Una vez aclarado en el capítulo anterior el concepto de “underground” buñolero, aprovecho este espacio para desmentir mitos, leyendas y molestos topicazos que persiguen a los grupos de rock locales, debido a la ignorancia y pocas luces de algunas personas, que sin maldad alguna, quiero creer, mueven rumores y alimentan estereotipos inexistentes. Algunos de ellos, los más sangrantes son:
A) El dinero, “estaréis forrados con tanto concierto”: a este respecto decir que ningún grupo de Buñol ha vivido de su obra, el dinero que se gana (en cantidades miserables) en los conciertos de rock, nunca va al bolsillo de los músicos (puede existir alguna excepción de alguien que se haya repartido 200 euros, pero aun así está justificado, ya que se invierten en material personal). El dinero va a comprar equipo común, grabaciones de discos, lonas, promoción de los discos, gasolina, itvs, talleres, dietas (cuando se puede), hoteles (cuando se puede y nunca a los hoteles que va Rita, algo más humilde). Por lo tanto, el tópico de que los grupos cobramos pasta gansa a repartir es mentira, pese a que hay gente que se piensa que tocamos más pasta que Mick Jagger. En realidad esto se hace por gusto y se pierde dinero (o se invierte a fondo perdido, mejor) ya que los instrumentos, cables, ba-quetas, repuestos, luthier, etc., son gastos que asume el músico personalmente. En mi caso y el de mi grupo afirmar que nunca nos hemos metido dinero en el bolsillo (y el Dogo y yo llevamos aporreando juntos desde 1994).
B) “Tocar en mi garito y así os dais a conocer”: mentira, no te das a conocer, porque ya que no pagan, ni ponen carteles, ni hacen nada, el público es el de siempre y escaso, ya te conocen. En realidad lo que se quiere es un concierto gratis, y de paso denostar y humillar el esfuerzo del artista para dar categoría a su negocio, vamos, que es de ser muy carota. Cobrar hay que cobrar aunque sea poco (a excepción de los benéficos, claro).
C) “Venís, tocáis y ya está”: quizás en el mundo en que los unicornios comen piruletas de piña esto pueda ser así, pero en el mundo real se necesita una equipación mínima para poder sonar (equipo de sonido, escenario, técnico, etc.), así como un montón de horas de ensayo para poder conformar el espectáculo, luego que vayas tú y lo montes todo, organices el evento, toques, y luego plegar, papeleos, facturas y volver a organizar el local… muchas horas. O sea, que ir, tocar y ya está es un mentirón de los gordos. Y para acabar con esta muestra de tópicos enfermizos mentar uno grande de grupos retirados…
D) “Tocamos en tal sitio y estaba lleno, había mil y pico personas”: y al cabo de años pasas por el recinto y te das cuenta de que solo caben doscientas… no hacen falta comentarios a este respecto, la adrenalina juega malas pasadas.
Espero que estas palabras sirvan para ilustrar un poco la realidad de los grupos de Buñol, que si tocan, crean, componen, ensayan, hacen trabajos de oficina, management, promo, y son sus propios “pipas” en muchos casos, es por amor a la música y la ilusión de compartir tu esfuerzo traducido en sonido. Así que, una vez más, dejémonos de tonterías. Cualquier grupo es admirable solamente por el esfuerzo personal que realiza, más allá de si nos gusta o no su estilo, sonido o técnica. Me gustaría decir a todos los grupos que hay y ha habido. “Óle vuestros huevos”.
Consejo de respuesta a afirmaciones alegres y típicas: “¿Eres músico? Tócame algo”. Respuesta: “¿Eres panadero? Hazme un pan”.
Enrique Hernández Pérez
Músico multidisciplinar