Republicanismo en Buñol

El pueblo de Buñol, tras años de pleito con el Conde de Buñol, fue fraguando un republicanismo progresista.

La Junta de Buñol se sumó al alzamiento de 1868 con una proclama: “Este pueblo, siempre fiel a la santa causa de la libertad y sediento como el que más de romper las cadenas que eran una rémora para la industria y la agricultura, ha secundado lleno de júbilo el glorioso alzamiento que, iniciado en Cádiz, se ha extendido por toda la nación con una rapidez comparable a un deseo.”

En las terceras elecciones municipales del sexenio, de las que se conocen datos, el triunfo fue para los republicanos. En febrero de 1872 Pedro Sarthou se convirtió en alcalde de Buñol, cargo que mantuvo hasta la destitución, en 1874, de él y de los concejales del ayuntamiento. El nuevo alcalde fue el republicano (de orden) José Sánchez Marco, mientras que Ydelfonso Carrascosa, viejo progresista, pasó a ser segundo alcalde.

En 1875 se restaura la monarquía borbónica. Desde el ayuntamiento de Buñol, presidido por Joaquín María Calabuig y de signo conservador, se iniciaron represalias y se depuraron los funcionarios y guardas rurales nombrados durante la administración republicana.

Desde 1883, e instaurada España una monarquía, los republicanos tenían las mayorías municipales, siendo alcalde ese año Rodolfo López (que había sido teniente de Alcalde en 1872 y 1873).

El destacado líder de la democracia en Buñol, Joaquín Simón, fue concejal entre 1886 y 1890 y, en los dos primeros años de este periodo, teniente de alcalde. Todo ello a pesar del sufragio censitario (en el que votaban solo hombres que cumpliesen una serie de requisitos de nivel de instrucción, de renta y de clase social).

No es extraño que entre los nombres de las calles de Buñol, encontremos nombres de lideres republicanos como Pi y Margall.

A las puertas de la concesión del sufragio universal masculino, el dominio republicano sobre el ayuntamiento de Buñol, debía ser ya absoluto. En 1887, los seis concejales electos se adscribían a la tendencia, mientras que en 1889 volvieron a ganar y fue elegido alcalde el conocido republicano Andrés Martínez Zanón.

La dinámica se mantuvo o incluso se hizo más patente tras la implantación del sufragio universal. En las elecciones municipales de mayo de 1891, los seis concejales elegidos en Buñol fueron republicanos, lo mismo que el nuevo alcalde, Fernado Galán Arnau. El control del ayuntamiento se mantuvo en los años posteriores y bien entrado el nuevo siglo en manos de los republicanos.

El célebre republicano Francisco Hernández Gilabert fue miembro de honor en las logias Masónicas, de la liga anticlerical de Barcelona, del Grupo de Humanidad Libre y formó parte de los Comités revolucionarios de Salmerón y con Pi de Margall. Era conocido como el Tío Gilabert y tenia una frase que se hizo famosa entre sus contemporáneos: “El ciudadano que ostenta la representación de un cargo público en un partido democrático y que se aferra a la rutina política para seguir reeligiéndose, es un ladrón; porque una vez se puede aceptar un cargo, aún sacrificándose, porque los demás se lo exigen y por la satisfacción espiritual que siente un luchador al tener la confianza de sus correligionarios ; pero que si quiere imponer su continuación es que roba.”

A primeros de diciembre del año 1889, concretamente los días 7 y 8, tuvieron lugar en Buñol unas jornadas de encuentro entre los librepensadores de Buñol –representados por su presidente, Sr. Pallás, los socios, Sres. Gilabert y Lambíes y el decano de la democracia en Buñol, Joaquín Simón Carrascosa; todos republicanos– y una comisión del Círculo de Instrucción y Recreo de Valencia. Culminaba así un delicado proceso que había obligado a posponer el ansiado evento en varias ocasiones. La prensa republicana recoge esta circunstancia, al resaltar que “hacía ya bastante tiempo que el grupo de librepensadores de Buñol esperaba la visita del Círculo de Instrucción y Recreo de esta capital, al que había invitado”.

