Redes Sociales y adolescencia: ¡PELIGRO!

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Los avances tecnológicos han traído a nuestras vidas las Redes Sociales. Hoy en día es raro aquella persona que no tiene un perfil en cualquier red social, es más, también es raro no tenerlo en varias a la vez, e incluso interactuar con varias de ellas al mismo tiempo. Las hay para todos los gustos, desde aquellas en las que solo se pueden compartir fotos y vídeos cortos a los que la gente le añade comentarios, hasta aquellas en las que puedes hacer un poco de todo, desde compartir esas fotos y vídeos, hasta enlaces de internet o estados de ánimo momentáneos. Hasta aquí todo normal, y yo estoy totalmente de acuerdo, siempre y cuando esas redes sociales se utilicen de la forma correcta y para lo que están hechas, en su justa medida, no hay que hacer de estas aplicaciones nuestro modo de vida, como en muchos casos ocurre, llegando a depender de ellas como si de una droga se tratase.

Pero esto se hace más llamativo, si cabe, con los más jóvenes, los que, muchas veces, por imitación a lo que ven en casa, piden cada vez a una edad más temprana que se les compre un móvil, o mejor dicho, un smartphone, porque ellos realmente lo que quieren es eso, un smartphone con el cual pueden tener acceso a toda esta vorágine de redes sociales con las que ponerse en contacto con sus amigos o con sus no tan amigos.

Lo primero que tienen que tener claro los padres es que regalar un smartphone no es regalar ningún juguete, y que están dando a sus hijos una herramienta con la que va a ser casi imposible controlar lo que hablan, lo que comparten y, lo que es peor, con quién lo hablan o con quién lo comparten. A ellos lo que más les interesa es que tenga muchos “me gusta” llegando a deprimirse si sus publicaciones no son tan populares como las de otros, y esto es real como la vida misma.

Los jóvenes, como siempre ha ocurrido son, por lo general, impulsivos, lo que ocurre es que no siempre hemos tenido las herramientas que tienen hoy en día para comunicarse, no con los más cercanos, sino con el resto del mundo. Ellos se hacen una foto graciosa con la cámara de un smartphone y, como es habitual, la comparten de forma pública sin tener en cuenta las consecuencias que eso puede tener y, hoy en día, las consecuencias pueden ser drásticas, llegando, incluso a ser condenables en muchos de los casos. Pero lo peor son las secuelas que en el joven o la joven pueden dejar.

El mundo digital nos facilita la vida muy a menudo, pero es un mundo inseguro, siempre existen agujeros de seguridad, provocados por el software de nuestros dispositivos o, en la mayoría de los casos, por distracciones del usuario. Las consecuencias pueden ser mínimas o muy serias, pero lo que sí es cierto es que en muchos de los casos de hoy en día las culpables son las redes sociales, en las que se aceptan amigos que no conocemos de nada, y que por tanto no sabemos cuáles son sus intenciones, y/o compartimos contenidos que deberían quedarse en la intimidad. Y todo esto se acrecienta cuando el usuario es adolescente, y cuando hablo de adolescencia voy a hablar de la edad comprendida entre los 12 y los 18 años, ya que a partir de aquí, nuestra ley dice que una persona es responsable de sus actos totalmente. Para empezar, si eres menor de 14 años, la ley no te permite abrir una cuenta en una red social, pero claro, podemos falsificar la fecha de nacimiento y asunto arreglado, porque esto ocurrir, creedme, ocurre. ¿Estoy diciendo con esto que los padres deberían estar más encima de sus hijos con las redes sociales? Pues la verdad es que deberían estarlo, o, como mínimo, concienciar a sus hijos de los peligros que conlleva el compartir cierto contenido. Y si no, haced una prueba, poned el nombre de vuestros hijos (si tienen redes sociales) en google, dadle a buscar y os sorprenderéis de lo que puede haber en internet a la vista del mundo entero. Y lo que es peor, borrar las huellas de alguien en internet es muy difícil, y dicho sea de paso, muy caro.

¿Y qué peligros puede conllevar todo esto? Pues desde que un pederasta indeseable añada a su macabra colección imágenes de vuestros hijos con poca ropa (en bikini o bañador) hasta que tengan una relación con alguien que sea un controlador y que esté en todo momento sabiendo dónde están vuestros hijos. Esto último no es ciencia ficción, ocurre con más frecuencia de lo que os imagináis. Por supuesto no quiero asustar a nadie, ni decir que esto ocurre siempre, pero sí que os pido encarecidamente que estéis muy alerta, es un peligro que nos acecha y que puede tener consecuencias muy desagradables. Prometo seguir ahondando en este tema.

Edmundo Escobar Ferrer.
Tec. Sup. Admin. Sistemas Informáticos en Red.

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