Tu sexualidad es sagrada

Existe una sexualidad consciente que te conecta con tu esencia, con la otra persona y con el mundo. Es una sexualidad que ama tu cuerpo, que le encanta el placer, el gozo y el autodescubrimiento.  También valora lo auténtico y las formas naturales, donde todo está bien tal cual es. Ahí no hay moldes perfectos, ni estereotipos, solo hay una verdad: acepta, valora y cuida todo tu ser tal cual es. 

Es una sexualidad que va más allá de lo fisiológico, es una forma de vida. Amas tu cuerpo, el placer, haces el amor contigo, con la otra persona y con la vida. La energía sexual la vives como la energía más potente del ser humano, la energía de la creación. Cuando tú sexualidad es consciente, te sientes creadora de tu propia vida, creas proyectos, vivencias que tienen que ver con tu esencia. 

Desde ese espacio, cuando te encuentras con la otra persona aflora una relajación intensa que te conecta con el presente, con el dar y el recibir, con el placer, y a veces sientes que estás en otra dimensión.

La sexualidad consciente va de la mano de una sexualidad sagrada, donde percibes que tu templo es tu cuerpo y que tú, mujer, eres una diosa. Desde esa mirada  para entrar a tu templo, primero tienen que honrar a la diosa y pedir permiso. Cuando nuestra sexualidad la sentimos como sagrada hacemos el amor desde la mirada, una mirada honesta que no se esconde y si se muestra. Ahí en ese espacio primero tienes que conectar con tu ser para poder ser con el otro y hacer el amor muy despacio, sin prisa, sin horario y sin esperar resultados. Cuando se produce ese encuentro con la otra persona, el mundo se para y no existe nada más y nada menos que una danza compartida y te sientes un cielo despejado donde no hay nubes  que te estorben. Para llegar a conectar con esa sexualidad consciente, primero tenemos que revisar nuestras creencias limitantes, esas creencias que llevan mucho tiempo instaladas en nuestro programa. La mayoría de nosotr@s nos hemos educado en una sexualidad muy enfocada en los genitales, en los resultados (conseguir pronto el orgasmo, la erección, la excitación). También nos perdemos cuando estamos demasiado pendientes del placer del otro, y nos desconectamos de nuestro placer. Para que nuestra sexualidad sea gratificante es importante cultivar la intimidad y que empiece por mí: aprendiendo a estar presente en mis sensaciones y  notarlas  dentro de mí. Aprender a estar en el juego erótico, acompañándote de la respiración, el movimiento y la voz. Sin vergüenza ni expectativas. 

Eso sí, hay que ser muy valiente para conectar contigo y ser honest@, porque en ese espacio verás  tus miedos, esos miedos colectivos que todos alguna vez hemos tenido: el miedo a la intimidad,  al abandono y  al sufrimiento. ¿Te suenan? Te diré algo: aceptar tus miedos, transitarlos y darles luz es una de las cosas más importantes que puedes hacer por ti. ¿Te atreves?

Guadalupe Delgado Zafra
Psicóloga-Sexóloga. Creadora de la «Terapia de Corazón»

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