La caza es una de las aficiones que hoy mantiene el hombre, más arraigadas a los inicios del ser humano. El origen de la caza es casi tan antiguo como la existencia del humano en lo que fue la prehistoria e historia. Se considera que los primeros grupos humanos utilizaron un sistema de caza, pesca y recolección que fue muy eficiente para garantizar el poblamiento del planeta. Hoy en día, en muchas zonas del mundo, la caza se define como actividad cinegética, en la que mediante medidas de gestión, se establecen periodos de caza y modalidades para los distintos animales que se pueden abatir en esta actividad. Las modalidades se reparten en 2 grupos: Caza Menor y Caza Mayor.
La Caza Menor queda caracterizada por el tamaño de los animales a capturar y no estrictamente por la forma o la modalidad de la cacería. Se ejercita, pues, sobre piezas de pequeño tamaño tales como la perdiz, la liebre, el conejo, ciertas aves acuáticas, especies migratorias como el tordo, la paloma torcaz, la tórtola, etc. Sus principales modalidades son al salto, al paso y con reclamo.
La caza al salto, con o sin perro, es probablemente una de las modalidades más duras y esforzadas y más practicadas por los cazadores. El cazador en solitario avanza por el terreno levantando las piezas, siendo su conocimiento de los territorios, de las especies y de las reacciones de los animales, además de una buena preparación física, las claves de los resultados de la cacería.
La caza al paso, es especialmente ejercitada para la caza de palomas, tórtolas, zorzales y aves acuáticas. Los cazadores esperarán ocultos, perfectamente cubiertos y camuflados para no ser descubiertos, en puestos establecidos en el paso natural y querencioso de las aves mencionadas en sus distintas trayectorias hacia las zonas de alimentación, bebida, sesteo o dormidero.
En la caza con reclamo el reclamo, un macho de perdiz enjaulado, atraerá a sus congéneres salvajes durante el periodo del celo hasta entrar en plaza aproximadamente a unos quince metros del puesto del cazador. La jaula con el reclamo ha de colocarse sobre un pequeño promontorio consistente en alguna piedra o arbusto ligeramente elevado llamado “pulpitillo”. El elemento más importante de esta forma tradicional de caza no es tanto el lance final y el disparo como el comportamiento del reclamo.
La caza Mayor se caracteriza por el mayor tamaño de las piezas sobre las que se ejerce la acción cinegética y no en general por la forma o modalidad de la cacería. Se ejercita sobre una serie de especies como el jabalí, el corzo, el ciervo o venado, el gamo, el muflón, la Cabra Montés y el arrui. Sus principales modalidades son la batida, el rececho y la espera.
La batida admite numerosas similitudes con la montería tradicional española, aunque algunas diferencias la caracterizan como una modalidad distinta. La batida puede realizarse con o sin perros (a diferencia de la montería donde la utilización de rehalas es esencial) y el terreno o monte suele batirse en una sola dirección y hacia o en provecho de una sola línea o armada de cazadores. El terreno batido suele ser menor que en la montería así como el número de escopetas. En ocasiones, como se ha señalado, los perros son sustituidos por personas que profiriendo gritos y haciendo ruido tratan de conducir las piezas en su huida hacia la línea de cazadores. Jabalíes, zorros, lobos y ocasionalmente en algunas Comunidades venados, gamos o corzos constituyen piezas habituales en las batidas. El gancho, muy popular en nuestros montes, puede ser conceptuado como una pequeña batida practicada por unos pocos cazadores y con un escaso número de perros o incluso sin ellos.
El rececho, junto al aguardo, constituye probablemente una de las modalidades de la caza mayor en la que el cazador se integra más perfectamente en el entorno natural, ejercitando una acción individual en la que el aficionado, a pie, trata de localizar y aproximarse a las reses durante el día para realizar el disparo en las mejores condiciones una vez valorado el animal que va a intentar abatir. En España, y dadas las características del terreno y de la fauna que lo habita, la aproximación se realiza a partir de una visualización directa del animal, ayudándonos de prismáticos generalmente.
La espera es la modalidad más practicada para cazar el jabalí, especialmente durante los atardeceres y las noches de los meses de verano. Comprobadas las querencias, los pasos “fijos”, los lugares de alimento o baña de los animales, el cazador esperará oculto a una distancia prudencial teniendo siempre en cuenta la dirección y el sentido del viento. Esta modalidad requiere de una gran paciencia y silencio por parte de sus practicantes y es básicamente nocturna y solitaria por lo que las noches de luna llena son muy propicias para practicarla.
En Buñol existe una gran pasión por esta actividad cinegética, congregando a más de 400 socios que practican todas estas modalidades de caza. La Sociedad de Cazadores la Amistad es la que gestiona la actividad cinegética, coloca bebederos, realiza trabajos de limpieza de monte, siembras y regula los periodos de caza.
El pasado 1 de mayo comenzó la temporada de caza, dando paso a las esperas del jabalí. El día 4 de agosto comenzó la Media Veda y a la modalidad de caza al salto con perros y sin armas al conejo. El día 15 también comenzó la caza al paso de la paloma torcaz y la tórtola. El día 12 de octubre comenzó la Veda General, y las modalidades de caza al salto a la perdiz y conejo, al paso al tordo, la batida y ganchos al jabalí, finalizando el segundo domingo de febrero y dando por finalizada la temporada de caza.
Gabriel Ortiz García
Presidente Asociación de Cazadores La Amistad