Todo no está en los libros, pero muchas cosas sí

Me pasa por la cabeza escribir sobre la emigración fuera del pueblo en la noche de Nochevieja, pero ya lo hice, y sigue estando vigente. Me gustaría dar mi opinión sobre la falacia de Santa Cecilia, pero ya lo hice, y también lo hizo mi compañero Álvaro Belda en La Pluma de Bach, y sigue vigente. Por tanto, este texto no va a ser costumbrista, ni va a ir acorde a tan señalado mes, va a ser un texto atemporal, y va a tratar sobre LITERATURA (concretamente musical, ya que el apartado de literatura en general que tiene esta revista es fantástico y no es mi intención mutarme en intruso). Sirva este artículo para mostrar escuetamente un puñado de títulos que quizás puedan desatar la curiosidad de algún lector, o escuchador.

Es conocida mi fuerte tendencia a decir que ser un buen músico no es solo tocar el instrumento (mis alumnos del conservatorio pueden dar fe de ello, y de lo pesado que me pongo a veces con el temita, pero es que es fundamental), sino también ESCUCHAR un montón de música de manera consciente, y el paso siguiente es LEER sobre ella, tanto de las épocas de la música de corte clásico de tradición occidental (lo que llamamos coloquialmente “música clásica”), como sobre estética, y otras artes (combinado con unas buenas películas y documentales, por supuesto), y sobre música moderna ¿Por qué no?

Hoy en día podemos conseguir en castellano miles y miles de títulos de todas las épocas, y de la nuestra también.

Dificilmente podremos entender “El camino hacia la nueva música” de Anton Webern sin haber escuchado al menos un par de horitas de las cuatro y media que tiene compuestas, o el “Cómo escuchar la música” de Aaron Copland sin haber escuchado algo de su música, y de todas las épocas anteriores. “El maestro invita a un concierto” de Leonard Bernstein podría ser un buen punto de partida. Pero más allá de los libros escritos por grandes músicos del pasado, o pasado-presente, en el mundo de lo popular existen libros de todos los temas, y auténticos trabajos sobre estilos, definiciones, investigación, y filosofías, que estoy seguro nos harán músicos más cultivados, y enriquecerán a cualquier lector que se aventure en este universo de letras y sonidos.

Para todo tipo de lectores podrían ser los respetados “¿Hay música en el Hombre?” de John Blacking (con hombre se refiere a género humano), donde a través de sus estudios etnomusicológicos teoriza sobre interesantes conceptos, o el magnífico “Más allá del Arte” de Josep Martí (uno de los musicólogos vivos más brillantes de todos los tiempos, para mí), donde se va mucho más allá de lo puramente sonoro. Un ensayo de gran nivel, pese a que su título sea muy sensacionalista, es sin duda el “Música de mierda” de Carl Wilson, que como reza su subtítulo, contiene un ensayo romántico sobre el buen gusto, el clasicismo y los prejuicios en el pop. Para entender y disfrutar este libro basta con haber escuchado “My heart will go on” cantada por Celine Dion, o sea, la canción de “Títanic”, a la que se nos sometió sin compasión durante años, tan repetidamente que cada vez que escucho sus primeras notas me sube un escalofrío por la espalda.

Para descubrir y comprender músicas existen dos títulos, que deberían leerse escuchando cosas de las que va desarrollando, pero que son muy esclarecedores. Me refiero a “Las músicas de nuestro tiempo: El Universo Pop” de Álvaro Alonso Trigeros, donde recopila géneros y estilos hasta el año 2000, parándose, como no, en los más evidentes. Para aquellos que estén más interesados en una teorización estética sobre la actualidad, les podría gustar “La música popular en el siglo XXI. Otras voces, otros ámbitos” de Israel Márquez, de una manera ordenada y magistral.

Sobre literatura Rock hay un montón, tanto de música como de pensamiento, y tras leer mucho (y escuchar, obviamente) personalmente pienso que hay que tener mucho cuidado, hay demasiado romanticismo, hay gente que estuvo allí y se flipa cuando escribe, lo mismo que en La Movida Madrileña, sobre la cual recomiendo cualquier obra de José Manuel Lechado, escritor objetivo que ve La Movida desde un punto de vista objetivo, aunque no sea de bienqueda decir que a lo mejor no fue para tanto, y que mucho listo la exprimió y destruyó, sobre todo los primeros, los más malos, y algún caradura que le da igual cantar pasodobles con cara de malote que rock and roll con la misma cara, mientras le paguen. “La Movida, y no solo madrileña” sería un buen ejemplo, con ese fantástico prólogo del tristemente difunto Germán Coppini, poniendo a caldo a Siniestro Total y manifestando que no era oro todo lo que relucía.

Los relatos y anécdotas, así como la segregación estética que han sufrido los rockers se pueden encontrar en títulos como “Rocker. La generación de las hogueras” de Marco Antonio López, “La música del Diablo. Satanismo, maldiciones y leyendas negras del Rock” de Miguel Ángel Prieto, “Camino a la libertad. Historia social del Blues” de Manuel López Poy, o en “Rockers, desterrados de la movida” de Lauren Jordan. A un nivel más internacional y anglosajón, cualquier libro de Simon Firth o Marcus Greil es básico, para luego verlos arrastrados por el fango en el increíble “Acelerados al máximo. Punk Rock y teoría del género”, donde Stewart Home vapulea sin piedad a los edulcorados romanticones que escriben “de esa manera”.

Quizás en otra ocasión retome este hilo sobre literatura, pero no me queda espacio, y sí un montón de libros. Me gustaría despedir el artículo recomendando un par de comics sobre el tema: Uno sería “Rebetiko. La mala hierba” de David Prudhomme, sobre la resistencia del estilo en Grecia, en la dictadura de los Coroneles. Y el otro, “El sueño de Meteor Slim” de Frantz Duchazeau, sobre la vida del bluesman.

Espero con este texto animar a alguien a leer sobre música, ya sea músico o no. Por lo demás, feliz año menos a todo el mundo, y pasadlo bien estas fiestas, por favor.

Enrique Hernández Pérez
Postgrado en Música Contemporánea y Otras Músicas

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