Estas jornadas motivaron que el 4 de abril de 1891 se fundara la logia de “Los Once Hermanos” y los fundadores fueron: Teodoro Fornas Cadenas (nombre simbólico, Ataulfo), Joaquín Tarín García (de nombre simbólico Víctor), Pascual Hernández Tarín (Constante), Enrique Barbarrosa Esparza (Víctor Hugo), Vicente Nácher Higón (Viriato), Vicente García Alarcón (Numancia), Sinforiano Fernández Mota (Lanuza), Bautista Aranda Lafuente (Sorolla), Andrés Martínez Zanón (Cervantes), Justo Soriano Ferrer (Diógenes) y Francisco Perelló Hidalgo (Vanini).

En el año 1886 se construyó el nuevo cementerio, con su parte civil y su parte católica juntas pero diferenciadas. En los nichos y panteones más antiguos del cementerio civil se pueden ver la simbología masonica y republicana. El alcalde era el republicano Joaquín Ballester.

Desde el ayuntamiento, los republicanos de Buñol llevaron a cabo una intensa actividad de reformas para responder a los problemas de sus conciudadanos. En este sentido, se generalizó la educación y se dieron subvenciones para las escuelas laicas, se preocuparon por las necesidades de las familias con menos recursos económicos mediante la realización de obras públicas o el control de las “listas de pobres” y se mejoraron o introdujeron nuevos servicios públicos (matadero, mercado, telégrafo, cementerio, parque Borrunes, etc).

El 19 de septiembre de 1898, Vicente Blasco Ibáñez desde su periódico El Pueblo, le dedicó un artículo a la villa que venía distinguiéndose por su fidelidad política al republicanismo. En el artículo, Buñol, un pueblo de porvenir, lo presentaba como el modelo de futuro para la vida rural: “Es el pueblo del porvenir, la imagen de una España emancipada, laboriosa y culta que tal vez tarde un siglo en forjarse. Así como existen granjas modelos donde se muestra la agricultura, no tal como es, sino como debía ser, ese pueblo modelo es ejemplo permanente de lo que sería la población de los campos al limpiarse del fanatismo y la barbarie, que parecen hoy condiciones indispensables de nuestra vida rural.

Como si la población de Buñol se hubiese formado por la influencia del ambiente, los que pueblan ese pintoresco lugar y viven y respiran en la continua contemplación de soberbios paisajes, que son risueños derroches de la naturaleza, más que valencianos y más aún que españoles, parecen hermanos de aquellos sencillos y cultos campesinos, entusiastas de su libertad y sus derechos, que pueblan las gigantescas montañas de Suiza.”

Entre las organizaciones republicanas más destacadas del municipio se hallaba el Casino Democrático, que existió desde 1884 hasta 1897, y que posteriormente tomaría el nombre de Casino Republicano.

El anticlericalismo se vinculaba con la defensa de valores, como la educación laica o el librepensamiento. El fomento de la educación era uno de los elementos característicos de esta cultura política republicana. Este fenómeno se tradujo en la creación de escuelas laicas, que funcionaron hasta 1907, poniéndose en funcionamiento la Escuela Moderna. A todas ellas habría que añadir las Colonias Escolares construidas en Buñol por el ayuntamiento de Valencia y que llevaban el nombre del conocido republicano Vicente Blasco Ibánez.

Los republicanos continuaron siendo a nivel municipal, la fuerza mayoritaria en el conjunto de la sociedad, con apoyos que debieron ser sustanciales entre la clase trabajadora. Después vendría la Dictadura de Primo de Rivera.

