Déficit de atención

Primera causa de bajo rendimiento escolar

n0 Psicologia1

El déficit de atención (TDA) es un síndrome neurobiológico que afecta al 5% de los niños españoles en edad escolar y se caracteriza por una dificultad de mantener la atención de manera voluntaria frente a actividades, unido a la falta de control de impulsos.

Este síndrome puede cursar con hiperactividad o sin ella, siendo en este último caso más difícil de detectar a través del comportamiento del niño/a, por lo que el diagnóstico se produce a raíz de problemas académicos en la edad escolar.

Los niños con TDA suelen cometer errores en sus tareas por no prestar atención a los detalles y por descuidos frecuentes, tienen dificultad para seguir las instrucciones y se distraen con mucha facilidad. Además, realizan sus tareas de manera impulsiva, sin pararse a pensar en lo que deben realizar, y tienen problemas a la hora de organizar y planificar las tareas. Por ello erróneamente se etiqueta a los niños como perezosos o descuidados, aunque ahora sabemos que existen bases neurobiológicas que explican una disfunción a nivel ejecutivo en el cerebro de estos niños en áreas tales como la atención selectiva, el control para inhibir interferencias del entorno y la memoria de trabajo. Todo esto hace que sea muy fácil que se distraiga y que abandone las tareas con facilidad, que actúe de forma impulsiva y con baja tolerancia a la frustración.

Estas habilidades disminuidas son las responsables del bajo rendimiento académico que experimentan los niños con TDA en un 60% de los casos. Por otro lado, estas dificultades y carencias son evolutivas y de desarrollo, por lo que conforme el niño se va haciendo mayor se van normalizando y haciéndose menos patentes, ya que la corteza cerebral también va madurando y tomando mayor control sobre la regulación de sus impulsos.

Desde la neuropsicología infantil existen pruebas que nos permiten evaluar las áreas cognitivas en las que el niño tiene mayores dificultades para poder trabajarlas adecuadamente y realizar una intervención personalizada para paliar las dificultades de aprendizaje y para conseguir unas competencias adecuadas en lectoescritura. Sólo tras esta evaluación se puede diseñar un programa de intervención eficaz, que debe incluir, además del desarrollo de atención, memoria, abstracción y lenguaje, un entrenamiento en auto instrucciones, que le enseñe a parar, pensar y después actuar, tanto en situaciones académicas como de la vida cotidiana, así como dotarle de habilidades en la resolución de problemas y saber organizar y planificar tareas.

Marian Lacruz López.
Neuropsicóloga. CV-12698.

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