Niños sin prejuicios. Llevando la vanguardia al Barrio del Cristo.

Durante la mañana del pasado sábado 30 de noviembre, estuve realizando un taller titulado En busca de la música contemporánea” en la Escuela de Música Barrio del Cristo. No era el primer taller de ese tipo, pero sí, la primera vez que íbamos a llevar la teoría a la práctica. La valentía de la Asociación Musical Barrio del Cristo y su profesor de percusión (Manuel Fuertes) lo hizo realidad, algo que llevábamos pensando durante mucho tiempo y que en tantas conversaciones con compañeros habíamos teorizado y debatido.

Asistieron en torno a 14 alumnos de 9 a 15 años de diferentes puntos de la provincia de Valencia. 

Es conocido que la música contemporánea es minoritaria, lo asumen los compositores, lo asumen los intérpretes y lo asumen con satisfacción aquellos que la critican. Ha llegado la hora de bajar al terreno de juego, de ponerse el mono de trabajo” como tantas veces me dijo mi profesor Sisco Aparici. Muchas veces me han nombrado aquella frase que reza: La música contemporánea es una cosa minoritaria y elitista. Nada más lejos de la realidad, creer que la música contemporánea está lejos de la iniciación musical es un error. 

Muchas veces nos lamentamos en voz alta el poco caso que nos hacen, tanto las instituciones, como el público y gran parte de los profesionales de la música. Es evidente que todos peleamos y nos esforzamos porque la vanguardia crezca, y creo que en los niños tenemos una de las soluciones al problema. El concierto que realicé tras el taller, no es coincidencia que se llamara Versar sobre papel mojado”, porque así es como me siento en todos los proyectos, escribiendo en un papel que se emborrona y se arruga, que queda en nada.

Al igual que los compositores investigan y crean nuevas formas de organización de patrones  de diversos estratos como bases generadoras del discurso de sus obras, el emisor encargado de comunicar ese discurso, debe generar nuevas formas de entendimiento que una nuevas sinapsis cerebrales y que habilite un entendimiento reflexivo al audicionar dicho discurso.

Qué mejor punto de partida, que realizar este proyecto en un barrio obrero y puesto en marcha por una asociación tan humilde.

El transcurso de la jornada se dividió en tres bloques:

Primeramente, un taller de expresión y preparación a la escucha. Dividimos a los alumnos en tres grupos de compositores contemporáneos de referencia, en concreto Alberto Posadas, José Luís Torá y Helmut Lachenmann. Se reflexionó sobre la percusión y su posición actual, además colectivamente debatimos ¿Qué haríamos antes de un concierto?  y ¿Qué haríamos durante un concierto? Es esencial concienciar de la importancia de informarse para poder disfrutar más profundamente de las obras artísticas, hay que hacer al público participe a través de la compresión y la empatía.

Seguidamente preparamos esa escucha, hablando a través de dinámicas colectivas sobre las diferentes piezas que iban a componer el concierto. Introduje conceptos nuevos, para así poco a poco, acercarlos a la vanguardia, y poder disfrutar de las distintas formas de belleza.

Empezaba el segundo bloque, íbamos a llevar la teoría a la práctica, mediante un taller de experimentación. La investigación es fundamental en la creación de nueva música, además de ser la creatividad, algo esencial para el desarrollo en la infancia. Ver más allá en un instrumento de lo que nos puede parecer a simple vista, es algo que los alumnos realizaron magistralmente. No estaban prácticamente condicionados ya que no tienen aún adquiridas las bases musicales tradicionales. ¿Qué hubiera pasado si hubiera sido para alumnos de grado medio?

En esta parte los alumnos buscaron diferentes sonidos en instrumentos de percusión, para luego ponerlos en práctica, mediante una composición rítmica que realicé, en la que ellos añadieron los sonidos que habían investigado. Lo único que nos quedaba era ensayarla para poder mostrarla en concierto.

 Así fue, el concierto comenzó poco después, y cómo introducción los alumnos mostraron lo que habíamos practicado en el taller. Mi mayor miedo era tener que encontrarme con algún padre al finalizar, y me dijera la jilipollez que le parecía lo que estaba haciendo con los niños, pero eso por suerte no ocurrió. Todo transcurrió como estaba pensado, las obras del concierto fueron puestas en marcha con una breve explicación previa, con un público caluroso y atento.

Ya había finalizado todo cuando llegó lo mejor del día, un niño de 9 que ha comenzado este curso a tocar la percusión y apenas sabe leer una partitura, se dirigió a mí y me dijo: “Álvaro Álvaro, no me ha gustado el concierto, me ha encantado”. Y esa es una de las cosas que te empuja a seguir adelante, porque lo que ha quedado muy claro después de esto, es que los niños no tienen prejuicios.

Gracias AMBC, Gracias Manu.
Álvaro Belda.
Percusionista de Buñol.

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