Con la llegada de septiembre retomamos nuestras rutinas, las vacaciones quedan ya lejanas y volvemos a la normalidad. Comienzan los cursos, tanto el escolar como el político, el bullicio en los patios de recreo y los distintos parlamentos, e incluso en algún plenario. Las mujeres retomamos nuestro día a día, trabajo, labores del hogar, hijos y alguna que otra afición. ¿Es así para todas las mujeres?
Por desgracia, en septiembre seguirán existiendo campos de refugiados donde las mujeres y las niñas ni siquiera podrán plantearse el retomar las rutinas que una guerra les arrebató. No podrán ir al colegio, ni plantearse el menú semanal.
Las guerras castigan más a las mujeres y a las niñas, como se puede comprobar con la temible guerra de Gaza, donde el estado israelí está llevando a cabo una política de genocidio hacia el pueblo Palestino, eliminando a mujeres, niños y niñas para mermar la población.
Y, sin que haya guerras, en otros países hay mujeres que se ven obligadas a esconderse detrás de un burka. Ellas no tendrán opción de cambiar la ropa de verano por la de otoño porque les han impuesto ir siempre de negro y todas cubiertas, convirtiéndolas en meras sombras, sin que ninguna pueda destacar o demostrar sus diferentes personalidades.
Y eso que nos parece de un muy lejano oriente está mucho más cerca. Únicamente nos tenemos que dar cuenta del avance de la extrema derecha en Europa. Esos que nos quieren calladas y dedicadas a nuestras labores y que poco a poco nos irán recortando nuestro derecho y nuestra dignidad como personas libres.
Porque, aún viviendo en nuestro país, un Estado democrático y social, seguimos sufriendo por ser mujeres. En lo que llevamos de año ya son 74 las mujeres muertas en feminicidios.
Por eso, como mujeres en este nuevo curso político, no podemos dejar de ser reivindicativas. Tenemos que seguir exigiendo igualdad, paridad en los puestos de trabajo, seguir luchando por conseguir una verdadera conciliación familiar y también presentar batalla por el respeto de los Derechos Humanos en otros países.
Tenemos la obligación de alzar la voz por todas las mujeres silenciadas para que las que aún están puedan recuperar su identidad.
MDM Buñol
Movimiento de Mujeres Democráticas