Reflexiones sobre el cambio climático

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Con frecuencia podemos escuchar conversaciones, tras un periodo seco y cálido, que la culpa es del cambio climático. En estas conversaciones, además, suelen usarse indistintamente términos como clima y tiempo, así como cambio climático y variabilidad e irregularidad climática. Así que, lo primero será explicar que entendemos por estos términos:

· Tiempo. Se refiere a las condiciones meteorológicas que se dan en un lugar, en un instante determinado.

·  Clima. Sería la media de esas condiciones meteorológicas, en un determinado lugar, durante un periodo de tiempo.

Es decir, hoy puede estar lloviendo en Buñol, en Londres y en el Sahara. Podemos decir que los tres lugares tienen  “hoy” un mismo tiempo (llueve). Pero a lo largo de un año por ejemplo, el tiempo día a día diferirá en los tres lugares. Los tres sitios tienen un tiempo similar en un momento dado, pero Londres tendrá “Clima Oceánico”, Buñol “Clima Mediterráneo” y el desierto del Sahara “Clima desértico”.

· Variabilidad e irregularidad climática. Es una medida del rango en que las condiciones y los elementos del clima cambian de un periodo a otro. Se debe a causas naturales. Así, aunque la media de precipitaciones anuales en Buñol, es de unos 600 l/m2, en los años 2012 y 2013 no llego a 380 l/m2, alcanzándose solo los 290 l/m2 en 2014. Por el contrario, durante los años 1997, 2004 y 2008 se superaron los 800 l/m2 anuales.

· Cambio climático. Es un cambio significativo y duradero de los patrones locales o globales del clima. Las causas de estos cambios pueden ser: naturales, como, por ejemplo, variaciones en la energía que nos llega del Sol, erupciones volcánicas, circulación oceánica…, o antropogénicas  (causadas por los seres humanos), ya sea por la contaminación de la industria, combustión de petróleo y carbón, deforestación… Algunos cambios en el clima ya los estamos notando (incremento de las temperaturas, deshielo glaciares…), pero de cumplirse algunas previsiones (aumento de la temperatura por encima de 2º), los cambios serían mucho más importantes, así como sus consecuencias:

•  Si se produce un aumento de la temperatura, tendríamos un mar Mediterráneo más caliente. Se producirá una mayor evaporación y, en consecuencia, tendremos  más vapor de agua en la atmósfera, que favorecería la formación de más nubes, con más “alimento” para desarrollarse (Cúmulonimbos) y aumentará la probabilidad de precipitaciones torrenciales e incluso de Medicanes (ciclones mediterráneos).

• Por otro lado, con un clima más cálido, es de esperar un aumento de los periodos cálidos, es decir, aumento de olas de calor en verano, inviernos menos fríos… sin que ello quiera decir que no se sigan produciendo olas de frío puntuales en invierno.

• Se incrementaría la degradación de los suelos (erosión, salinización, desertificación, etc.), debido a las fuertes lluvias y al aumento de las sequias.

• Aumento de la salinidad del mar, debido a la disminución de las precipitaciones, y por tanto a un menor aporte de agua dulce de los ríos y a un aumento de la evaporación del agua del mar por el aumento de las temperaturas.

• Aumento nivel del mar, debido al deshielo de los glaciares, debido al aumento de las temperaturas. Muchas de nuestras playas desaparecerán.

• Disminución del caudal de los ríos, del agua dulce disponible, lo que llevará a una sobreexplotación de los acuíferos. Esto podría llevar a “guerras por el agua”. Ya las tenemos con los trasvases y los “caciques“ en que se están convirtiendo los presidentes de las distintas comunidades autónomas, que las gobiernan como si fueran sus cortijos.

• Cambio en la estacionalidad y geografía del turismo. Podríamos tener temperaturas del norte de Marruecos y Alemania las que tenemos actualmente. Muchos turistas de sol y playa, se quedarían en sus países.

• Incremento del número de incendios: Más calor, menos agua, sequías…

• Disminución del potencial agrícola debido al aumento de las temperaturas y disminución de las precipitaciones.

• Disminución de la nieve y del turismo de nieve. Suiza en un invierno normal es esquiable el 85% del territorio, si aumentase la temperatura un par de grados, la superficie  pasaría al 63%. Estaciones como Javalambre y Valdelinares, desaparecerían.

• Cambios en la vegetación y fauna. Cultivos como la vid, por ejemplo, se podrían cultivar en países que hasta ahora son demasiados fríos. Por el contrario, insectos que transmiten la malaria y otras enfermedades tropicales, podrían colonizar nuestras tierras con un clima más cálido, con el consiguiente aumento de estas enfermedades.

De todo esto, así como de posibles soluciones, es de lo que se ha hablado en la Cumbre del Clima de París (diciembre del 2015), donde se ha acordado limitar el incremento de la temperatura a menos de 2º C. Si bien al final, todo se reduce a un tema económico. Y yo me pregunto: si países desarrollados como EE.UU. o Europa son de los más contaminantes, ¿qué autoridad moral pueden tener para decirle a la India (que es un país emergente pero muy contaminante): “Mire usted, pare de crecer, deje de contaminar y si no tiene dinero para invertir en energías renovables, entonces no crezca económicamente, deje morir de hambre a su pueblo, pues con lo que contaminamos nosotros ya es suficiente”.

Para concluir, en la historia del clima de la Tierra sí hay un hecho que se repite, es el cambio climático. El problema es que ese cambio se producía a lo largo de cientos, miles o millones de años, dando tiempo a las especies animales y vegetales a adaptarse a las nuevas condiciones, desapareciendo las que no se adaptaban. Ahora se está produciendo en unos pocos años (100 años), sin tiempo para adaptarse a esos cambios. Por otro lado, señalar que el clima Mediterráneo, si por algo se caracteriza, es por su irregularidad y variabilidad. Que el clima está cambiando, no lo pongo en duda, hay datos que así lo indican. Que todo sea por culpa del hombre, tal vez le estemos dando demasiado poder al ser humano, sin negar que al menos una parte del calentamiento global se debe a las actividades del ser humano. Ahora bien, hemos de tener cuidado al calificar una “ola de calor”, “un periodo de sequía”… por sí solos como consecuencia del cambio climático,  ya que pueden quedar definidos precisamente por la irregularidad y variabilidad que caracterizan el clima Mediterráneo.

Manuel Cervera Mas
Webmaster meteobunyol.com

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