Añorando los chiringuitos

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Llega el mes de agosto, y con el ocaso de este caluroso mes de verano, las fiestas de nuestro querido Buñol. Por segunda vez, me toca escribir sobre algo muy bueno que durante años pudimos disfrutar que, desgraciadamente y aunque todavía es reciente, ya pertenece al pasado más bonito de nuestro pueblo. Hablo de esos maravillosos chiringuitos al calor de “La Jarra” en los que nos pegamos fiestas inolvidables durante  más de 20 años.

Parece que todo empezó a finales de los años 80, a raíz de la creación del Grupo Ecologista “Tamus”. Esta asociación de personas concienciadas con el medio ambiente, con el fin de autogestionarse y financiarse, decidieron montar para la semana de Ferias un espacio, al principio ofreciendo comidas, pero después como lugar nocturno de música y copas, en la primera curva antes del puente de “La Jarra”. Se podría decir que crearon una idea, un precedente, que marcaría la afición por acudir de fiesta a una zona emblemática que, con el paso de los años, se convertiría en símbolo de las fiestas de nuestro pueblo. Aquel espacio fue la primera referencia histórica que tenemos al respecto y embrión de lo que podríamos llamar el primer “Chiringuito”.

Durante las ferias siguientes el grupo TAMUS siguió montando aquel espacio y aunque sin duda era lugar de encuentro para much@s, a principios de los 90’s, en los años de mi adolescencia, los más jóvenes todavía buscábamos la fiesta en los Pubs, en la disco “Átomo” y en los distintos bares de Buñol, lejos del recinto Ferial. Recuerdo también, que a los pocos años, el Grupo Tamus cedió su espacio de la curva al “Grupo de Espeleología” de Buñol, quien en lo sucesivo y hasta el final,  llevaría la gestión y la explotación de aquel mágico espacio de la curva de la Jarra.

Pero sin duda el año 1995 fue clave, porque se creó un segundo espacio ideado y montado por el Pub “Cubita’s” en suelo no municipal y también “a la vora del riu”, aunque éste estaba situado más allá del puente de “La Jarra”. Quizás ese momento marcó un antes y un después en la historia de los chiringuitos, ya que much@s buñoler@s jóvenes (y no tan jóvenes), paulatinamente fueron trasladando su espacio festero, de la zona de Pubs y garitos (comúnmente llamada “la zona”), a ese enclave tan especial que supone el lujazo de tener nada más y nada menos que ¡chiringuitos en La Jarra!; un enclave que en los años siguientes se convertiría poco a poco en lugar de referencia y en uno de los mayores atractivos de las Ferias de Buñol. Fue entonces, durante esa 2ª mitad de los 90’s, cuando ya se empezó a hablar abierta y popularmente de “los chiringuitos”.

En esos principios solo existían los dos antes mencionados: el de “Los Espéleos” y el de “Cubita’s”, y así, poco a poco la gente fue decantándose por las ventajas y el encanto que ofrecían los espacios al aire libre, con poca luz y poca vigilancia, con rincones que te permitían “pecar” de diversas formas y con la posibilidad de bailar y gozar de distintos ambientes, según la música y la peña que había en cada espacio. Así, a partir del modelo que crearon “Los Espéleos” y “Cubita’s” se extendió,  por parte de otros Pub’s de Buñol, la idea de alquilar un espacio/parcela para la semana de Ferias y montar así nuevos chiringuitos. De esta forma y con el paso de los años, aparecieron otros como: el “Chirinwins”,  el de “El Golpe”, “El Barco”, el “M2” y otros con menos fortuna que tuvieron una historia más efímera.  En cualquier caso, todos ellos, en su diversidad, formaban un todo capaz de atraer a gentes de varias generaciones. Un espacio festivo que, me consta, era la envidia de cualquier otro evento que se organizara en las fiestas de otros pueblos.

Los chiringuitos te permitían elegir qué tipo de ambiente, qué música y con qué gente te apetecía compartir las interminables noches de Ferias a la luz de la luna y a la orilla del rio. Durante muchos años tuvimos en los chiringuitos una oferta musical muy heterogénea: desde el Rock, pasando por la pachanga comercial o la música electrónica, hasta el Remember noventero que pudieron disfrutar en la última etapa aquellos que vivieron las dos décadas de vida de los chiringuitos.

Pero parece que en este pueblo, como pasó con “Los Carretones”, todo lo bueno se acaba, y a raíz de un trágico suceso en 2012 que acabó con Ndiaye Moulaye, inmigrante senegalés, gravemente herido al ser empujado puente abajo por un energúmeno en la noche previa a la Tomatina, se empezó a cuestionar la seguridad en los chiringuitos y, según la versión oficial, esto fue motivo suficiente para prohibirlos.  A partir de ahí, fueron historia. Desgraciadamente, la alternativa que se ha planteado durante las dos últimas fiestas no se acerca en lo más mínimo a lo que allí vivimos durante todos estos años. Una auténtica pena.

Una vez más, toca tirar de imaginación y entre tod@s (gobierno, comisión festera y vecin@s de Buñol) crear, inventar algo nuevo que llene de pasión, de ilusión y de fiesta las noches de Ferias, como durante años lo consiguieron “los Chiringuitos” de la Jarra.  “A ese menester quedamos tod@s invitad@s”.

Jose Guerrero Moliner
Nostálgico chiringuero

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3 Comments - Write a Comment

  1. Joer se m han puesto los pelos d punta. Es un sentimiento común d todos los buñoleros. Grandes palabras.

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  2. Grandes y noches y mejores momentos en la curva ✌️❤️⭐️
    Un post genial.

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  3. Aquellas maravillosas ferias en los Chiringuitos!!! Nada podrá superar el encanto de los Chiringuitos, el ir de uno a otro, a veces ni llegabas al Chiringuito de destino, te parabas en el puente de charreta com un@s y otr@s. Ojalá nuestros hijo@s puedan revivirlos!!!

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