Vivimos, sin duda, tiempos recios, tiempos de crisis. Es más, quizás todos los tiempos indefectiblemente sean, han sido y serán tiempos recios y de crisis, pero nadie podría negar que en los meses que estamos viviendo ésta se ha manifestado meridianamente clara en el planeta entero: crisis sanitaria, crisis económica, crisis cultural, crisis ecológica… A veces entendemos la palabra con un significado negativo pero…
Conceptual y etimológicamente está lejos de un valor negativo, proviene como tantas que usamos del griego clásico y estaría en el ámbito semántico de distinguir, resolver, separar, discernir… Su concepto no es, pues, negativo, más bien lo contrario, son espacios, bien en lo individual bien en lo colectivo, donde hay que resolver, discernir, separar, elegir… Son encrucijadas donde los patrones psicológicos, económicos, políticos, sociales vigentes no sirven para encarar las situaciones siempre cambiantes en las que la vida se manifiesta.
La reflexión, el criterio, el discernimiento, se hacen imprescindibles, y ahí entran los libros como contenedores de ideas, planteamientos, búsqueda de posibilidades, como elementos estimulantes para la reflexión, para la elección, para la acción. Dice el historiador Yuval Harari que el común de los ciudadanos no entra en la reflexión porque tienen cosas más acuciantes que hacer: trabajar, criar hijos, cuidar a sus mayores, sobreponerse a la enfermedad, a la inseguridad, al desamparo… pero las tantas cosas que las tantas personas debemos hacer mientras vivimos no deberían alejarnos de discernir separar, elegir, mantener parámetros que validen nuestros criterios y ahí entran los libros que me gustaría compartir para este propósito y en tiempos de crisis.
Precisamente de Yuval Harari sería bueno reseñar tres obras que forman un todo y cuya lectura es un estímulo al hilo de lo que arriba señalaba : Sapiens, Homo Deus y 21 lecciones para el siglo XXI. En Sapiens revisa el pasado humano y analiza cómo un simio insignificante acabó rigiendo el planeta. En Homo Deus explora el futuro de la vida a largo plazo y cómo los humanos podrían terminar convirtiéndose en el reflejo de los dioses por ellos creados y en las 21 lecciones nos sitúa en los varios frentes extraordinarios y delicadamente críticos que los colectivos humanos tenemos, no ya como colectivos aislados, sino como especie zoológica que somos: la disrupción tecnológica, la biotecnología, la inteligencia artificial, el cambio climático, la economía de consumo… Sin duda, no quedaremos impávidos tras su lectura.
La obra de Yuval Harari me hace pensar en el conocido ensayo de Jared Diamon Colapso: por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen, donde analiza diversos momentos de la historia en los que algunas sociedades sucumben y nos lleva en su última parte a una reflexión sobre la situación histórica de principios del siglo XXI donde “el colapso” dejaría de ser parcial pasando a ser global o planetario.
Y un quinto libro más para cerrar la propuesta: El planeta inhóspito, de David Wallace-Wells. En él encontramos un retrato certero y riguroso de hacia donde se dirige, en las condiciones del último siglo, el clima y por ende la vida, en la tierra. Podríamos pensar que es un libro apocalíptico, pero nada más lejos, es un libro donde Wallace-Wells nos incita a tomar conciencia de nuestro poder como cultura, como civilización, como especie, para que podamos mantener y cuidar el planeta tal cual lo que es: soporte imprescindible para que la preciosa vida humana se manifieste.
Ojalá los libros, ojalá la reflexión, ojalá la crisis, sirvan para que, como especie reinante en el planeta, podamos ayudar a que el equilibrio, la armonía y la sostenibilidad sean el sendero por el que estos simios rudimentarios, que por lo visto somos, transiten con decoro y conciencia el sendero sin sendero de la materia, el sendero sin sendero del tiempo, el sendero sin sendero de la vida.
Biblioteca Municipal
Amante del papel
