«Una vez le pregunté a un pájaro, ¿cómo es que vuelas
en la oscuridad? Respondió: “el amor me eleva”».
Hafez de Persia (poeta iraní del Siglo XIV).
Es sábado, mediodía del 9 de enero del recién estrenado 2021. Después de escuchar las noticias decido escribir mi artículo mensual. El temporal de nieve Filomena nos trae la belleza y el caos de la mano. La belleza, la hermosura, el encanto, el idílico paisaje de la nieve que purifica el aire y la tierra, y también nuestras mentes. La confusión, el desconcierto, el desbarajuste, el desorden que lleva consigo el caos con carreteras cortadas, caída de la electricidad, incomunicación, y lamentablemente alguna vida humana… Todo esto añadido a la tercera ola de la pandemia, sin duda, marca un tiempo difícil, duro para muchas gentes, para ciudades enteras. Un tiempo oscuro que tiene, sin embargo, el gran potencial de llevarnos hacia la luz con un afán restaurador y liberador. Un tiempo que, según el historiador y escritor israelí, Yuval Noah Harari, autor del célebre superventas «Sapiens», trae los primeros signos de que estamos mutando como especie, y yo añadiría: en un planeta que también está mutando por su propia evolución y por todo lo que le estamos afectando. Un tiempo en el que debemos desplegar las alas que todos llevamos dentro para volar en esta oscuridad. Unas alas de confianza, esperanza y sobre todo Amor. Amor sin objeto, amor emisor: amor por amor.
Si abrimos nuestras mentes racionales hacia todo lo transpersonal, veremos que todo cuanto nos sucede en la vida, y en especial cuando recibimos duros reveses, nos ha ayudado a refinar nuestro ego, a conoceros mejor, a crecer y, con ello, a abrirnos más a la gratitud y al servicio a los demás. Nos ha ayudado, en definitiva, a hacernos más humanos.
La fe en la Vida, la gratitud a pesar de todo, y la alegría de vivir y servir a los demás –cada uno desde su particular idiosincrasia, sus posibilidades y su momento personal– en estos primeros pasos por esta nueva Humanidad de la que ya somos conscientes, es lo que elevará nuestra vibración y nos mantendrá con fuerzas para sobrevolar este preludio del amanecer que, sin duda, llegará.
Los taoístas dicen que si se practican buenas obras y se va acumulando mayor virtud, cada vez existirán en nuestro entorno más personas que cooperarán con nosotros para que alcancemos nuestro pleno desarrollo. De eso se trata, de que vayamos alcanzando nuestro pleno desarrollo, nuestra potencialidad en este invierno que doblemente nos invita al recogimiento y a la reflexión. Y nos invita también a quitarnos de una vez las cadenas de las quejas y el resentimiento y a responsabilizarnos de nosotros mismos y de nuestras acciones.
Cada vez hay más bienhechores de la humanidad; más gente a tu lado para ayudarte a desplegar tus alas. Lo estamos viendo diariamente desde que comenzó la pandemia. No estás solo/a. Aprovecha bien este tiempo y ayuda en lo que puedas al prójimo. Interésate por todo lo que todavía no conoces. Investiga sobre las energías y de qué manera nos afectan y afectamos a otros, y descubrirás una gran fuente de bienestar, pues a pesar de todo lo que suceda a tu alrededor, estarás en paz contigo mismo y con los demás.
Mi infinito agradecimiento y bendiciones a todas las personas que han estado y están en primera línea facilitando el camino a los demás. Mucho ánimo y fortaleza. Y mis deseos, para este nuevo mes, de que actuéis y toméis sabias decisiones siempre desde el corazón, porque «el amor eleva».
¡Un abrazo enorme de Luz para tod@s!
Emi Zanón Simón
Escritora