partido a la FITUR y a la FIIT y a la UEFA, y a esta historia, y al propio Putin, que acentuaría como aguda en aquellos perspicaces y tremendos monólogos que nadie, nadie, ya parece ser recuerda. 

–¿Está Vladimir?

–¿Putin?

–No, Putin no, Putín.

Biblioteca Pública Municipal
bibliotecaspublicas.es/bunol

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