Aunque, sinceramente, no me gusta el «Versus» (contra) en la cartelería, porque denota competición, y yo odio las competiciones, como comenté en artículos anteriores, más que un combate, este concierto a dobles que tuvo lugar en «El Sofá» de Yátova el sábado 5 de octubre, fue una fiesta. Una fiesta de colegas, sobre todo.
No fue el concierto más masivo de estas dos bandas, ya que sólo se vendieron una treintena de entradas, y hubo momentos de crisis entre el público, ya que no se puede fumar en los pubs y el público punkrocker es bastante fumón, pero aún así se llevaron a cabo dos buenas actuaciones, con un sonido óptimo y con una serie de canciones comprometidas (cada grupo a su manera) y bien interpretadas.
Abrieron la velada los Gallinasa, que desgranaron su repertorio publicado en su disco «Generación de Cristal» como: «Mentirica», «Buñol se queja» (en versión Yatovera, dejando bien claro que «esto, con Sigarro, no pasaba), su gran proclama con aires de manifestación «Pajas y Porros», su mítico canto a la llamada católica «Mi Vocación» entre otras, y adelantaron temas de lo que será su próximo e inminente disco, «Fauna Rural», con canciones como «Pesao en barra», «El Diablo de Tasmania», «Dictadura» (dura me la pone tu vieja), o «El tiempo de los Idiotas», conocida popularmente como «Subnormal», en un claro alegato anti-bullying. Cabe mencionar una potente intro, con su descatalogado «Placa Placa» para protestar contra las macro plantas fotovoltaicas que nos han colado en Farrajón.
Tras esto, aparecieron en escena los torrentinos Blau Llàmpec, con una diana a pie de micro donde se podían lanzar dardos a las efigies de deleznables personajes de la vida política, como el gandul del jefe de Vox, o su majestad «el preparado», entre otros.
Desgranaron sus discos, repletos de funk, soul, pop, hard rock y blues, con temas combativos donde se puede uno imaginar el destino llameante de una deriva política tan chusca, la que tenemos. Señalando y combatiendo el fascismo como buenos partisanos de la música, sorprendieron al público, que, aunque escaso, supo apreciar el arte de esta banda, demostrándolo en la compra de discos y camisetas… Al menos, se pudieron pagar la gasolina y la cena.
Fue un pena la escasez de público, había más cosas, me suena que alguien dijo algo de los toros, pero mi cerebro elimina la información mierdosa y repugnante, como la de las fiestas taurinas.
Esperamos verles pronto por aquí, aunque los tiempos que se avecinan, en cuanto a la música en directo y el apoyo a los grupos, parece que vienen muy oscuros, por muchos factores…
Enrique Hernández Pérez
Yonki de la música