Mi 15-M

Llegan estas fechas y, en honor a la tradición, escribo algo sobre uno de los fenómenos político-sociales quizá más relevantes y especiales de las últimas décadas. Cada año, resulta casi una una deuda moral para mi dedicarle unas palabras a ese movimiento nacido aquel 15 de mayo de 2011, que transformó mi vida para siempre. Sí, así como suena.

¿Nostalgia? No creo. ¿Idealización? Tampoco. Este 5ª año pretendo reflexionar desde la experiencia vivida y hacer un balance personal entre lo que era antes y lo que soy después de un lustro de 15-M.

En estos 5 años, aquell@s que en mayor o menor medida hemos podido vivir activamente el 15-M, hemos pasado por varias etapas: (despertar, absorber, desaprender, aprender, compartir, crear, deshacer, soñar despierto, agobiarse, quemarse… y vuelta a empezar). Muchas experiencias, mucho esfuerzo y mucho tiempo dedicado desde entonces. El balance general no es ni mucho menos malo, le pese a quien le pese. Aunque si miro atrás, es el balance personal el que hace del movimiento del 15 de mayo el acontecimiento más grande e importante que se cruzó en mi vida.

Hace poco más de 5 años yo era una auténtica caricatura. Un desecho humano que se arrastraba sin rumbo y sin vida por el bucle capitalista: trabajar, obedecer, consumir. Un proyecto fallido de vida, vacío de contenido y desprovisto de cualquier atisbo de actividad neuronal que no fuera estudiar oposiciones, ver la TV, asistir a partidos de fútbol y correrme alguna juerga. La conciencia social brillaba por su ausencia. Un absoluto desclasado, vamos…

Como ya conté en mi primer texto quincemayero que da nombre a este humilde blog, mi cambio se produjo como consecuencia de elegir la PASTILLA ROJA (esto es metafórico, ¡eh!) que se me ofreció en aquel preciso momento concreto, en aquella Plaza, en cada Asamblea del pueblo, en cada acción, en cada minuto pasado compartiendo y debatiendo estrategias, propuestas, sueños, en cada sonrisa, en cada lágrima, en cada victoria, en cada derrota… Incluso hoy, el despertar a la vida que experimentamos algun@s aquel día, permanece intacto también en cada momento de frustración y pesimismo, pues aquellos sueños y utopías que aun a día de hoy continúan siendo nuestro motor, están más lejos que nunca de hacerse realidad. A pesar de todo, seguimos en pie.

Hay muchos 15-M’s. Tantos como personas que participamos del movimiento. Tantos como procesos y experiencias personales se produjeron como consecuencia de los “efectos secundarios” de tomar aquella Pastilla Roja. Nunca sabes cómo te va a afectar. A mi me dio por creerme eso de que la gente puede autorganizarse sin necesidad de recurrir ni a partidos, ni a lideres expertos de la real politik. El 15-M nos demostró que podíamos tomar las riendas de nuestras propias vidas y decidir el qué, el cómo y el dónde. Casi sin quererlo, mi propia relación con el movimiento me condujo hacía el pensamiento libertario. No en vano, las prácticas de asamblearismo, apartidismo, horizontalidad, ausencia de liderazgos y la democracia y acción directas de que hacía gala el joven movimiento, son rasgos inequívocos del movimiento anarquista.

