Slow Education

dominical-emi-16-10-16

Los cambios en la educación
<<El aprender como proceso y no como objetivo>>

Desde que Cicerón, uno de los filósofos y autores más importantes de la historia romana, utilizara el término “cultura” en su “Tusculanae Disputationes” –como una metáfora agrícola para describir el desarrollo de un alma filosófica como uno de los ideales más altos para el desarrollo humano- hasta nuestros días, el concepto de cultura ha ido evolucionando a la par que los diferentes paradigmas por los que ha pasado nuestra humanidad. Y no cabe duda, que, independientemente del sentido último que se le haya dado en cada uno de ellos en correspondencia a nuestra propia evolución, la educación -dentro de las diferentes manifestaciones de la cultura: intelectuales, artísticas, ideológicas, religiosas, etc.- ha sido y es el sustrato principal que sostiene el tejido de la sociedad. Y como tal, debería lograr la “expresión plena del ser único y auténtico” que todos llevamos dentro. Algo, por el contrario, muy ignorado en estos tiempos obsesionados con la rapidez, la competitividad y la consecución de cuantos más objetivos mejor.

Sin embargo, esto último ha empezado a cambiar pues ya empiezan a ser visibles los nuevos enfoques en la educación o en el sistema educativo basado en los valores del “Nuevo Paradigma Holístico”, que contempla la vida como un aprendizaje no limitado a los colegios y universidades sino como proceso fundamental en cada paso que damos desde que nacemos hasta que morimos (me remito a mi artículo “Nuevo Paradigma: La Educación” publicado en este medio y en mi blog y web). <<El aprendizaje como proceso y no como objetivo>>.

“Slow Education” o “Educación Lenta”, o educación a otro ritmo es una de las manifestaciones del Nuevo Paradigma de la Educación en respuesta al ritmo frenético de vida que llevamos y al que sometemos a nuestros hijos cuyas principales consecuencias son la pérdida de creatividad y el estrés (que provoca anualmente, como sabemos, el mayor número de bajas en el profesorado docente; un alto porcentaje de fracaso escolar; y unos padres angustiados).

“La filosofía Slow” o “Movimiento Slow” (Lento) surgido hace unas décadas en respuesta inicial a la cultura “Fast Food” (“la comida rápida” que todos conocemos de sobra) y a todo ese aceleramiento al que nos ha llevado el mundo tecnológico principalmente, promueve y propone tomar el control del tiempo dando prioridad a las actividades que redundan en el desarrollo personal buscando siempre el punto de equilibrio, que se da cuando damos permiso a que nuestros dos hemisferios cerebrales se manifiesten por igual y cuando dejamos de ser esclavos del tiempo. ¿Para qué y por qué tantas prisas si lo importante, como apuntan los sabios, no es la meta sino el camino, el disfrute del camino?

Y ello es precisamente lo que “Slow Education” está llevando a cabo en sus numerosas escuelas, principalmente en Finlandia y ahora también en España -cuyo principal representante es el catalán Joan Domenech-, teniendo en cuenta que cada alumno tiene una velocidad de aprendizaje y un ritmo diferente (las nuevas leyes de la educación ya contemplan la evaluación individual, el seguimiento alumno por alumno, pero dado el tiempo estipulado, la falta de profesorado y la normalización por edad, difícilmente se consigue).

La enseñanza “lenta” se enfoca también en las potencialidades de cada individuo de manera que no se sientan débiles. Pasan menos tiempo enseñando y más tiempo aprendiendo, principalmente a través del juego, pues no hay nada que motive más a un niño y que le haga más feliz que el juego. Ejemplo exitoso de ello es “AnjiPlay”, un revolucionario sistema de aprendizaje desarrollado por Angela Cheng que cuenta, en apenas 14 años, con más de 126 escuelas y 14.000 alumnos en diferentes países, y es uno de los referentes más vanguardistas del momento. Citar también, dentro del cambio, la Cumbre Mundial para la Innovación en la Educación WISE (World Innovation Summit for Education), una plataforma internacional, multi-sectorial y orientada a la acción para la innovación en la educación.

Paso a paso, como el caracol, elegido emblema del “Movimiento Slow” por hacer las cosas con calma y calidad, así vamos entrando de lleno en el Nuevo Paradigma Holístico cuyos valores de integridad, respeto, tolerancia, Amor… nos llevarán hacia un mundo mejor -más pausado y nutritivo para el Ser-, por mucho que ahora cueste imaginar. Es cuestión de tiempo. ¡Es cuestión de evolución!

Olvidaba decir que los niños que van a las escuelas “Slow Education” (hasta los doce años de edad) sólo llevan el bocadillo en su mochila y no tienen deberes para casa.

Papás, ¿podéis imaginar lo que ello supone?

Emi Zanón
Escritora y Comunicadora de la Nueva Consciencia
http://emizanonsimon.blogspot.com.es/

 

 

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