<<Nunca podrás recibir lo que no produces>>.
Con esta rotunda afirmación y una invitación a la reflexión sobre qué realidad deseas vivir en este nuevo año que ha comenzado, os doy las gracias por estar ahí, por seguir estos artículos y responder con tanto amor a la convocatoria -del pasado mes de diciembre- de generar una gran onda de PAZ para el Planeta. ¡Gracias por vuestra contribución! Ayudando al Planeta, ayudando a los demás, nos ayudamos a nosotros mismos, y de ahí la contundente afirmación que da inicio al artículo de este mes.
Sabido es que los polos magnéticos de la Tierra han experimentado un gran cambio en los últimos 20 años. Ello conlleva un cambio no solo de conciencia sino de adaptación a nivel físico a esta nueva vibración. Cambio que se refleja en los avances científicos (ciencia cuántica) y en el avance espiritual experimentado por una buena parte de la humanidad. Una parte de la humanidad que centra todas sus energías, toda su atención, todo su interés en armonizarse a sí mismo y a su entorno, en respetar a los demás, en crear aquellas iniciativas, aquellos caminos que nos lleven siempre a la concordia, a la unidad, y al sostenimiento de Gaia, nuestra Madre Tierra, que al fin de cuentas es quien nos da vida.
Quizá por la educación recibida tendemos a apreciar poco lo bueno (y es mucho) que tenemos en nuestras vidas o a nuestro alrededor y a inundarnos de negatividad cada vez que algo no sale como queremos o cada vez que las noticias de los telediarios inundan nuestras mentes de miedo y desánimo que además no nos dejan ver más allá.
Vivimos en un Universo en el que todo es energía y vibración (y de ello hemos venido hablando en esta columna desde su comienzo). Tomar plena consciencia de ello y de lo que supone ser energía en constante cambio y transmutación (la energía sigue al pensamiento) puede ayudarnos a crear una realidad completamente distinta en este año que ha comenzado. Nuestro mundo externo es un reflejo de nuestro mundo interno. Tenemos los gobiernos, las desigualdades, la contaminación, la insatisfacción y un largo etcétera que hemos generado nosotros desde una actitud materialista/mecanicista muy alejada de nuestro propio equilibrio como especie. Todo se genera en nuestro interior y cada individuo hace su aportación al Todo; en este caso al campo unificado de consciencia de nuestra especie. Así pues, estaría bien que con plena atención a nuestros actos empezáramos el 2016, primeramente, por liberar todo lo viejo que ya no nos sirve (creencias, militancias, traumas, estrés, emociones, hábitos y/o gente tóxicas…) y, a continuación, aunque ello nos lleve trabajo, polarizarnos en todo lo bueno que deseamos en nuestra vida y en nuestro entorno y empezar a generar bienestar. Desde la fluidez, las cosas positivas se acercarán mejor a tu vida (compruébalo por ti mismo: Ley de la atracción).
No es ninguna casualidad que el 2016 haya sido declarado por la ONU como el “Año Internacional de las Legumbres”. No es solamente una llamada al consumo de alimentos más saludables para el hombre, sino una llamada de atención a la necesaria reconexión con la Tierra. Hemos de cambiar urgentemente nuestros estilos de vida y hacerlos más sostenibles. En todo debemos buscar el punto de equilibrio: La tecnología debe estar a nuestro servicio, facilitarnos la vida y no esclavizarnos ni destruir la naturaleza (la mayoría de nuestros problemas son generados por romper los ciclos evolutivos de la naturaleza).
Yo elijo vivir el 2016 en la energía del respeto y el amor. Y tú ¿qué realidad deseas vivir en 2016? Recuerda que con tu realidad, afectas a la totalidad y, por ende, a ti mismo. Y recuerda también que todo es posible en el Universo.
¡Os deseo unas realidades en 2016 llenas de Amor!
“Conócete a ti mismo y conocerás el Universo”
Emi Zanón.
Escritora y Comunicadora de la Nueva Consciencia.
http://emizanonsimon.blogspot.com.es/
