Por segunda vez me dirijo a vosotros en este especial del 8 de marzo dedicado a la mujer en el cine. La última vez traté las aportaciones de varias mujeres cineastas, todas ellas extranjeras, a la historia del cine universal. En esta ocasión, barro para casa y me decanto por una cineasta española que ha sido clave en mi vida y en la de muchos amantes del séptimo arte, tanto por el contenido de sus obras como por su forma de transmitirlo, su sello, su esencia.
Ella es Isabel Coixet. Sus películas se han convertido en pilares básicos de la historia del cine, no sólo en España sino en todo el mundo. La originalidad en su obra y el estilo personal y cercano con el que trabaja, atrapa al espectador desde el primer segundo, creando un vínculo entre este y sus protagonistas, una empatía absoluta que a veces incluso nos deja con un sabor agridulce. Para esa ocasión quisiera destacar una película que, personalmente, creo más que necesaria hoy y siempre.
Así pues, comenzaré con unas breves pinceladas de su trabajo. Qué decir de Isabel Coixet que no se sepa. Ha rodado más de 25 películas, anuncios, campañas publicitarias, cortometrajes, documentales, es columnista tanto en El País como en XLSemanal, ha colaborado con directores de la talla de Gus Van Sant, los hermanos Joel y Ethan Coen, entre muchos otros y sus obras han sido reconocidas en numerosos festivales dentro y fuera de España. Justo hace un año fue nombrada «Embajadora honorífica de la Marca España» y meses después recibió el «Premio Nacional de Cinematografía 2020». Todo ello con su esfuerzo, dedicación y sin renunciar nunca a su personalidad. Mención especial, Miss Wasabi Film, su propia productora con la que, no sólo produce su obra, sino que, a través de esta, produce las obras de decenas de cineastas mujeres, favoreciendo así la visibilidad de estas al promocionar cine realizado por mujeres. Por todo ello, Coixet es para mí, no sólo una gran directora, sino un ejemplo a seguir (sé que ya no hablo como historiadora, sino como fan absoluta).
La librería (The Bookshop, 2017) es una coproducción internacional (España, Reino Unido y Alemania), rodada entre Irlanda y España. Basada en la novela homónima (1978) de Penelope Fitzgeralt y que cuenta en sus papeles protagonistas con Emily Mortimer, Bill Nighy y Patricia Clarkson. Aquí quiero aclarar que la película jugaba a mi favor, y es que tengo la norma de «jamás perderme cualquier película en la que aparezca Bill Nighy». Continúo. La trama es sencilla, en los años 50, una viuda (Emily Mortimer) se traslada a un pequeño pueblo de Reino Unido y decide montar una librería, ya que este era el sueño que compartía con su esposo fallecido. Al llegar allí se encuentra con un pueblo que la rechaza en todo momento, por ignorancia, por miedo a la mujer más poderosa del pueblo (Patricia Clarkson) y por el hecho, básicamente, de que es una mujer que está sola y quiere llevar las riendas de su vida. Todo ello choca con una mentalidad tan cerrada como la que poseen. Trata del miedo a lo desconocido, del daño que provoca la ignorancia, del peligro que conlleva traer la cultura a un lugar donde el orden ya está establecido y «funciona». No haré más hincapié en la trama, sólo recalcar que Bill Nighy, un anciano divorciado, que lleva 40 años encerrado y ama la literatura por encima de todo, se convierte en su Sancho, en su defensor frente a las injusticias. Esta obra es una oda a la libertad, a la lucha por los sueños y sólo por ello, la considero más que necesaria. He vuelto a sentir la conexión que viví con la «La vida secreta de las palabras» (2005). Emily Mortimer está impecable, sientes que formas parte de ella desde la primera escena. La fotografía es preciosa, al más puro estilo británico, y la banda sonora, bonita y a la vez estremecedora.
Una vez, dijo: «el espectador de cine es el gran voyeur de la intimidad». Creo que esa frase resume el objetivo del cine, el vínculo entre espectador y obra y por ello sus películas saben crear una atracción tan íntima como intensa. Qué sería del cine sin Isabel Coixet.
Nora Gómez
Historiadora del arte y cinéfila