Las trampas de los complejos

Parecía que no iba a parar de llover nunca y ahora no nos quiere dar tregua. El verano ha llegado, y con él la necesidad de sobrellevar las altas temperaturas con ropas más ligeras, enseñando más piel, acudiendo a playas y piscinas e intensificando la vida social en la calle.

Para la mayoría de la gente, el verano es su época favorita. El calor, las vacaciones, el tiempo libre… estamos deseando disfrutar de las personas y de situaciones que nos gustan. Pero estas acciones que para la mayoría significan alivio, para otras personas suponen el inicio de la temporada de complejos corporales. Ya no nos podemos refugiar en la ropa «oversize» y esto hace que nos mostremos a los demás tal y como somos, llegando a generar inseguridad personal, estrés, y sufrimiento. 

Cuando no nos gusta nuestro cuerpo, no nos gustamos a nosotros mismos y sentimos una intensa ansiedad ante la mirada de los demás, haciendo que acudir a la playa o comprar ropa se convierta en algo frustrante: tumbarse bocarriba para que se note menos la tripa, usar pareo para tapar la celulitis, no quitarnos la camiseta, aunque estemos a 35º… Complejos que han estado escondidos mientras ha durado la pandemia, pero que ahora no tienen otra opción que salir a la luz.

Una chica muy joven, hace poco, me comentaba que había dejado de gustarle esta época en que la vida social se acentúa, no quería que llegara el buen tiempo y tener que alargar las tardes en las terrazas. Decía que sentía agobio porque piensa que la miran y juzgan por no tener el cuerpo que a ella le gustaría, y que esto le impide disfrutar del buen tiempo y la compañía de los demás. Y este caso no es algo aislado. Según una encuesta reciente, el 88 % de las mujeres de 18 a 64 años, y el 92 % de las adolescentes de 15 a 17, desean cambiar al menos un aspecto de su apariencia física

Si a esto le sumamos el gran auge en los últimos años del culto al cuerpo, las redes sociales, el mundo influencer y otras muchas modas, sin darnos cuenta estamos llevando a extremos, olvidando la importancia de la salud y la búsqueda del equilibrio entre la mente y el cuerpo. Por tanto, observamos como estos «pequeños-grandes» complejos acaban frustrándonos, afectando a nuestra autoestima y empujándonos hacia el camino de la ansiedad y no de la felicidad.

Superar el pavor que nos dan estas situaciones no es fácil, pero siempre hay una serie de recomendaciones para ayudarnos a llevarlo mejor y disfrutar de esta época del año como nos merecemos:

1. No temas hablar de tus inseguridades. Cuéntales a las personas que quieres lo que te pasa y descubrirás que es algo común.  Es sorprendente como hasta la persona que consideramos más atractiva, también tiene complejos. 

2. La forma de superar cualquier miedo es exponiéndote a él. El primer día que te pongas el bikini será difícil, pero a los 30 minutos se te olvidará todo esto. Si observas a tu alrededor descubrirás diversidad de cuerpos y eso es fantástico. 

3. No eres el centro del universo. Cada persona está en sus cosas, no pendientes de los cuerpos ajenos. ¿Tú analizas cada centímetro del cuerpo de los demás o prefieres disfrutar comiéndote un helado y refrescándote? 

4. No sabemos lo que nos va a pasar mañana o en unos meses, pero estoy segura de que no quieres pasarte los días encerrado o encerrada en casa mientras el resto de tus amigos disfruta bañándose y riéndose.

5. Pide ayuda profesional. Si pese a todo no consigues superar tu complejo, un psicólogo puede ayudarte. Las inseguridades son algo serio y muy limitante y no debes avergonzarte por pedir ayuda a un especialista.

¡Qué tengáis un feliz verano y fuera complejos!

Mari Carmen Fuertes Miguel
Licenciada en Psicología

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