Los dos primeros años estuvieron llenos de entusiasmo y actividad porque las luchas eran muchas y la energía y las ilusiones estaban al máximo. Muchos movimientos ya existentes fueron reforzados y otros nuevos nacieron al calor del 15-M. Mientras nos duraron las fuerzas y el día a día nos lo permitía, participábamos de todo lo que surgía. Para much@s, entre l@s que me encuentro,  el 15-M fue el catalizador de otras luchas, más concretas, a las cuales hemos dedicado nuestro esfuerzo y tiempo durante buena parte de estos 5 años. Para otr@s, con el listón más alto en cuanto a expectativas y por qué no, por propia necesidad y supervivencia,  el movimiento les permitió conocer, participar y retroalimentarse de iniciativas y proyectos radicalmente opuestos a un modelo capitalista en clara fase de corrosión. Ahí están los proyectos de autoempleo en huertos urbanos, un renovado cooperativismo, proyectos de vida en las Eco-aldeas, eco-redes de intercambio, monedas sociales… En definitiva, un modelo alternativo a la barbarie de sistema económico que nos ha llevado al cuello de botella evolutivo en el que nos encontramos. La tercera vía, la formaban aquell@s que casi desde el primer momento pensaron que esto iba únicamente de encerrar a los corruptos y echar a los dos grandes partidos que se habían turnado en el poder en las últimas décadas. Era esa, otra parte del 15-M que siempre pensó que se debía canalizar la indignación a través de la toma del poder político.  A los 3 años, un grupo de “expertos” y por qué no, oportunistas que NUNCA estuvieron en las plazas, aprovechó esta vía y fundo un partido: PODEMOS. Hoy, una parte de ese 15-M aun cree ingenuamente que se pueden cambiar las cosas desde las instituciones. Otra, que al principio mordió el anzuelo y que al poco tiempo ha caído en la cuenta que el modelo parlamentarista es inoperante, se debate entre volver a las plazas, o volver a tomar la pastilla azul para anestesiar la terrible decepción que supone haber despertado del sueño electoralista.

No lo ha tenido nada fácil el movimiento 15-M estos 5 años. A la brutal represión de los gobiernos de turno se le ha sumado la constante evaluación y crítica tanto de los grandes Medios de (des)información, como de aquellos apóstoles de la revolución social, ya fueran comunistas ultraortodoxos, anarquistas dogmáticos, insurreccionalistas de sofá o “revolucionarios de doble-click”, quienes siempre tacharon al movimiento de “ciudadanista”, “pequeño burgués”, “reformista”  u otras lindezas. La mayoría de ellos, NUNCA participaron de él y por tanto no tienen una percepción real del alcance que tuvo en much@s de nosotr@s.  Ni yo mismo lo se. El tiempo, siempre tan sabio y paciente, nos dirá el verdadero impacto social que dejó  el 15-M en la historia de este condenado país. Lo bien cierto es que, en la historia reciente de esta “democracia” de bajísima intensidad,  NINGUNA organización ya fuera política, sindical, o social, había logrado hasta el 15 de mayo de 2011 despertar a tantísima gente de todas las edades y condiciones sociales, consiguiendo organizarlos en torno a un consenso de mínimos que, si bien no presentaba un carácter completamente rupturista, abría el camino para establecer unas bases que permitieran contestar directa y radicalmente al caduco sistema capitalista que nos oprime. El Capitalismo empezó a ser verdaderamente cuestionado por cada vez más gente a partir de aquel día. Ese es un importante logro que nadie le puede negar al 15-M.

Fue además, ese carácter inclusivo y la alegría, el entusiasmo y la -a veces- ingenua ilusión con que hemos luchado durante estos 5 años, lo que ha permitido que nos hayamos encontrado muchas personas que, si bien no pensamos completamente igual (malo sería),  y no compartimos los mismos medios y vías para cambiar este mundo enfermo, hemos coincidido plenamente en que las sociedades, los sistemas se transforman y se contestan  SIEMPRE desde abajo. Son esas personas, el mejor regalo y el mayor triunfo que me llevo de estos 5 años de alegrías y decepciones. Hay todavía mucho camino por recorrer. VAMOS DESPACIO, PORQUE VAMOS MUY LEJOS. Nos encontramos allá: en UTOPÍA.

A quienes nos conocimos después de aquella larga conversación,
¡FELIZ DESPERTAR! ¡FELIZ 15-M!
Seguimos y seguiremos en pie.

José Guerrero.
Autor del blog ‘La Pastilla Roja‘.

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