Turismo de cementerios

Dialogo de la serie «Dos metros bajo tierra» en un velatorio:

– Viuda: ¿Porque la gente tiene que morir?
– Enterrador: Para que la vida sea importante.

Los cementerios en España a nivel social están relacionados con el dolor, la tristeza y la angustia que crea el hecho inevitable de la muerte.

Nuestras visitas a los camposantos se relacionan inexorablemente con el fallecimiento de un familiar o conocido, o la tradicional visita el «Día de difuntos» a recordar y honrar a nuestros antepasados.

El turismo de cementerios o necroturismo plantea una nueva forma de relacionarse con las necrópolis, una mirada distinta que busca los valores históricos, artísticos, paisajísticos y etnográficos de los cementerios. Desde luego, siempre desde el respeto. Los cementerios son parte fundamental del Patrimonio Histórico de la Humanidad, un resumen de la historia reciente de la sociedad que los crea.

El turismo de cementerios es habitual y con una larga trayectoria en Europa y cada vez más en el Estado Español. Existe la Red Europea de Cementerios singulares, declarada Itinerario Cultural por la Comisión Europea. Esta red está compuesta por 150 cementerios, de los cuales 27 son españoles, el país con mayor número de cementerios incluidos. Quizá el más conocido es el Pere Lachaise de París, con 3.000.000 de visitas anuales. En España destacan cementerios como el de la Almudena en Madrid, Monjuic en Barcelona o el cementerio general de Valencia. En todos ellos hay una programación de visitas guiadas que permiten conocer la historia o el arte funerario como expresión última del recuerdo de nuestros antepasados.

«La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos» (Cicerón)

Valencia cuenta con tres miembros: el cementerio de Alcoy, Quart y Valencia, que realiza varios tipos de visitas dentro de su programa del Museo del Silencio, que el año pasado tuvo unos 1.000 visitantes.

Y os preguntaréis, ¿qué tiene que ver esto con Buñol? Pues sí, y mucho. Al igual que nuestro castillo, nuestro cementerio también es singular y así lo reconocen los visitantes que han venido a las visitas guiadas. Si bien en nuestro cementerio no reposan grandes personajes ni contamos con bellos ejemplos de arquitectura o escultura funeraria, nuestro tesoro son los epitafios del cementerio civil, donde se entremezclan la política, la cultura, las aficiones, los deportes y aficiones variadas. Recordemos que un epitafio en el cementerio civil refleja la esencia del difunto, huyendo de la homogenización provocada por la simbología religiosa típica. Y no sólo eso, otro hecho destacable de nuestro cementerio es la ausencia del borrado de memoria histórica, común en todo el Estado Español, provocado por la «Ley de represión del comunismo y la masonería» de 1940. Esta ley consideraba delito la pertenencia a dichas asociaciones, penada con incautación de bienes, multas y penas de cárcel y promovía la eliminación de cualquier tipo de simbología relacionada, vista como un ataque al Estado y a la Iglesia Católica. Eso otorga la singularidad a nuestro cementerio, incrementada por la singularidad ya en su origen de ser creada por una sociedad local singular, donde la importancia del laicismo y las nuevas ideas políticas (republicanismo, masonería, librepensamiento, socialismo, comunismo y anarquismo), la implantación de las escuelas de libre enseñanza y la importancia de la cultura en la vida social se reflejan en el lugar de reposo de los y las buñoleras.

Las visitas guiadas a nuestro cementerio las inicié hace unos tres años, con la interrupción obligada por la pandemia. En octubre se reiniciaron con bastante aceptación. La frecuencia es normalmente una vez al mes, aunque por circunstancias en 8 meses sólo se han realizado 5 visitas, con una asistencia de 158 personas. Como veis, nuestro cementerio es un activo turístico importante, pero… (siempre hay un pero) hay bastantes cosas a mejorar:

– Primera: intervención urgente en la zona masónica, parte más antigua del cementerio civil (finales del S.XIX), en estado ruinoso y pendiente de intervención desde hace 4 o 5 años.

– Segunda: tramitación de su declaración como «Bien de Relevancia Local», figura básica de protección legal, previa a su declaración como «Bien de Interés Cultural». ¿Qué implica esto? Un farragoso trámite  burocrático con aprobación plenaria incluida. Ventajas: su conservación y el acceso a ayudas que alivien al menos parcialmente el coste para las arcas locales.

– Tercera: integración en la «Red de cementerios singulares europeos» y en la «Asociación nacional cementerios vivos».

– Cuarta: diseño de un recorrido apoyado en señalización y código qr para poder realizar la visita por libre, no sólo guiada como ahora.

Quizá a algunas personas esto del turismo de cementerios os parezca inadecuado o irrespetuoso, pero nada más allá de la realidad. Si queréis comprobarlo, sólo tenéis que acudir a una de las visitas. Quizá el fin último del turismo de cementerios sea sentirse más feliz de estar vivo.

Pepe Medard Ruiz
Buñoleroadicto

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