 

LA II REPÚBLICA EN BUÑOL (1931-1936)

La Segunda República fue un periodo clave en la historia contemporánea española y valenciana, también en Buñol. Tras los años de dictadura primorriverista (1923-1930), el nuevo régimen republicano construyó un sistema de libertades como hasta entonces jamás se había vivido en la España del siglo XX. Ello posibilitó la eclosión de manifestaciones políticas y culturales sin parangón. En Buñol, la República permitió la consolidación de una potente cultura política republicana que resultó hegemónica hasta las elecciones de febrero de 1936.

En 1931 sería elegido alcalde por el PURA (Partido de Unión Republicana Autonomista), Arsenio Galán Ferrer, que mantendría su cargo hasta 1936.

La conflictividad laboral en los años previos a la proclamación de la República es un factor destacable en la vida local, al tiempo que muestra la fuerza del movimiento obrero organizado, aún en condiciones políticas complejas. Con la llegada del nuevo régimen, sin embargo, esta conflictividad social no iba a terminar. A pesar de una coyuntura económica recesiva, las autoridades locales trataron de generar puestos de trabajo como antídoto contra la conflictividad social.

Con la victoria de los republicanos, Buñol conocería un auge cultural y urbanístico muy importante. Claro está que no todo ello correspondía a la labor del consistorio, sino a la propia dinámica de la sociedad civil buñolense. Uno de los aspectos más destacados de la ciudad en estos años fue la intensa actividad societaria. Asimismo se retomará la celebración de las colonias escolares, esta vez promovidas por la Federación Universitaria de Estudiantes (FUE).

Por su parte, una ambiciosa política escolar y de obras fue impulsada desde el Ayuntamiento. El puente nuevo, la Avenida de la República (cocherón), el ensanche del puente de Borrunes y el muro de la calle Pi y Margall, el ensanche y muro del puente del barrio, el enlace de calle Colón y Pelayo, el ensanche del huerto del castillo, con enlace a la cava, los puentes del río Juanes y el Ciprés… también se construyeron los grupos escolares del Castillo y Mijares, se construyó el depósito de agua potable, se saneó el barranco Ripoll y se realizaron trabajos de captación de agua.

Las autoridades de Valencia vinieron a Buñol a varias placas de calles con nombres republicanos y entre ellas una para Blasco Ibanez, desacando el caluroso recibimiento que hizo el pueblo de Buñol a las autoridades de Valencia.

 

DECLIVE DEL PURA

En 1933, el sistema benefició a la derecha y el gobierno quedaría en manos del Partido Radical de Lerroux, contando con el apoyo del CEDA (Confederación de Partidos Católicos) y, en Valencia, con el PURA. El Eco de Buñol denunció la alianza tácita de los lerrouxistas, la DRV (Derecha Regional Valenciana) y el PURA frente a la clase obrera y llamó a la unidad de la izquierda.

El bienio conservador estuvo marcado por tensiones continuas y enfrentamientos intensos en todo el país (ver https://bunyul.com/2013/05/03/la-jornada-del-hachazo-de-1932/).

En las elecciones de 1936, precipitadas también por las corrupciones de los dirigentes del Partido Radical, se formaron dos fuerzas políticas antagónicas, el Frente Popular (PSOE, PCE, Izquierda Republicana) y el Bloque Nacional (que en Valencia se correspondía con la DRV). Por un estrecho margen, el Frente Popular ganó las elecciones y resultó muy beneficiado en el reparto de escaños en virtud de la ley electoral que tres años antes había beneficiado a las anteriores mayorías.

El PURA, que anteriormente había sido el partido hegemónico de la circunscripción, identificado con los desacreditados radicales lerrouxistas, y debido también probablemente a su propia crisis interna y a la radicalización del electorado en uno u otro sentido, se vio reducido al 10% en estas elecciones.

Fuentes: “Historia de Buñol”, de Jorge Hermosilla; “El condado de Buñol” y artículo de la masonería, de Federico Verdet y el libro de veteranos republicanos que nos lo ha hecho llegar Domingo Martínez.

Claudio García Rehués
Autor del blog bunyul.com

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