Mi fiesta. El último adiós del tío Riteto.

Desde Asíesbuñol Magazine nos ha fascinado el peculiar entierro del tío Riteto que nos trae en su artículo Venanci Ferrer y hemos querido profundizar más en esta curiosa historia.

Jaime Galarza Máñez, el tío Riteto, fue un vecino de Buñol que nos dejó hace ya 19 años. De carácter alegre y bromista por naturaleza, un día recibió una noticia que cambiaría su vida radicalmente. Se le diagnosticó cáncer de colón y le dieron una esperanza de vida de seis meses. Murió un 18 de diciembre de 1999… 21 años después.

Si bien falleció a la edad de 87 años, le diagnosticaron el cáncer con 66 años, por lo que imaginamos que debió agradecer cada día de vida “extra” que pudo disfrutar, aunque su familia nos asegura que no cambió su forma de ser, era igual de alegre antes que después.

La cuestión es que quiso reflejar su particular forma de ver la vida y su positivismo en su úlitmo acto aquí, su entierro. Desde que conoció ese duro diagnóstico, el tío Riteto comenzó a darle vueltas al tema, intentando dejar todo organizado para tener un entierro acorde con su personalidad.

La familia nos ha facilitado una serie de documentos, cartas, unas manuscritas y una con carácter más oficial, en las que dejaba todo perfectamente organizado, y que guardaba en un sobre bajo el título de “Mi fiesta”.

En una primera carta manuscrita, sin fecha, el tío Riteto escribre: 

Nota Final. Para mi entierro dejo en mi cuenta corriente o libreta destinadas ciento cincuenta mil pesetas, cien mil para la música o músicos que vengan a tocar a mi entierro, y cincuenta mil para gastos de crematorio. Firma”.

En otra carta manuscrita, con fecha de 24 de junio de 1980, el tío Riteto escribe un texto a Tito, encargado de la traca y que, curiosamente, acabó falleciendo antes que él:

Recibo de Jaime Galarza Mañez la cantidad de diez mil pesetas por el importe de cinco tracas y el trabajo a realizar de dispararlas en el entierro de Jaime, en el siguiente orden:

1. Traca al salir de casa o de donde esté.

1. En el trayecto de casa a la iglesia.

1. Al salir de la iglesia.

1. Desde la iglesia “ande” se despide el duelo.

1. Donde se despide el duelo, que no será duelo sino Fiesta.

Firma de Tito.

Ese mismo día, 24 de junio de 1980, deja otra carta manuscrita para su familia, en la que escribe:

Para mis hijos y familia. Yo, Jaime Galarza Máñez, de sesenta y seis años de edad y en plenas facultades mentales, dejo por escrito lo siguiente. Cuando yo muera sepan que soy donante de ojos, oídos, corazón, riñones y mi cuerpo para estudios de la medicina para bien de los demás.

Cuando se haga el entierro, de lo que quede de mi cadáver, no quiero coronas ni lágrimas ni tristezas que no sirven para nada, sino alegría, que morir es lo mismo que nacer, es la ley de la vida y lo más natural del mundo.

No se despedirá el duelo, mis hijos darán las gracias en voz alta por el acompañamiento y yo agradecido.

Firma.

Nota. Como podéis comprender, mi opinión y forma de pensar mi entierro no será un entierro, será una fiesta. Gracias.

Posteriormente, en la misma carta, Jaime escribió dos añadidos más:

Nota final.

En mi entierro no quiero que me lleven a hombros, quiero el coche en la puerta de casa (y al coche), que para eso está pagado, y no quiero misa el día del entierro.

Gracias. 

Firma.”

“Sigue. Cuando se termine esta fiesta de mi entierro en el mismo coche fúnebre me llevarán al crematorio de Valencia o donde esté, me queman y en una cajita pequeña traerán mis cenizas, la meterán en el cementerio y en mi casica junto a mi mujer resposarán para siempre.

Firma.

Unos meses más tarde, el 11 de noviembre de 1980, Jaime Galarza llega a un acuerdo con la S.M. La Artística que se registra en un escrito con fecha, firma del entonces presidente, Eusebio Sáez, y sello de la sociedad. En él se indica:

La S.M. La Artística de Buñol recibe de su socio D. Jaime Galarza Máñez la cantidad de veinticinco mil pesetas en concepto de donativo a la Banda, la cual se compromete según queda sentado en acta del día de la fecha, y siempre que alguna circunstancia de fuerza mayor no lo impida, a acompañar a su última morada tocando pasodobles y música alegre.”

Pero como comentábamos anteriormente, o el diagnóstico no fue muy acertado, o la positividad de Jaime hizo que el cáncer no avanzara con tanta rapidez. Así, el 3 de junio de 1992, doce años después, Jaime Galarza decide dejar escrita su última voluntad ante notario, con dos testigos, Ángel Cuenca Martín y Luis Galarza Sierra, y firmas de todos los implicados. En la nota se dejan las indicaciones para que se celebre el entierro tal cual Jaime deseaba.

Por circunstancias de mi propia voluntad, queda autorizado D. Emilio Simón Adrián (…) para que llegado el día de mi defunción, se haga cargo de toda la tramitación del sepelio con arreglo a la documentación de última voluntad que obra en su poder”.

Igualmento autorizo para que llegado el momento pueda realizar el cobro de un talón por valor de ciento cincuenta mil pts. (…) para cubrir los gastos que originen todo lo relacionado con el Entierro, Inhumación e Incineración de mi cadáver”.

Aún pasarían siete años y medio más para que Jaime Galarza nos dejara, y, aunque la familia no estaba para muchas fiestas, el entierro se celebró respetando la voluntad del protagonista. A ritmo de pasodobles y de traca, el tío Riteto celebró su fiesta.

Redacción Asíesbuñol Magazine

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